«No es posible la vivencia de la fe fuera de la Iglesia»: Vicario de Arquidiócesis Primada de España
Toledo (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) El Vicario episcopal de Toledo, D. Emilio Palomo -esta semana y al día siguiente de que se entregase al Arzobispo D. Braulio Rodriguez Plaza las conclusiones de las II Jornadas de Pastoral de Toledo-, nos atiende para hacer un balance de lo que en su entender fue una gran experiencia y un gran impulso para la Nueva Evangelización en en la Archidiócesis Primada de España.
Gaudium Press – ¿Qué esperaban de las II Jornadas de Pastoral de Toledo?
D. Emilio Palomo – La intensa vivencia del pasado curso pastoral y la respuesta que hubo a las I Jornadas, nos hacía esperar un gran interés y fruto para las II Jornadas. El Plan Pastoral diocesano tiene como elementos claves para todos los años la iniciación cristiana, la familia y la nueva evangelización. El Plan ayuda enormemente a encomendar las intenciones y poder buscar con tiempo las ayudas que se consideran necesarias, como así ocurrió con don Guzmán Carriquiry. Ciertamente la elección del doctor D. Guzmán fue hecha por el Arzobispo D. Braulio Rodríguez Plaza prácticamente hace un año, poco después de concluir las anteriores, y para la elección fueron determinantes los aspectos que se quieren cuidar a lo largo de este curso en el que nos encontramos: la llamada a la santidad, la vocación laical, la conversión…
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D. Emilio Palomo junto al Prof. Guzmán Carriquiry,
Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina
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Esas claves se entienden muy bien cuando se cae en la cuenta que acabamos de celebrar el XXV aniversario de la Exhortación apostólica Christifideles laici. Esperábamos a D. Guzmán, este laico tan importante y querido en la Iglesia por el servicio y entrega que viene realizando desde hace más de cuarenta años, para que nos hablase de todo ello y ciertamente no hemos quedado defraudados, todo lo contrario, hemos sido edificados en Cristo a través de las palabras y los testimonios de estos días.
Además de las tres conferencias estaban de nuevo previstas diversas Experiencias, en esta ocasión en torno al evangelio de la vida, oratorios con niños y la religiosidad popular fuente de caridad, y han supuesto que más de 200 personas eligiesen conocer y participar en cada una de ellas. Estas experiencias venidas de fuera de nuestra diócesis han sido coordinadas por las Delegaciones de Familia y Vida, Vicaría de Iniciación cristiana y Nueva evangelización y Delegación de Religiosidad popular respectivamente. Deseábamos realizar unos los Círculos de reflexión para compartir y poder sacar conclusiones de todo lo escuchado, y han cubierto las expectativas.
De estas II Jornadas también esperábamos que de nuevo el arte, la historia de la ciudad de Toledo, la cultura cristiana, fuese un medio de nueva evangelización, y de nuevo así ha sido, en esta ocasión «de la mano» de El Greco, justamente en el comienzo del IV centenario de su muerte. El itinerario catequético preparado por la Vicaría de la Cultura ha sido también muy valorado por los participantes.
GP – ¿Cómo ha sido la participación de la Iglesia que peregrina en Toledo en las II Jornadas de Pastoral de la Archidiócesis Primada?
D. Emilio – La participación ha sido magnífica, con más de 700 personas presentes en el Salón de actos (completo totalmente en toda su capacidad), y además seguido en directo a través de la radio y televisión diocesanas por cientos de personas que desde sus casas también han podido participar. Ha sido genial. La Iglesia que peregrina en Toledo está viviendo un momento de gran impulso suscitado por nuestro Pastor y su obispo auxiliar. Todos sabemos que no es fácil lograr grandes participaciones para acciones de este tipo. Igualmente no es nada fácil suscitar el compromiso. Pues bien, las II Jornadas de Pastoral no sólo han convocado a ese gran número de personas, tal vez sea más significativo decir que estaban presentes más de 90 parroquias de la archidiócesis; que todos los movimientos apostólicos que están presentes en la diócesis estaban representados; un centenar de sacerdotes, además de los religiosos y religiosas; y numerosas cofradías y hermandades.
GP – El ponente, D. Guzmán Carriquiry lanzó varios retos al auditorio para no hacer más de lo mismo. ¿Cree Ud. que a partir de ahora nuestro laicado tomará más consciencia de que urge un testimonio que llegue a los más alejados?
D. Emilio – La presencia de D. Guzmán Carriquiry entre nosotros ha supuesto escuchar con enorme pasión continuas alusiones y anécdotas de los pontífices con los que él ha trabajado y sigue haciéndolo: palabras de Pablo VI en el Concilio Vaticano II o en Evangelii nuntiandi; de Juan Pablo II en multitud de textos y sobre todo de Benedicto XVI y el Papa Francisco. Han sido continuas las alusiones a Evangelii gaudiumy los retos de los que él se hacía eco los encontramos en la exhortación.
Una vez concluidas las Jornadas los testimonios han sido muy elocuentes al mostrar gran ilusión y ánimo para examinar nuestros modos de hacer apostolado, revisar acciones, etc. y sobre todo salir de nosotros mismos. Comparto un whatsapp de los muchos recibidos y que me envió un sacerdote: «Enhorabuena por las jornadas, felicidades a la organización. De aquí, muy contentos. Esta semana revisamos y tomamos ideas para evangelizar. Ha servido muy bien para hacer parroquia». Un dato de esa parroquia, han acudido 18 personas, el año pasado eran menos de la mitad.
GP – El Arzobispo D. Braulio recordó que más que una reconquista de lo que se trata es de descubrir nuevos horizontes de evangelización, pero siempre con consciencia de pertenencia a la Iglesia. ¿Comparte esta visualización?
D. Emilio – Ciertamente lo comparto, al igual que los participantes en las Jornadas; de hecho fueron muy aplaudidas por los participantes esas palabras del Arzobispo D. Braulio: «La nueva evangelización no es una»reconquista», un intento de recobrar territorios perdidos. Se trata de horizontes nuevos, abiertos por una mayor conciencia de la radicalidad de la vida bautismal, sea uno obispo o fontanero, monja o madre de familia, cardenal o camionero. Todos discípulos de Cristo, cada uno según su estado de vida. Llamados todos a la fecundidad del testimonio y a sus aprietos, constatando siempre que existe una dinámica en la historia que nos pone de manifiesto Jesucristo en la parábola del trigo y la cizaña». «Pero la Iglesia siempre afirmará la omnipotencia divina que salvará a la humanidad, como garantía de la libertad del hombre, porque nuestro Dios siempre está y estará con nosotros y hace de nosotros el templo de su gloria, nos ofrecerá el Padre a Cristo salvador, que nos pide entrar en nuestra casa y cenar con nosotros».
GP – ¿Cuáles son algunas de las conclusiones de estos días?
Permítame decir en primer lugar que se han cumplido las palabras del Papa Francisco cuando dice en Evangelii gaudium nº77, que necesitamos crear espacios motivadores y sanadores, espacios para que los agentes de pastoral compartan retos, preguntas, experiencias, etc., ciertamente así ha ocurrido con estas Jornadas. Y para que eso sea así insiste el Papa que se necesita espacio también para la oración y la celebración de la fe: por eso un momento muy importante fue la celebración de la Misa en rito hispano-mozárabe en la Catedral Primada el domingo por la mañana, y los diversos momentos de oración que a lo largo de las Jornadas ha habido preparados por la Delegación de Liturgia y la de Juventud.
Me pegunta por conclusiones, pues bien, como le decía antes, hemos tenido tiempo para unos Círculos de reflexión. Se hicieron cinco Círculos que tenían como guía las conferencias de D. Guzmán Carriquiry. A la luz de lo expuesto por él se trataba de reflexionar y ver las aplicaciones que podemos sacar para nuestras realidades. Así ha sido, y con todo lo expuesto se han elaborado diez conclusiones:
1. Todos los bautizados estamos llamados a la santidad. Ésta no ha de ser vista como una meta reservada a élites cualificadas, sino como una exigencia para cada uno de los hombres y mujeres que formamos la Iglesia, que se deriva de un encuentro personal: «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Deus Caritas Est, 1). Cada bautizado ha de vivir plenamente la vocación a la que el Señor le ha llamado como concreción de la vocación universal a la santidad.
2. La Iglesia, pues, necesita que sus miembros -sacerdotes, seglares y religiosos-seamos santos. No podemos vivir de la herencia del pasado. Desde el encuentro personal con Jesucristo, en constante proceso de conversión, hemos de ser signo de contradicción para el mundo. Lo católico no puede ser nunca el adjetivo en los bautizados. Lo católico debe ser nuestro sustantivo, pues es lo que nos define.
3. En este sentido, la vocación laicalha de ser vista por todos y vivida por los fieles como una auténtica vocación, propiamente tal y plenamente digna, que tiene en el mundo el lugar teológico para su realización. No se trata con ello de reivindicar el papel de los laicos en el interior de la Iglesia, sino de promover activamente la vocación laical para que los seglares adquiramos conciencia de su significado y alcance. En este sentido, resulta fundamental proponerla en positivo: el título que tenemos los seglares es el de Christifideles Laici, es decir, laicos fieles en Cristo.
4. Es por ello que debemos entender nuestro papel en la Iglesia y en el mundo desde la corresponsabilidad. En esta tarea resulta fundamental la labor de acompañamiento del Sacerdote. Sacerdote y seglar se enriquecen mutuamente: el sacerdote, como pastor, ayuda a los fieles laicos en el descubrimiento y vivencia de su vocación; y los fieles laicos animan al Sacerdote a crecer en su identificación con Jesucristo, el Buen Pastor.
5. La formación es el principal instrumento de promoción de la vocación laical y de transformación interior de los fieles laicos. La formación jamás ha de ser entendida como información, sino como conformación de nuestra vida con Jesucristo. Precisamente por ello, la formación ha de ser siempre integral y permanente, vivida como un proceso, un itinerario personal y comunitario de progresiva identificación con Jesucristo, que integra como elementos imprescindibles la Palabra, los Sacramentos, la Oración y el Estudio. Un proceso que ha de tener como columna vertebral la iniciación cristiana. A ello ayuda eficazmente la incorporación a un grupo de formación, sea en la Parroquia o en una Asociación o Movimiento. En el Itinerario de Formación Cristiana para Adultos de la Conferencia Episcopal Española tenemos un instrumento muy completo para asumir este reto.
6. Nos encontramos en un momento de emergencia educativa. Debemos ser capaces de comunicar las razones de la fe que profesamos, pero ello exige conocer y hacer vida esa fe. No basta con defenderse, con realizar discursos piadosos, ni con reproducir literalmente el mensaje cristiano. Hemos de ser capaces de superar la separación entre la fe y la vida y, desde la progresiva identificación con Jesucristo, transmitir la experiencia de la novedad de vida a quienes están a nuestro lado. El camino no ha de ser el proselitismo, sino la atracción por la novedad del mensaje cristiano, la fascinación del encuentro con Cristo y el calor de la comunidad eclesial.
7. Puede decirse por ello que la formación conduce, con naturalidad, al apostolado. La vocación cristiana es vocación a la misión, lo cual se traduce en el compromiso personal y comunitario con la evangelización, que debe ser entendida como servicio a las personas y ayuda para la construcción del bien común de la sociedad.
8. Estamos asistiendo al inicio de nueva fase misionera de la Iglesia, que debe estar caracterizada por la presencia evangelizadora de sus miembros en la sociedad, con cinco ámbitosprioritarios: matrimonio y familia, educación, trabajo, cultura y política. Y, junto con ello, por la presencia consoladora en las fronteras existenciales de la pobreza, el sufrimiento, la pérdida del sentido de la vida. No en vano, «la vocación de los fieles laicos a la santidad implica que la vida según el Espíritu se exprese particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas»(CfL, 17).
9. No es posible la vivencia de la fe fuera de la Iglesia. Todos somos contemporáneos en Cristo gracias a ella. Todos somos uno por medio de ella. Debemos incorporarnos a la Iglesia, en el sentido de hacernos cuerpo con ella, ser piedras vivas que la sostengan y ayuden en la realización de su misión. La pertenencia a un Movimiento o Asociación ayuda a vivir la comunión eclesial y la unidad en Cristo y otorga eficacia al apostolado.
10. Éste es nuestro reto: vivir la llamada a la santidad, desde nuestra pertenencia en la Iglesia, como un proceso de progresiva configuración con Jesucristo para ser discípulos misioneros en medio del mundo. Todo ello, siendo conscientes de que «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». (EG 1).
Gaudium Press / José Alberto Rugeles
Cardenal Rovert Sarha: “Los nuevos tipos de pobreza son una consecuencia de la sistemática destrucción de la familia”
Noticias religiosas - archivo¿Cómo nació su vocación?
Mi vocación está muy ligada a la obra de los misioneros. Gracias a la presencia de los Padres de la Congregación del Espíritu Santo nuestro territorio ha conocido a Jesús. Gracias a ellos he comprendido que Jesús me llamaba para servirle en su viña como sacerdote. Yo soy hijo único y, como era monaguillo, iba a misa a diario, a las 6 de la mañana y ayudaba al sacerdote misionero en la celebración de la misa. Un día, el misionero me preguntó si quería ser sacerdote como él. A aquella pregunta contesté inmediatamente que sí; que me hubiera gustado mucho estar tan cerca del Señor y hacer que mucha gente le conociera. Cuando volví a mi casa le dije a mi madre que quería ser sacerdote, al igual que el misionero. Enseguida mi madre me hizo notar que tal vez no iba a ser posible porque nunca se había visto un sacerdote africano en la aldea, y que mi deseo era una locura. Mi padre también opinaba lo mismo, pero al final después de comprobar que mi locura me había sido comunicada por el Padre misionero dieron su consentimiento y me permitieron entrar en el seminario, donde he madurado, aún más, mi idea de responder a la llamada del Señor y ofrecerle toda mi vida.
¿Qué recuerdos tiene del periodo de formación antes de ordenarse sacerdote, en Francia, Senegal, Roma y Jerusalén?
El tiempo del seminario ha sido muy importante para mi vida aunque no siempre muy fácil. Físicamente era un poco frágil y propenso a enfermar, pero a pesar de ello continué, con la ayuda del Señor, y permanecí en el seminario. En aquella época se necesitaban las tres S para continuar en el seminario: salud, ciencia (scienza) y santidad. Me faltaban las tres. A mis padres no les dije nada sobre el hecho que durante el primer año de seminario no me había encontrado bien, porque estaba seguro que habrían intentado convencerme de que volviera a casa, mientras que era mi deseo continuar mi formación en el seminario. En el seminario mayor de Nancy (Francia) pude conocer a muchas personas que me ayudaron a estrechar mi relación de amistad con Dios. En modo particular he sido feliz con el padre espiritual, gracias al cual he continuado en el camino vocacional consiguiendo superar las dificultades que la vida nos puede presentar. Me ordenaron sacerdote el 20 de julio de 1969, el mismo día en que los astronautas americanos pisaron el suelo de la luna. Enseguida después de mi ordenación el obispo me envió a Roma y a Jerusalén para la licenciatura en Teología y Sagrada Escritura. A través del estudio, pero también de la meditación, de la Palabra de Dios y el apoyo de tantas personas mi vida espiritual ha crecido mucho. En Roma pude estrechar lazos de amistad con un hombre santo, tal era el cardenal Gantin, que como un padre siempre me apoyó y ayudó en el camino de la fe. También tuve la gracia de poder continuar el estudio de las Sagradas Escrituras en Jerusalén, una gran suerte que me dio la posibilidad de conocer y vivir en esos lugares donde Jesús vivió, y todo ello resultó ser muy fructuoso para mi sacerdocio.
Cuando recibió la ordenación episcopal, se convertía en el obispo más joven del mundo, con 34 años de edad. ¿Cómo vivió ese momento? ¿A qué “miedos” se enfrentó?
No puedo negar que, cuando recibí la noticia que había sido escogido por el Santo Padre para ser obispo, pensé que no estaría a la altura, porque era muy joven y, además, Guinea estaba viviendo un período muy difícil. De hecho, en mi país había un régimen comunista y dictatorial que persiguió mucho a la Iglesia. Por ejemplo, el obispo, Mons. Marie Raymond Tchidimbo, mi predecesor, estuvo en la cárcel durante más de diez años. Aunque me nombró obispo el papa Pablo VI en el mes de abril de 1978, pero mi nombramiento episcopal no fue del agrado del Gobierno, y sólo después de algunos años, y de varios meses de diálogo con la Santa Sede, dieron el consentimiento a mi ordenación episcopal. Fue Juan Pablo II quien confirmó mi nombramiento en 1979. Puedo afirmar que, precisamente en ese clima de persecución, mi relación con el Señor creció mucho, y siempre he sentido su paterna presencia y su constante apoyo. En mi piel he verdaderamente experimentado que sin el Señor no podemos hacer nada. Es él el Obispo que está dentro de nosotros. Es él, si somos dóciles, el pastor que está dentro de nosotros.
En octubre de 2001, Juan Pablo II le nombró secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Háblenos del trabajo que allí desarrolló.
Durante nueve años he tenido la posibilidad de prestar mi humilde servicio en la Congregación para la Evangelización de los pueblos, donde he constatado el deseo de muchas poblaciones de conocer a Jesús, de ser guiadas por la luz de su Evangelio y de ser saciadas por el manantial de su amor que brota de su corazón atravesado. Estaba ocupado todos los días en mantener las relaciones con los países de las misiones que intentábamos ayudar también desde el punto de vista económico. En modo particular la acción de la Congregación para la Propaganda Fide estaba dirigida al anuncio del evangelio y, para que ello fuera posible nos dedicábamos también a la formación de los futuros presbíteros y también a la de los laicos. De hecho en Roma la Congregación gestiona el Pontificio Colegio Urbano, que se ocupa de la formación de los futuros sacerdotes, el Colegio San Pedro Apóstol y el Colegio San Pablo Apóstol para los sacerdotes y el Colegio Pablo VI para las religiosas. Gracias al tiempo transcurrido en Propaganda Fide he podido constatar el enorme crecimiento de la Iglesia en los países de las misiones y comprender mejor la inseparable relación que existe entre la evangelización y la caridad. No es posible anunciar realmente a Cristo sin acoger también las necesidades materiales de las personas. Pero, por otro lado, no se puede ayudar al hombre sólo desde el punto de vista material, porque cada hombre también tiene una necesidad espiritual, por lo tanto se ayuda realmente a una persona cuando le donamos a Jesús, que es la verdadera riqueza y la verdadera salvación del mundo.
En febrero de 2013 viajó a Jordania para visitar a los refugiados sirios en el país. ¿Cómo ve la situación que allí se está viviendo? ¿Cuál cree que es la solución? ¿Qué actitud debe tener la comunidad internacional?
La guerra siempre produce destrucción y muerte. En aquellos territorios he notado un ambiente atormentado por los conflictos bélicos y también los rostros de las personas muestran un gran sufrimiento, además de muchas cicatrices. Cuando visité un campo de refugiados me conmovió una joven mujer árabe musulmana que me llevó a su bebé de cuatro meses diciéndome: cójalo, cójalo y sálvelo de esta trágica guerra. Los refugiados viven en condiciones humanamente deporables. No viven en cómodas casas, sino en tiendas y chabolas, y cuando llueve es verdaderamente difícil vivir en ellas. El trabajo que los diferentes organismos caritativos católicos y no católicos están llevando a cabo es extraordinario. Estoy convencido de que la única manera de superar las dificultades es trabajar para que la guerra acabe. En tanto que haya guerra será incluso difícil prestar ayuda humanitaria. La comunidad internacional debe cada vez más intentar favorecer un diálogo que poco a poco pueda ayudar a poner fin al conflicto, aunque esto no es fácilmente alcanzable porque esta guerra, como todas las guerras, está causada por los intereses y el poder. La destrucción humana, el sufrimiento de las familias separadas, de los niños sin escuela y sin futuro es la más terrible tragedia para los sirios.
En el texto que escribió como introducción para las Cartas Pastorales de Manos Unidas de 2013, usted hablaba del “largo camino que tenemos que recorrer en nuestras sociedades para que se produzca la igualdad deseada” entre hombre y mujer. ¿Cuál es esa verdadera igualdad? ¿Qué pasos son necesarios ya?
En la introducción a las cartas Pastorales de Manos Unidas, indicaba la base teológica sobre la que se basa esta igualdad: Dios ha creado el hombre y la mujer a su imagen y semejanza. Hay que partir de este concepto para entender que Dios concibe el hombre y la mujer como dos seres complementarios en sus diferencias y al mismo tiempo, de igual dignidad, llamados a vivir su vida como donación al otro. El pecado original ha creado una diferencia que no existía en el momento de la creación. Por esta razón hablo de largo camino, porque el camino que hay que recorrer es el del cambio de corazón, lo que llamamos, la conversión.
En ese mismo texto, citaba los “nuevos tipos de pobreza” que se están desarrollando. ¿Cuáles son? ¿Qué se debe hacer para combatirlos?
Los nuevos tipos de pobreza son una consecuencia de la sistemática destrucción de la familia. Y los vemos constantemente en nuestras sociedades, sobre todo occidentales: los ancianos solos y abandonados, los hijos que ven el drama de la separación de los padres, los hombres y mujeres que, después de una separación, viven en soledad, el drama del aborto etc. Con otras palabras el Papa Francisco llama a estos nuevos tipos de pobreza “la cultura del descarte”, por la cual la sociedad descarta aquellos sujetos más débiles e indefensos en aras de un progreso material.
En octubre de 2013 pasó por Madrid para participar en el encuentro de consiliarios de Manos Unidas que tiene lugar cada año. En una de sus dos ponencias, habló del Motu Proprio de Benedicto XVI sobre la Caridad. ¿Qué debe significar éste para la vida de los laicos?
Con el Motu Proprio Intime Natura Ecclesie el Santo Padre ha querido, de hecho, hacer explícitos, desde un punto de vista canónico, algunos puntos que se refieren a su reflexión teológico-pastoral, contenida en particular en la encíclica DCE. A través de dicha normativa el Papa ha querido subrayar que la verdadera naturaleza de la Iglesia se expresa en la caridad. El obispo, es el primer responsable de la caridad en su propia diócesis, y como dice el documento también es “pastor, guía y primer responsable” del servicio de la caridad. Entre todas las tareas ligadas a este ministerio está la de animar a los feligreses a vivir una caridad activa y de participar a la misión de la Iglesia (art. 4). Además, es tarea del obispo promover la creación en cada parroquia de una Cáritas u organismo similar que desarrolle, entre otras cosas, una función pedagógica en la comunidad parroquial. Es importante recordar que el obispo tiene el deber de pedir a la autoridad pública la garantía para la Iglesia de ejercer libremente la caridad, además del hecho que él mismo es el que garantiza que serán respetadas las leyes civiles por parte de los organismos (art. 5). Esta nueva normativa por tanto será de ayuda también para los laicos, porque tendrán la seguridad de poder contar con su propio obispo come referente último para poder vivir el servicio de la caridad de manera conforme al evangelio.
¿Cómo debe ser la labor, según su opinión y experiencia, de las instituciones caritativas de la Iglesia y de los que en ellas trabajan?
Estoy muy agradecido a Benedicto XVI que con su primera encíclica Deus Caritas Est nos ha presentado de manera detallada cuál debe ser el perfil de la actividad caritativa de la Iglesia. En el nº 31 de hecho subraya que la iglesia, viviendo la caridad, debe mantener todo su esplendor sin disolverse en la común organización asistencial. Según la invitación del Papa, y que también he comprobado con mi experiencia, es importante que la Iglesia tenga presente el modelo ofrecido por la parábola del Buen Samaritano, porque la caridad cristiana es simplemente la respuesta a lo que, en una determinada situación, constituye la necesidad inmediata: los hambrientos deben ser saciados, los desnudos deben ser vestidos, los enfermos curados, etc. Los que trabajan al servicio de la caridad deben ser formados para que hagan lo justo en el modo justo, teniendo en cuenta que están prestando ayuda a seres humanos que necesitan siempre algo más que un cuidado sólo técnicamente correcto. Necesitan humanidad. Necesitan la atención del corazón. Además, para ofrecer un servicio de caridad debe predominar la gratuidad. Los que trabajan al servicio de la caridad no deben ser guiados por un segundo fin, sino por el ejemplo de Cristo de abrazar gratuitamente la necesidad del otro para hacerle presente el reino de Dios.
En 2014, en Manos Unidas cerramos un ciclo de trabajo alrededor de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. ¿Qué opina de ellos?
Sin lugar a dudas el esfuerzo que las Naciones Unidas están haciendo para lograr un mundo más justo y solidario merece nuestro apoyo, pero tengo que decir que la agenda de la Iglesia no es ni puede ser la agenda de las Naciones Unidas, porque como usted bien sabe, no todo lo que propugnan las Naciones Unidas está en sintonía con el Magisterio de la Iglesia. Hay que saber, como cristianos, discernir. No digo que no haya que colaborar, sino que tenemos que llevar a estas instituciones internacionales la voz de la Iglesia y la antropología que la Iglesia defiende, su visión cristiana del hombre y de la mujer. Espero, por otra parte, que las reflexiones que se harán al final del proyecto sobre los resultados de esta iniciativa, tengan en cuenta el verdadero desarrollo integral de la persona, que ya auspiciaba el Papa Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio. La Iglesia piensa que el verdadero desarrollo de los pueblos no puede reducirse a un bienestar material.
Y en 2014, en concreto, trabajaremos el ODM bajo el lema “Un mundo nuevo, proyecto común” y el prisma de la esperanza, la fraternidad, la lógica del don y la necesidad de volver a poner a la persona como el centro del desarrollo. ¿Qué consejos nos puede dar?
No existe verdadero progreso, como decía antes, si no ponemos a la persona en el centro de nuestras acciones. Pero insisto en el concepto de desarrollo integral de la persona, que me parece una gran contribución de la Iglesia en este campo. El hombre posee una dimensión espiritual que conforma su ser hombre y mujer. El verdadero desarrollo consiste en dar al hombre la posibilidad de crecer en todos los ámbitos de su existencia. En este trabajo está la Iglesia y Manos Unidas, como expresión de la Iglesia española, que ayuda a las Iglesias hermanas más necesitadas, en el trabajo de promoción humana integral y de evangelización.
(Entrevista realizada por Pilar Seidel, del departamento de Comunicación de los Servicios Centrales de Manos Unidas)
Fuente:: SIC
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Presentación en Roma del libro “Mártires del siglo XX en España. 11 santos y 1512 beatos”, de Vicente Cárcel
Noticias religiosas - archivoFuente:: SIC
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No es posible la vivencia de la fe fuera de la Iglesia : Vicario de Arquidiócesis Primada de España
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Toledo (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) El Vicario episcopal de Toledo, D. Emilio Palomo -esta semana y al día siguiente de que se entregase al Arzobispo D. Braulio Rodriguez Plaza las conclusiones de las II Jornadas de Pastoral de Toledo-, nos atiende para hacer un balance de lo que en su entender fue una gran experiencia y un gran impulso para la Nueva Evangelización en en la Archidiócesis Primada de España.
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D. Emilio Palomo – La intensa vivencia del pasado curso pastoral y la respuesta que hubo a las I Jornadas, nos hacía esperar un gran interés y fruto para las II Jornadas. El Plan Pastoral diocesano tiene como elementos claves para todos los años la iniciación cristiana, la familia y la nueva evangelización. El Plan ayuda enormemente a encomendar las intenciones y poder buscar con tiempo las ayudas que se consideran necesarias, como así ocurrió con don Guzmán Carriquiry. Ciertamente la elección del doctor D. Guzmán fue hecha por el Arzobispo D. Braulio Rodríguez Plaza prácticamente hace un año, poco después de concluir las anteriores, y para la elección fueron determinantes los aspectos que se quieren cuidar a lo largo de este curso en el que nos encontramos: la llamada a la santidad, la vocación laical, la conversión…
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Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina
Esas claves se entienden muy bien cuando se cae en la cuenta que acabamos de celebrar el XXV aniversario de la Exhortación apostólica Christifideles laici. Esperábamos a D. Guzmán, este laico tan importante y querido en la Iglesia por el servicio y entrega que viene realizando desde hace más de cuarenta años, para que nos hablase de todo ello y ciertamente no hemos quedado defraudados, todo lo contrario, hemos sido edificados en Cristo a través de las palabras y los testimonios de estos días.
Además de las tres conferencias estaban de nuevo previstas diversas Experiencias, en esta ocasión en torno al evangelio de la vida, oratorios con niños y la religiosidad popular fuente de caridad, y han supuesto que más de 200 personas eligiesen conocer y participar en cada una de ellas. Estas experiencias venidas de fuera de nuestra diócesis han sido coordinadas por las Delegaciones de Familia y Vida, Vicaría de Iniciación cristiana y Nueva evangelización y Delegación de Religiosidad popular respectivamente. Deseábamos realizar unos los Círculos de reflexión para compartir y poder sacar conclusiones de todo lo escuchado, y han cubierto las expectativas.
De estas II Jornadas también esperábamos que de nuevo el arte, la historia de la ciudad de Toledo, la cultura cristiana, fuese un medio de nueva evangelización, y de nuevo así ha sido, en esta ocasión «de la mano» de El Greco, justamente en el comienzo del IV centenario de su muerte. El itinerario catequético preparado por la Vicaría de la Cultura ha sido también muy valorado por los participantes.
GP – ¿Cómo ha sido la participación de la Iglesia que peregrina en Toledo en las II Jornadas de Pastoral de la Archidiócesis Primada?
D. Emilio – La participación ha sido magnífica, con más de 700 personas presentes en el Salón de actos (completo totalmente en toda su capacidad), y además seguido en directo a través de la radio y televisión diocesanas por cientos de personas que desde sus casas también han podido participar. Ha sido genial. La Iglesia que peregrina en Toledo está viviendo un momento de gran impulso suscitado por nuestro Pastor y su obispo auxiliar. Todos sabemos que no es fácil lograr grandes participaciones para acciones de este tipo. Igualmente no es nada fácil suscitar el compromiso. Pues bien, las II Jornadas de Pastoral no sólo han convocado a ese gran número de personas, tal vez sea más significativo decir que estaban presentes más de 90 parroquias de la archidiócesis; que todos los movimientos apostólicos que están presentes en la diócesis estaban representados; un centenar de sacerdotes, además de los religiosos y religiosas; y numerosas cofradías y hermandades.
GP – El ponente, D. Guzmán Carriquiry lanzó varios retos al auditorio para no hacer más de lo mismo. ¿Cree Ud. que a partir de ahora nuestro laicado tomará más consciencia de que urge un testimonio que llegue a los más alejados?
D. Emilio – La presencia de D. Guzmán Carriquiry entre nosotros ha supuesto escuchar con enorme pasión continuas alusiones y anécdotas de los pontífices con los que él ha trabajado y sigue haciéndolo: palabras de Pablo VI en el Concilio Vaticano II o en Evangelii nuntiandi; de Juan Pablo II en multitud de textos y sobre todo de Benedicto XVI y el Papa Francisco. Han sido continuas las alusiones a Evangelii gaudiumy los retos de los que él se hacía eco los encontramos en la exhortación.
Una vez concluidas las Jornadas los testimonios han sido muy elocuentes al mostrar gran ilusión y ánimo para examinar nuestros modos de hacer apostolado, revisar acciones, etc. y sobre todo salir de nosotros mismos. Comparto un whatsapp de los muchos recibidos y que me envió un sacerdote: «Enhorabuena por las jornadas, felicidades a la organización. De aquí, muy contentos. Esta semana revisamos y tomamos ideas para evangelizar. Ha servido muy bien para hacer parroquia». Un dato de esa parroquia, han acudido 18 personas, el año pasado eran menos de la mitad.
GP – El Arzobispo D. Braulio recordó que más que una reconquista de lo que se trata es de descubrir nuevos horizontes de evangelización, pero siempre con consciencia de pertenencia a la Iglesia. ¿Comparte esta visualización?
D. Emilio – Ciertamente lo comparto, al igual que los participantes en las Jornadas; de hecho fueron muy aplaudidas por los participantes esas palabras del Arzobispo D. Braulio: «La nueva evangelización no es una»reconquista», un intento de recobrar territorios perdidos. Se trata de horizontes nuevos, abiertos por una mayor conciencia de la radicalidad de la vida bautismal, sea uno obispo o fontanero, monja o madre de familia, cardenal o camionero. Todos discípulos de Cristo, cada uno según su estado de vida. Llamados todos a la fecundidad del testimonio y a sus aprietos, constatando siempre que existe una dinámica en la historia que nos pone de manifiesto Jesucristo en la parábola del trigo y la cizaña». «Pero la Iglesia siempre afirmará la omnipotencia divina que salvará a la humanidad, como garantía de la libertad del hombre, porque nuestro Dios siempre está y estará con nosotros y hace de nosotros el templo de su gloria, nos ofrecerá el Padre a Cristo salvador, que nos pide entrar en nuestra casa y cenar con nosotros».
GP – ¿Cuáles son algunas de las conclusiones de estos días?
Permítame decir en primer lugar que se han cumplido las palabras del Papa Francisco cuando dice en Evangelii gaudium nº77, que necesitamos crear espacios motivadores y sanadores, espacios para que los agentes de pastoral compartan retos, preguntas, experiencias, etc., ciertamente así ha ocurrido con estas Jornadas. Y para que eso sea así insiste el Papa que se necesita espacio también para la oración y la celebración de la fe: por eso un momento muy importante fue la celebración de la Misa en rito hispano-mozárabe en la Catedral Primada el domingo por la mañana, y los diversos momentos de oración que a lo largo de las Jornadas ha habido preparados por la Delegación de Liturgia y la de Juventud.
Me pegunta por conclusiones, pues bien, como le decía antes, hemos tenido tiempo para unos Círculos de reflexión. Se hicieron cinco Círculos que tenían como guía las conferencias de D. Guzmán Carriquiry. A la luz de lo expuesto por él se trataba de reflexionar y ver las aplicaciones que podemos sacar para nuestras realidades. Así ha sido, y con todo lo expuesto se han elaborado diez conclusiones:
1. Todos los bautizados estamos llamados a la santidad. Ésta no ha de ser vista como una meta reservada a élites cualificadas, sino como una exigencia para cada uno de los hombres y mujeres que formamos la Iglesia, que se deriva de un encuentro personal: «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Deus Caritas Est, 1). Cada bautizado ha de vivir plenamente la vocación a la que el Señor le ha llamado como concreción de la vocación universal a la santidad.
2. La Iglesia, pues, necesita que sus miembros -sacerdotes, seglares y religiosos-seamos santos. No podemos vivir de la herencia del pasado. Desde el encuentro personal con Jesucristo, en constante proceso de conversión, hemos de ser signo de contradicción para el mundo. Lo católico no puede ser nunca el adjetivo en los bautizados. Lo católico debe ser nuestro sustantivo, pues es lo que nos define.
3. En este sentido, la vocación laicalha de ser vista por todos y vivida por los fieles como una auténtica vocación, propiamente tal y plenamente digna, que tiene en el mundo el lugar teológico para su realización. No se trata con ello de reivindicar el papel de los laicos en el interior de la Iglesia, sino de promover activamente la vocación laical para que los seglares adquiramos conciencia de su significado y alcance. En este sentido, resulta fundamental proponerla en positivo: el título que tenemos los seglares es el de Christifideles Laici, es decir, laicos fieles en Cristo.
4. Es por ello que debemos entender nuestro papel en la Iglesia y en el mundo desde la corresponsabilidad. En esta tarea resulta fundamental la labor de acompañamiento del Sacerdote. Sacerdote y seglar se enriquecen mutuamente: el sacerdote, como pastor, ayuda a los fieles laicos en el descubrimiento y vivencia de su vocación; y los fieles laicos animan al Sacerdote a crecer en su identificación con Jesucristo, el Buen Pastor.
5. La formación es el principal instrumento de promoción de la vocación laical y de transformación interior de los fieles laicos. La formación jamás ha de ser entendida como información, sino como conformación de nuestra vida con Jesucristo. Precisamente por ello, la formación ha de ser siempre integral y permanente, vivida como un proceso, un itinerario personal y comunitario de progresiva identificación con Jesucristo, que integra como elementos imprescindibles la Palabra, los Sacramentos, la Oración y el Estudio. Un proceso que ha de tener como columna vertebral la iniciación cristiana. A ello ayuda eficazmente la incorporación a un grupo de formación, sea en la Parroquia o en una Asociación o Movimiento. En el Itinerario de Formación Cristiana para Adultos de la Conferencia Episcopal Española tenemos un instrumento muy completo para asumir este reto.
6. Nos encontramos en un momento de emergencia educativa. Debemos ser capaces de comunicar las razones de la fe que profesamos, pero ello exige conocer y hacer vida esa fe. No basta con defenderse, con realizar discursos piadosos, ni con reproducir literalmente el mensaje cristiano. Hemos de ser capaces de superar la separación entre la fe y la vida y, desde la progresiva identificación con Jesucristo, transmitir la experiencia de la novedad de vida a quienes están a nuestro lado. El camino no ha de ser el proselitismo, sino la atracción por la novedad del mensaje cristiano, la fascinación del encuentro con Cristo y el calor de la comunidad eclesial.
7. Puede decirse por ello que la formación conduce, con naturalidad, al apostolado. La vocación cristiana es vocación a la misión, lo cual se traduce en el compromiso personal y comunitario con la evangelización, que debe ser entendida como servicio a las personas y ayuda para la construcción del bien común de la sociedad.
8. Estamos asistiendo al inicio de nueva fase misionera de la Iglesia, que debe estar caracterizada por la presencia evangelizadora de sus miembros en la sociedad, con cinco ámbitosprioritarios: matrimonio y familia, educación, trabajo, cultura y política. Y, junto con ello, por la presencia consoladora en las fronteras existenciales de la pobreza, el sufrimiento, la pérdida del sentido de la vida. No en vano, «la vocación de los fieles laicos a la santidad implica que la vida según el Espíritu se exprese particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas»(CfL, 17).
9. No es posible la vivencia de la fe fuera de la Iglesia. Todos somos contemporáneos en Cristo gracias a ella. Todos somos uno por medio de ella. Debemos incorporarnos a la Iglesia, en el sentido de hacernos cuerpo con ella, ser piedras vivas que la sostengan y ayuden en la realización de su misión. La pertenencia a un Movimiento o Asociación ayuda a vivir la comunión eclesial y la unidad en Cristo y otorga eficacia al apostolado.
10. Éste es nuestro reto: vivir la llamada a la santidad, desde nuestra pertenencia en la Iglesia, como un proceso de progresiva configuración con Jesucristo para ser discípulos misioneros en medio del mundo. Todo ello, siendo conscientes de que «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». (EG 1).
Gaudium Press / José Alberto Rugeles
Fuente:: Gaudium Press
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Iglesia chilena envía su aporte para el Sínodo sobre la Familia
Noticias religiosas - archivoSantiago (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Chile (CECh) ha enviado esta semana a la Santa Sede sus respuestas al cuestionario preparatorio para la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos convocada para reflexionar en torno a los «Desafíos Pastorales sobre la Familia en el contexto de la Evangelización».
Tras dialogar respecto al tema en su Asamblea Plenaria de noviembre pasado, los Obispos chilenos encargaron la coordinación y gestión de este cuestionario a la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, instancia perteneciente al Área de Agentes Evangelizadores de la Conferencia Episcopal.
Las diócesis reportaron la participación de un número significativo de laicos y consagrados en esta consulta, como también de representantes de movimientos apostólicos, nuevas comunidades y universidades católicas presentes en las diócesis.
Además, la CECh recibió contribuciones de congregaciones religiosas, movimientos y otras instituciones católicas con presencia nacional vinculadas o interesadas en la temática familiar.
El documento que recoge los aportes tiene 72 páginas. Precedido por una breve introducción que describe el proceso, aborda una a una las preguntas del cuestionario y finalmente incluye, como anexo, indicadores estadísticos que ilustran las respuestas referidas.
Con información del Departamento de Prensa de la CECh
Fuente:: Gaudium Press
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Primer sucesor del Fundador del Opus Dei será beatificado en Madrid
Noticias religiosas - archivoRedacción (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) Mons. Álvaro del Portillo será beatificado este 2014 en Madrid. El anuncio fue hecho por la Santa Sede, quien ha comunicado que el Santo Padre Francisco ha establecido que la ceremonia de beatificación del primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, ocurra el 27 de septiembre en la ciudad natal del próximo beato, y en el año del centenario de su nacimiento.
De esta manera, como ha noticiado la Oficina de Información del Opus Dei, el Sumo Pontífice ha acogido la petición de Mons. Javier Echevarría, Prelado de la Obra, para que la ceremonia ocurriese la capital española.
«En este momento de profunda alegría deseo agradecer al Papa Francisco la beatificación de este obispo que tanto amó y sirvió a la Iglesia. Desde ahora encomendamos al futuro beato las intenciones del Santo Padre: la renovación apostólica y el servicio a Dios de todos los cristianos, la promoción y ayuda de los más necesitados, el próximo Sínodo sobre la familia, la santidad de los sacerdotes», ha expresado Mons. Echevarría.
También se ha anunciado que el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, será quien presida la ceremonia de Beatificación en Madrid, acontecimiento al cual ya se prevé asistan miles de personas procedentes de todo el mundo, muy especialmente los miembros del Opus Dei. Igualmente está prevista una Misa de Acción de Gracias que presidirá Mons. Echevarría al día siguiente de la celebración.
Una vida ligada a Madrid y Roma
Pese a que Mons. del Portillo ejerció su ministerio principalmente en Roma, ciudad donde residió la mayor parte de su vida, Madrid tiene un gran significado para el sucesor del San Josemaría. Fue en la capital española donde el próximo beato nació (11 de marzo de 1914), allí transcurrió su infancia y su juventud, y donde conoció al Fundador del Opus Dei en el año 1935.
Nueve años después, el 25 de junio de 1944, recibió también en la capital española la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Ejio y Garay, entonces obispo de la diócesis de Madrid. Ejerciendo allí su ministerio sacerdotal hasta 1946, año cuando se trasladó a la capital italiana. El 15 de septiembre de 1975, pocos meses después del fallecimiento de San Josemaría, Mons. del Portillo fue elegido unánimemente como el primer sucesor del Fundador del Opus Dei.
Don Álvaro falleció en Roma el 23 de marzo de 1994. Sus restos mortales permanecen en la Iglesia Santa María de la Paz, templo de la Prelatura del Opus Dei en Roma. Según ha informado el Opus Dei, sus reliquias serán trasladadas de manera provisional a la Basílica romana de San Eugenio para así facilitar la afluencia de las numerosas personas que llegarán a la capital italiana para venerar al próximo beato.
El milagro
El pasado 15 de julio de 2013 la Congregación para las Causas de los Santos publicó el decreto con el cual el Papa Francisco aprobó el milagro atribuido a la intercesión de Mons. del Portillo, y que abrió el camino para su próxima Beatificación.
El milagro consistió en la curación milagrosa del niño chileno José Ignacio Ureta, quien a los pocos días de nacer, en agosto de 2003, sufrió una hemorragia masiva y un paro cardiaco. El pequeño se mejoró de manera inexplicable luego de que sus padres oraran con fe e insistencia a Dios pidiendo la mediación de Don Álvaro (Ver noticia anterior) (Ver Oración al Sirvo de Dios Álvaro del Portillo).
Con información de la Oficina de Información del Opus Dei.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
Fuente:: Gaudium Press
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Irlanda reabrirá su embajada en el Vaticano
Noticias religiosas - archivoCiudad del Vaticano (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) Irlanda reabrirá su embajada en el Vaticano después de la decisión de cerrarla en el año 2011. Uno de los motivos explicados en la época fue para economizar costos, dado el plan de corte de los gastos públicos del Estado irlandés.
Fuentes de la Secretaria de Estado de la Santa Sede evaluaron de forma positiva la decisión del gobierno irlandés, que considera «el fin de un período doloroso».
La misma fuente afirmó también que la vuelta de la embajada de Irlanda al Vaticano «va a permitir que Irlanda pueda trabajar directamente con el liderazgo del Papa Francisco en cuestiones como la erradicación de la pobreza, del hambre y de los derechos humanos.»
Se espera que el nuevo embajador, una vez electo, se instale en Roma antes del próximo verano. (LMI)
De la redacción, con informaciones de Infocatólica.
Fuente:: Gaudium Press
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La Santa Misa, fuente de santidad sacerdotal
Noticias religiosas - archivoRedacción (Jueves, 23,01-2014, Gaudium Press) Transcribimos consideraciones sobre la Santa Misa y la santidad del sacerdote elaboradas por Monseñor Juan S. Clá Dias, EP, en la Revista LUMEN VERITATIS, número 8:
«Si conociésemos el valor de la Misa, moriríamos. Para celebrarla dignamente, el sacerdote debería ser santo. Cuando estemos en el Cielo, entonces veremos lo que es la Misa, y como tantas veces la celebramos sin la debida reverencia, adoración, recogimiento». [1]
En el decreto ‘Presbyterorum ordinis’, el Concilio Vaticano II, en perfecta armonía con la doctrina tomista, resume de forma admirable la centralidad de la Eucaristía en la vida espiritual del sacerdote, como su principal medio de santificación. Ya al inicio, afirma que la Orden de los presbíteros fue constituida por Dios «para ofrecer el Sacrificio, perdonar los pecados y ejercer oficialmente el oficio sacerdotal en nombre de Cristo a favor de los hombres». [2]
Recuerda, enseguida, que es por medio del ministerio ordenado que el sacrificio espiritual de los fieles se consuma en unión con el sacrificio de Cristo, ofrecido en la Eucaristía de modo incruento y sacramental. Y afirma que «para esto tende y en esto se se consuma el ministério de los presbíteros. Con efecto, su ministerio, que comienza por la predicación evangélica, saca del sacrificio de Cristo su fuerza y su virtud». [3] Lo que equivale a decir que el sacerdote vive para la Celebración Eucarística y es de ella que debe tomar la fuerza para progresar en la práctica de la virtud.
Prosiguiendo, resalta el decreto conciliar: «Los restantes sacramentos, entretanto, así como todos los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado, están vinculados con la sagrada Eucaristía y a ella se ordenan. [4] Con efecto, en la santísima Eucaristía está contenido todo el tesoro espiritual de la Iglesia, [5] esto es, el propio Cristo». [6] Incluso quien es llamado a una vocación misionera, no se puede olvidar que la propia evangelización debe tener como meta el Sacramento del altar y de él nutrirse: «La Eucaristía aparece como fuente y corona de toda la evangelización». [7] Pues en el Sacrificio Eucarístico se ejerce la propia obra de la Redención. [8]
Garrigou-Lagrange sintetiza con precisión esta doctrina:
«El sacerdote debe considerarse ordenado principalmente para ofrecer el Sacrificio de la Misa. En su vida, este Sacrificio es más importante que el estudio y las obras exteriores de apostolado. Con efecto, su estudio debe ordenarse al conocimiento cada vez más profundo del ministerio de Cristo, supremo Sacerdote, y su apostolado debe derivar de la unión con Cristo, Sacerdote principal». [9]
Royo Marín, al comentar la exhortación de Pontifical Romano, hecha por el Obispo a los ordenandos, afirma con énfasis que la Santa Misa es «la función más alta y augusta del sacerdote de Cristo». [10] Y, conocedor de las múltiples ocupaciones pastorales de un sacerdote, que pueden fácilmente desviarlo del cerne de su vocación de mediador entre Dios y los hombres, refuerza la misma idea, luego enseguida, con inflamadas palabras de celo sacerdotal:
«Esta es la función sacerdotal por excelencia, la primera y más sublime de todas, la más esencial e indispensable para toda la Iglesia, y al mismo tiempo fuente y manantial más puro de su propia santidad sacerdotal. Se es sacerdote, antes de todo y sobre todo, para glorificar a Dios mediante el ofrecimiento del Santo Sacrificio de la Misa». [11]
Tal vez buscando que sus palabras penetren suficientemente el espíritu de sus lectores, en el sacerdocio, Royo Marín enumera algunas ocupaciones legítimas que podrían servir de pretexto a una disminución de celo eucarístico, insistiendo de nuevo en la centralidad de Sacrificio de Misa:
«Por encima de todas las demás actividades sacerdotales, por encima inclusive de su trabajo pastoral vuelto para las almas, deberá colocar siempre en primer plano la digna y fervorosa celebración de Santo Sacrificio del Altar. Todo cuanto lo distraiga y estorbe en esta función augusta deberá ser alejado por el sacerdote con energía, lanzándolo lejos de sí. Su función primaria, ante la cual deben ceder todas las demás actividades, consiste – repetimos – en la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, a través de cual recibe Dios una glorificación infinita». [12]
Cabe resaltar aún que la Eucaristía no solo confiere la gracia, como también la aumenta en aquel que la recibe con las debidas disposiciones:
«El Sacramento de la Eucaristía tiene por sí mismo el poder de conferir la gracia. […] La gracia crece y la vida espiritual aumenta, toda vez que se recibe realmente este Sacramento […] para que el hombre sea perfecto en sí mismo por la unión con Dios». [13]
Benedicto XVI, al tratar de la vocación y espiritualidad sacerdotales, bajo una perspectiva pastoral, afirma que es por medio de la oración que el sacerdote apacienta sus ovejas. Los presbíteros, dice él, tienen «una vocación particular para la oración, en el sentido fuertemente cristocéntrico: esto es, somos llamados a ‘permanecer’ en Cristo». Y, continúa:
«Nuestro ministerio está totalmente ligado a este ‘permanecer’ que equivale a rezar, y deriva de él su eficiencia. […] La Celebración Eucarística es el mayor y más noble acto de oración, y constituye el centro y la fuente de la cual también las otras formas reciben la ‘linfa’: La Liturgia de las Horas, la adoración eucarística, la ‘lectio divina’, el santo Rosario, la meditación». [14]
Nuevamente, encontramos la Eucaristía en el centro de la vida sacerdotal.
Por Monseñor Juan S. Clá Dias, EP
In CLÁ DIAS, João. A Santidade do sacerdote à luz de São Tomás de Aquino. in: LUMEN VERITATIS. São Paulo: Associação Colégio Arautos do Evangelho. n. 8, jul-set 2009. p. 16-18.
_____________________________________________
[1]BENTO XVI. Carta para Proclamação do Ano Sacerdotal, 16 jun. 2009.
[2] PO, n. 2.
[3] Idem.
[4]Nota do texto original: «A Eucaristia é como que a consumação da vida espiritual, e o fim de todos os sacramentos» (S Th III, q. 73. a. 3 c); cf. S Th III, q. 65, a. 3.
[5] Nota do texto original: Cf. São Tomás, S Th III, q. 65, a. 3, ad 1; q. 79, a. 1 c. e ad 1.
[6] PO, n. 5
[7] Idem.
[8] Cf. idem, n. 13.
[9] GARRIGOU-LAGRANGE, OP, Réginald. Op. cit., p. 38.
[10] ROYO MARÍN, OP, Antonio. Teología de la Perfección Cristiana. Madrid: BAC, 2001. p. 848.
[11] Idem, ibidem.
[12] Idem, p. 849.
[13]S Th III, q. 79, a. 1, ad 1.
[14] BENTO XVI. Homilia no Dia Mundial de Oração pelas Vocações, 3/5/2009.
Fuente:: Gaudium Press
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Obispos de Tanzania piden seguridad en los lugares de culto
Noticias religiosas - archivoDar-es-Salam – Tanzania (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) Mons. Polycarpo Pengo, Cardenal de Dar-es-Salam, en Tanzania, pidió a las autoridades gubernamentales que se empeñen más en la manutención de la seguridad y la libertad de culto en el país.
Las tensiones entre cristianos y musulmanes han aumentado mucho.
La exhortación fue hecha en Tomondo, durante las celebraciones, este domingo, de los 150 años de la presencia de la Iglesia Católica en la isla de Zanzibar.
El Cardenal Pengo afirmó que el Estado tiene el deber de intervenir decididamente para impedir cualquier tipo de violencia de carácter religioso. El Gobierno -dice- tiene que garantizar la paz y la seguridad en los lugares de culto, ya se trate de mezquitas, templos o iglesias.
En la ceremonia estaban presentes el obispo de Zanzíbar, Mons. Agostinho Shao y el Nuncio Apostólico en Tanzania, Mons. Francisco-Montecillo Padilla que exhortó a todos: «Debemos manifestar amor y no odio».
En varias ocasiones, los Obispos de Tanzania ya pidieron providencias junto a las autoridades locales. Ellos desean seguridad en las iglesias y locales de culto que periódicamente son atacados por grupos armados.
El más reciente apelo fue a la altura de Navidad.
La tensión constante y los ataques han sido fomentados por grupos islamistas locales, sobretodo en la isla de Zanzíbar, donde más del 90% de los habitantes es de confesión musulmana y los ataques son más frecuentes. (JSG)
De la redacción, con informaciones de la Radio Vaticana.
Fuente:: Gaudium Press
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Lanzan campaña de firmas para defender la presencia de la Santa Sede en las Naciones Unidas
Noticias religiosas - archivoLanzan campaña de firmas para defender la presencia de la Santa Sede en las Naciones Unidas
Nueva York (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) Como reacción a una campaña de descrédito lanzada por una organización falsamente católica en contra de la delegación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el Instituto Católico de Familia y Derechos Humanos (C-FAM), basado en Estados Unidos, pidió el apoyo de los ciudadanos de todo el mundo para reconocer el importante papel del este Estado en los organismos multilaterales. «De tiempo en tiempo se hace necesario que las personas comunes muestren su apoyo a la Santa Sede en la ONU», comentó Austin Ruse, Presidente de C-FAM en el lanzamiento de la campaña el pasado 17 de enero. «Ese tiempo ha llegado de nuevo».
Según Ruse, la Santa Sede supone un problema para los grupos que promueven políticas contrarias a la vida y la familia en la ONU. Por la clara postura de la Iglesia en estas materias, «los gobiernos buscan en la Santa Sede el liderazgo en estos asuntos. De hecho, si por algún motivo la Santa Sede permanece en silencio en algún tema, otros gobiernos podrían no hablar», explicó.
Por este motivo desde hace varios meses un grupo llamado Catholics for Choice (Católicos por la libre elección), que no se identifica con la Doctrina de la Iglesia y que realiza una abierta defensa del aborto y otros temas controversiales, «lanzó una campaña global para ver a la Santa Sede expulsada de la Asamblea General (de las Naciones Unidas)», denunció Ruse. Según la experta, al menos un delegado de las Naciones Unidas ha hecho eco de esta propuesta.
La Iglesia como obstáculo
La Santa Sede constituye un Estado independiente, con una gran historia de diplomacia desde el siglo cuarto y que tiene actualmente relaciones diplomáticas con 177 naciones, recuerda la declaración: «En algunas formas, la Santa Sede es, de hecho, única: pero es su particularidad la que sustenta su decisión de unirse a las Naciones Unidas como Observador Permanente».
Según el texto, que ya ha sido respaldado por más de 12 mil personas, ese estatus le permite «motivar el diálogo genuino, promover la resolución pacífica de conflictos y hacer llamados a la conciencia de los líderes más allá de los intereses territoriales de los estados». Según explicó Ruse en el comunicado oficial del lanzamiento de la campaña, la Santa Sede es la única delegación que no tiene consideraciones políticas. «Ellos negocian puramente desde los principios fundamentales», describió.
Esta independencia resulta molesta para quienes desean presionar cambios sociales, alertó Ruse. «La Santa Sede no puede ser presionada por agencias como el Fondo de Población de la ONU que regularmente amenaza delegados con la expulsión por no ser suficientemente pro aborto y también amenaza a los países con pérdidas de fondos», explicó. De igual manera los países donantes tampoco tienen control sobre la Santa Sede a través de los condicionamientos de ayudas, frecuentemente ligados a cambios en políticas sobre género, familia y procreación.
«Si las organizaciones que ven en la Santa Sede un obstáculo para sus fines de reingeniería de la humanidad y la revisión de los acuerdos morales fundamentales tienen éxito en su privar a la Santa Sede de su estatus de Observador Permanente, habrán dañado seriamente a las Naciones Unidas», afirma la declaración. «Las Naciones Unidas funcionan por consenso, y estas organizaciones desean evadir este proceso silenciando una voz opuesta».
La declaración manifiesta rechazo por estas maniobras y afirma que los firmantes, si bien pueden tener diferencias de opinión con la Iglesia Católica, están unidos en apoyo del papel que la Santa Sede desarrolla como Observador Permanente. «Nos unimos a los Estados Miembros en gratitud por el testimonio espiritual y moral de la Santa Sede en las Naciones Unidas», concluye el documento. «El mundo sería mucho más pobre si la voz de la Santa Sede dentro de las Naciones Unidas fuera silenciada. Que ese día nunca llegue».
La declaración puede ser firmada a través de la página web defendtheholysee.org.
Con información de C-FAM.
Fuente:: Gaudium Press
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Santa Sede publica mensaje del Papa por la Jornada Mundial de las Comunicaciones
Noticias religiosas - archivoCiudad del Vaticano (Jueves, 23-01-2014, Gaudium Press) Hoy la Santa Sede ha hecho público el mensaje del Papa Francisco con ocasión de la 48ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que tendrá lugar el 1 de junio de 2014. El mensaje del Pontífice tiene fecha de mañana 24 de enero, cuando la Iglesia celebra la memoria de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas.
Advierte el Papa que en un mundo donde todo «se hace cada vez más ‘pequeño’ «, «los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos».
Es en esta realidad peculiar, de una situación donde «las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos», también existen «aspectos problemáticos: la velocidad con la que se suceden las informaciones supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permite una expresión mesurada y correcta de uno mismo. La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos. El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social -por tantos motivos-, corren el riesgo de quedar excluidos».
Los problemas que se pueden presentar y se presentan, entretanto «no justifican un rechazo de los medios de comunicación social; más bien nos recuerdan que la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica».
Una comunicación humana y cristiana
¿Cómo es esta comunicación humana que termina siendo cristiana? «Tenemos que recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma. Esto requiere tiempo y capacidad de guardar silencio para escuchar. Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros: la persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida. Si tenemos el genuino deseo de escuchar a los otros, entonces aprenderemos a mirar el mundo con ojos distintos y a apreciar la experiencia humana tal y como se manifiesta en las distintas culturas y tradiciones. Pero también sabremos apreciar mejor los grandes valores inspirados desde el cristianismo, por ejemplo, la visión del hombre como persona, el matrimonio y la familia, la distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, los principios de solidaridad y subsidiaridad, entre otros».
Una comunicación que favorezca una cultura del encuentro, es la que promueve el Papa Francisco. ¿Y cómo es ese encuentro? Al ejemplo de la parábola del Buen Samaritano.
«El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad»», afirma el Papa.
Una comunicación no manipuladora
Una comunicación de tipo meramente comercial, manipuladora, sigue el ejemplo de quienes no auxiliaron al hombre agredido por los bandidos de la parábola: «Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola. El levita y el sacerdote no ven en él a su prójimo, sino a un extraño de quien es mejor alejarse».
Para seguir verdaderamente el ejemplo del Buen Samaritano en los trabajos comunicativos «no basta pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. No podemos vivir solos, encerrados en nosotros mismos. Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos ternura. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas».
Hoy también hay hombres ‘apaleados por bandidos’, en las redes digitales
También en las vías digitales hay muchos hombres apaleados por bandidos, «hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los confines de la tierra» (Hch. 1,8)».
Un mensaje que debe ser dirigido también con una especial sensibilidad espiritual, sabiendo entrar en «diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte».
«Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, versando sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital», concluye el Pontifice en su mensaje.
Gaudium Press / Saúl Castiblanco
Fuente:: Gaudium Press
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