“El cansancio del corazón sacerdotal, síntoma de la nostalgia por una vida no cumplida” es una de las charlas que Juan Daniel Alcorlo, párroco de Galapagar (Madrid) y profesor en la Universidad San Dámaso, ha impartido en el último encuentro de la Provincia Eclesiástica de Oviedo, celebrado en Santander del 5 al 7 de noviembre.
-El título de las charlas que ha impartido estos días menciona el “cansancio del corazón sacerdotal” ¿A qué se refiere con esta expresión?
-El drama de la vida, a fin de cuentas, es el mismo para un hombre que es sacerdote y para otro que no lo es. Sea uno sacerdote, soltero, esposo, o religioso, tiene siempre el mismo trabajo que hacer: afrontar lo que tiene delante. Esto no es posible si no se tiene a alguien que le haya educado para ver las cosas, como hacía Jesucristo con los Apóstoles, a los que orientaba para que miraran. El problema de la madurez es el problema del corazón, de la adultez de la vida humana y cristiana.
En ocasiones, en la vida sacerdotal o religiosa –como en la matrimonial–, uno siente que, habiendo apostado por Jesucristo, quizá se ha perdido algo de la vida, como si se mirara hacia atrás con la desconfianza de que quizá esa no ha sido la mejor elección. Esto es lo que digo cuando hablo del “cansancio del corazón”, una expresión que retomo de un encuentro que el Papa acaba de tener con los sacerdotes en Roma. El Papa habla de este “cansancio del corazón”, especialmente en la edad adulta, cuando el sacerdote mira hacia atrás y en vez de ver realizaciones y frutos ve que quizá haya sido una equivocación.
-También se refiere estos días a la “memoria del primer amor”.
-Ante las dificultades, todos tenemos la tentación de salirnos de las circunstancias. “Si no fuera sacerdote, si estuviera en otra parroquia, si tuviera otro obispo…” Ante las circunstancias hostiles o adversas el primer movimiento es huir de la realidad. Lo que nos rescata es volver a las razones primeras por las que dijimos “sí” a Jesucristo. Y no sólo eso: tendríamos que ir a las razones primeras de nuestra consagración bautismal: somos Hijos de Dios, hemos sido creados, y el mero hecho de existir ya es un bien.
-¿Cómo es el discernimiento que se realiza en el Seminario o en los noviciados, para llegar a saber si uno realmente tiene vocación?
-Cualquier institución vocacional siempre debe consistir en suscitar el ejercicio de la libertad del educando. El Seminario, por muy bueno que sea, no puede sustituir la libertad del que se está formando. Ni el mejor de los Seminarios podría evitar que alguien se juegue esa libertad. Cuando uno entra en el Seminario tiene indicios, pero no seguridad de ser ordenado sacerdote, seguridad que sólo tiene el día de su ordenación.
En general, la relación con los formadores incluye toda una tarea de conocimiento personal, de estudio, así sucede también en la relación con las parroquias o lugares donde uno puede ponerse a prueba. La tarea del director espiritual, que no es propiamente la del formador, también es muy importante. Hay aspectos de la vida de cada uno que pertenecen a la intimidad, pero otros aspectos son necesario ponerlos encima de la mesa, y cuando se sale del Seminario, uno tiene que tener un mapa de quién es, cuáles son sus tendencias, dificultades, carácter, para poder prever los puntos que tendrá que seguir cuidando, porque no lo tiene todo hecho.
-La inmadurez generalizada en nuestra sociedad, ¿afecta también a los jóvenes con vocación?
-De la misma manera, porque el sujeto es el mismo. Uno puede saber que está llamado a la pobreza, la virginidad y la obediencia, y vivirlo de una manera negativa. Puede venir al Seminario, inconscientemente, buscando una autoridad, buscando afecto, buscando un sustento económico, es decir, no estar movido por una rectitud. Esto es importante, porque al principio parece hacer cosas normales, pero al final, como no le mueve el amor a Cristo, la Gloria de Dios o el amor a los hermanos, eso va dinamitando la propia vida. El resultado es que cinco años después de ordenarse, deja el Ministerio. ¿Es que se ha convertido en otra persona diferente?
Tenemos ante nosotros la urgencia de la nueva evangelización para una sociedad que fue cristiana pero que ha rechazado a Cristo. Los jóvenes tienen personalidades más débiles porque la tarea educativa en casa, la figura del padre o la autoridad muchas veces brillan por su ausencia.
(Esta Hora – iglesiadeasturias.org)
Fuente:: SIC
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El Obispo auxiliar de Barcelona Mons. Sebastià Taltavull presenta su nuevo libro de homilías
Noticias religiosas - archivoEn la obra del también presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, el lector podrá disfrutar de un prólogo del Cardenal Renato Raffaele Martino, el cual se muestra gozoso de “poder presentar este subsidio litúrgico que también sale publicado en la página web del Pontificio Consejo Justicia y Paz”.
La Homilía, Llamar a la puerta del Corazón
La lectura de la Palabra de Dios es un momento fundamental en la celebración de la Eucaristía. Cuando ésta se proclama, Jesús se hace presente para empujar nuestra fidelidad en su camino. Según Mons. Taltavull, “esta publicación no trata de ofrecer un texto para ser leído de forma íntegra y seguida, sino de unas reflexiones que quieren iluminar con la Palabra de Dios el camino que hacen los cristianos domingo tras domingo a lo largo del año litúrgico”.
También aprovecha para hacer referencia al mensaje del Papa Francisco durante la Jornada Mundial de Brasil. “He aprendido que para tener acceso al pueblo hay que entrar por el portal de su inmenso corazón; permitidme que llame suavemente a esta puerta. No tengo oro ni plata, pero llevo conmigo, de todo lo que me ha sido dado, lo más valioso: Jesucristo”.
El Obispo Taltavull, reforzando este discurso del pontífice, asegura que “si la Palabra de Dios la hacemos llegar al corazón de los jóvenes, de corazón a corazón, sin miedo ni prejuicios, sólo con la limpieza que Jesús nos pide en las bienaventuranzas, estaremos presentes en uno de los nuevos escenarios de evangelización”.
Por otra parte, el Obispo también recuerda las tres actitudes que el Papa Francisco pronunció en el santuario de Nuestra Señora de Aparecida de Río, con el fin de ayudar a pastores, padres y educadores a transmitir a los jóvenes los valores que los hagan artífices de un mundo más justo, solidario y fraterno: “Mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría”.
Estructura del libro
Gracias a la división por tiempos litúrgicos de las homilías: Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo Pascual, Pascua, Solemnidades del Señor, Tiempo Ordinario y Propio de los Santos, el lector podrá encontrar con toda facilidad la homilía del domingo que más desee .
Finalmente el Obispo Taltavull destaca que “la enorme riqueza de contenido y experiencia que nos regala el año de la fe , y la que tiene que ofrecer, junto con su dimensión social, nos dan pie a afirmar que no podemos renunciar a redescubrir el gusto por la Palabra de Dios y a ser lúcidos porque esta misma Palabra, que es viva, llega al corazón y es eficaz , transforme también la realidad social y la impregne de Evangelio.”
Fuente:: SIC
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Mons. Ciriaco Benavente inaugura el Curso de Guía del Patrimonio Cultural de la diócesis de Albacete
Noticias religiosas - archivoComo los años anteriores el curso constará de charlas y visitas guiadas que complementan todo aquello que se va explicando. Las clases serán los jueves a las 19 horas. El curso culminará con una visita guiada a Toledo para visitar la exposición con motivo del III Centenario de la muerte de El Greco.
La matrícula aún permanece abierta, con un coste de 80 euros. Más información en http://www.itda.es./
Fuente:: SIC
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Nuestra esperanza es fiable
Noticias religiosas - archivoEl Señor hace las cosas bien siempre, por eso quiso que el Crucificado se dejara ver vivo en nuestra historia, victorioso, como el Señor resucitado y glorioso. La Resurrección de Cristo es la causa de nuestra esperanza, porque el mismo Señor, por su misericordia, es el que nos abre la puerta de la futura inmortalidad. Nosotros, con nuestras solas fuerzas, no podemos tener acceso a la Casa del Padre, a la vida y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre y nos ha precedido como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino. La Resurrección es el origen del consuelo y de la esperanza cristiana de la que habla Pablo, una esperanza que ha de proclamarse y debe ser anunciada.
La fe exige esperanza, y esta es la que nos lleva a ver cumplidas las promesas de Nuestro Señor. Atended a lo que dice San Pablo en la primera carta a los Corintios: “¿Cómo dicen algunos que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. […] Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido. […] Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo Resucitó de entre los muertos: el primero de todos” (1 Cor 15, 12-13. 17. 19-20). Nuestro mayor gozo es cuando rezamos el Credo y decimos en voz alta: “creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna…”. Dios nos ha regalado la vida y nos ha creado para la vida, para una vida eterna, porque la vida surgida del Amor creador conlleva una promesa de eternidad.
La fe se manifiesta en el testimonio de vida, que anuncia la esperanza cristiana en la vida eterna. Confiad, porque no estamos solos en esta aventura, el Espíritu sale al encuentro y nos da fuerza para toda clase de palabras y de buenas obras.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena
Fuente:: Mons. José Manuel Lorca
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Juan Daniel Alcorlo, de la Universidad San Dámaso: “Ante las dificultades todos tendemos a huir de la realidad”
Noticias religiosas - archivo-El título de las charlas que ha impartido estos días menciona el “cansancio del corazón sacerdotal” ¿A qué se refiere con esta expresión?
-El drama de la vida, a fin de cuentas, es el mismo para un hombre que es sacerdote y para otro que no lo es. Sea uno sacerdote, soltero, esposo, o religioso, tiene siempre el mismo trabajo que hacer: afrontar lo que tiene delante. Esto no es posible si no se tiene a alguien que le haya educado para ver las cosas, como hacía Jesucristo con los Apóstoles, a los que orientaba para que miraran. El problema de la madurez es el problema del corazón, de la adultez de la vida humana y cristiana.
En ocasiones, en la vida sacerdotal o religiosa –como en la matrimonial–, uno siente que, habiendo apostado por Jesucristo, quizá se ha perdido algo de la vida, como si se mirara hacia atrás con la desconfianza de que quizá esa no ha sido la mejor elección. Esto es lo que digo cuando hablo del “cansancio del corazón”, una expresión que retomo de un encuentro que el Papa acaba de tener con los sacerdotes en Roma. El Papa habla de este “cansancio del corazón”, especialmente en la edad adulta, cuando el sacerdote mira hacia atrás y en vez de ver realizaciones y frutos ve que quizá haya sido una equivocación.
-También se refiere estos días a la “memoria del primer amor”.
-Ante las dificultades, todos tenemos la tentación de salirnos de las circunstancias. “Si no fuera sacerdote, si estuviera en otra parroquia, si tuviera otro obispo…” Ante las circunstancias hostiles o adversas el primer movimiento es huir de la realidad. Lo que nos rescata es volver a las razones primeras por las que dijimos “sí” a Jesucristo. Y no sólo eso: tendríamos que ir a las razones primeras de nuestra consagración bautismal: somos Hijos de Dios, hemos sido creados, y el mero hecho de existir ya es un bien.
-¿Cómo es el discernimiento que se realiza en el Seminario o en los noviciados, para llegar a saber si uno realmente tiene vocación?
-Cualquier institución vocacional siempre debe consistir en suscitar el ejercicio de la libertad del educando. El Seminario, por muy bueno que sea, no puede sustituir la libertad del que se está formando. Ni el mejor de los Seminarios podría evitar que alguien se juegue esa libertad. Cuando uno entra en el Seminario tiene indicios, pero no seguridad de ser ordenado sacerdote, seguridad que sólo tiene el día de su ordenación.
En general, la relación con los formadores incluye toda una tarea de conocimiento personal, de estudio, así sucede también en la relación con las parroquias o lugares donde uno puede ponerse a prueba. La tarea del director espiritual, que no es propiamente la del formador, también es muy importante. Hay aspectos de la vida de cada uno que pertenecen a la intimidad, pero otros aspectos son necesario ponerlos encima de la mesa, y cuando se sale del Seminario, uno tiene que tener un mapa de quién es, cuáles son sus tendencias, dificultades, carácter, para poder prever los puntos que tendrá que seguir cuidando, porque no lo tiene todo hecho.
-La inmadurez generalizada en nuestra sociedad, ¿afecta también a los jóvenes con vocación?
-De la misma manera, porque el sujeto es el mismo. Uno puede saber que está llamado a la pobreza, la virginidad y la obediencia, y vivirlo de una manera negativa. Puede venir al Seminario, inconscientemente, buscando una autoridad, buscando afecto, buscando un sustento económico, es decir, no estar movido por una rectitud. Esto es importante, porque al principio parece hacer cosas normales, pero al final, como no le mueve el amor a Cristo, la Gloria de Dios o el amor a los hermanos, eso va dinamitando la propia vida. El resultado es que cinco años después de ordenarse, deja el Ministerio. ¿Es que se ha convertido en otra persona diferente?
Tenemos ante nosotros la urgencia de la nueva evangelización para una sociedad que fue cristiana pero que ha rechazado a Cristo. Los jóvenes tienen personalidades más débiles porque la tarea educativa en casa, la figura del padre o la autoridad muchas veces brillan por su ausencia.
(Esta Hora – iglesiadeasturias.org)
Fuente:: SIC
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Los jóvenes y la vida consagrada
Noticias religiosas - archivoLa Vida Consagrada no está alejada de los jóvenes. Los religiosos y las religiosas, las sociedades de vida apostólica, los institutos seculares, el orden de las vírgenes y las nuevas formas de Vida Consagrada realizan muchas actividades dirigidas directamente a los jóvenes: desde la enseñanza y la educación hasta la inserción social de marginados; desde el cuidado de jóvenes afectados por el sida hasta la ayuda para el compromiso cristiano; desde actividades deportivas y lúdicas hasta celebraciones litúrgicas apropiadas para jóvenes; desde grupos de oración hasta la organización de voluntariados comprometidos en la ayuda y apoyo a los más desfavorecidos.
Los monjes y monjas de vida contemplativa también están cerca de los jóvenes.
Con su testimonio de vida de oración, penitencia y fraternidad causan agradable sorpresa y verdadera fascinación a los jóvenes. Quienes han tenido ocasión de estar cerca de los monjes y monjas no pueden olvidar el testimonio de su alegría y la experiencia de Dios recibida.
¿Qué debe hacer la Vida Consagrada para que los jóvenes escuchen a Dios, se enamoren de Jesucristo, vivan y gocen en la vida de la Iglesia, se comprometan en el servicio a sus hermanos y sean, sobre todo, apóstoles de Jesus? Ante todo vivir con alegría su vocación, consagración y misión. Los religiosos evangelizan más con lo que
son que con lo que hacen.
El Papa Benedicto XVI, en el Encuentro con religiosas jóvenes, en la Jornada Mundial de la Juventud, les habló de la radicalidad evangélica de la vocación religiosa, que es estar “arraigados y edificados en Cristo, y firmes en la fe” (cfr. Col 2, 7), y al final del Discurso les dijo: “Que la Virgen María sostenga y acompañe vuestra juventud
consagrada, con el vivo deseo de que interpele, aliente e ilumine a todos los jóvenes”.
El Beato Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica Vira Consecrata, en la conclusión, al dirigirse a la juventud, decía: “Sí sentís la llamada del Señor, ¡no la rechacéis! Entrad más bien con valentía en las grandes corrientes de santidad, que insignes santos y santas han iniciado siguiendo a Cristo. Cultivad los anhelos característicos de vuestra edad, pero responded con prontitud al proyecto de Dios sobre vosotros si Él os invita a buscar la santidad en la vida consagrada” (Vita Consecrata 106).
Ojalá que los consagrados y consagradas, testigos luminosos de Jesucristo, sean instrumentos para que muchos jóvenes sigan fielmente a Jesús por el camino de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia y por la senda de las Bienaventuranzas.
+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander
Fuente:: Mons. Vicente Jiménez Zamora
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Próximo ya el final del Año de la fe
Noticias religiosas - archivoEs momento, pues, de revisar si, a lo largo de este año transcurrido, hemos hecho los deberes. Es momento de poder comprobar si la fe es lo más importante en nuestra vida, si la fe en Jesucristo es el punto de apoyo de toda nuestra existencia. En el peor de los casos, si no nos hemos planteado esta cuestión, el Papa nos indicaba el camino a seguir: «La puerta de la fe, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor» (Porta fidei, 1).
A la gente de nuestro tiempo le cuesta mucho el encuentro persona a persona. A veces, ni en el seno de la vida familiar damos el paso de conocer al otro, de saber de sus inquietudes, alegrías o problemas, no es extraño pues que el encuentro personal con Jesucristo no se considere como lo único importante, que eso es tener fe. Creer en Él, sentirle cercano, en mi más íntima intimidad –como aseguraba San Agustín– ha sido y es el objetivo del Año de la fe. Un encuentro personal que no depende sin más ni exclusivamente de mi iniciativa, pues ha de contar necesariamente con el Otro, con la persona misma del Señor Resucitado que me ofrece su voz, su Palabra, su Dios está aquí, está en la Eucaristía, y su comportamiento, pues nos ama: Palabra, Sacramento y Mandamiento del Amor que se nos ofrece en la Vida de la Iglesia.
Con qué sencillez nos lo dijo el Papa Benedicto: «La puerta de la fe, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma».
Vuestro obispo,
† Antonio Algora
Obispo de Ciudad Real
Fuente:: Mons. Antonio Algora
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LA IGLESIA CON TODOS, AL SERVICIO DE TODOS Ante la jornada de la Iglesia diocesana (17-XI-2013)
Noticias religiosas - archivoLa Jornada de la Iglesia diocesana el domingo día 17 de noviembre, penúltimo del año litúrgico 2012-2013, nos ofrece una nueva ocasión para tomar conciencia de la identidad y razón de ser de nuestra comunidad católica de León en estos tiempos de nueva evangelización y cuando concluye el Año de la Fe.
Para nadie es un secreto la secularización creciente no sólo de las costumbres sino también de los criterios y de la escala de valores en la sociedad actual, realidad que afecta también a los fieles cristianos. Crece la indiferencia religiosa y aunque se mantienen ritos, fiestas, romerías y otras prácticas nacidas al calor de la fe, lo cierto es que, pese a su gran eco popular, se viven y se aprecian más como manifestaciones puramente culturales y costumbristas que como momentos privilegiados para el encuentro con Dios. Poco a poco,
sin apenas darnos cuenta, estamos asistiendo a un desmantelamiento progresivo de las creencias y valores espirituales y morales cristianos, promovido unas veces desde ámbitos importantes de la vida social y pública pero también causado por la indolencia religiosa de muchos bautizados que desemboca en una manera de pensar y en una forma de vivir como si Dios no existiera.
El fenómeno, en el fondo, no es nuevo y no hace falta remontarse muy lejos en nuestra propia historia para observarlo. Como tampoco lo es el principal medio que ha sustentado siempre la vida cristiana en estas tierras. Me refiero a la importancia que ha tenido entre nosotros la pertenencia más o menos consciente pero fuertemente arraigada a la parroquia del pueblo o del barrio de origen, identificada en primer término con la iglesia pero también con la comunidad que se reúne en ella, con los altares y las imágenes de la devoción familiar o de la cofradía. De ahí la fuerte asociación y a veces confusión entre pueblo y parroquia. Pero hoy nos enfrentamos a un doble problema sociológico de hondas repercusiones no sólo en los ámbitos que acabo de señalar sino también en la educación, la sanidad, etc. Por una parte el éxodo de los pueblos a la capital con el consiguiente desarraigo personal y familiar, y por otra la difícil integración en el ámbito urbano, la falta
de trabajo especialmente para los jóvenes, etc. En las visitas pastorales -estoy realizando la segunda a toda la diócesis después de haber pasado una vez al menos por las 757 parroquias, 19 filiales y 35 anejos- he podido apreciar la añoranza de la iglesia del pueblo por parte de los que viven fuera y en ocasiones como la referida procuran estar presentes.
La comunidad diocesana con sus sacerdotes, personas consagradas, laicos colaboradores y conmigo como obispo, representamos a la Iglesia que quiere estar con todos y al servicio de todos, como reza el lema de la próxima jornada del 17 de noviembre. Para que esto suceda debemos compartir, primero la fe recibida, y con ella la caridad y la esperanza. Después los medios humanos: nuestras personas, nuestro tiempo, nuestras
posibilidades pastorales. También los medios económicos, como sucede en tantas familias, especialmente cuando tantos padres y abuelos contribuyen a la economía doméstica con su pensión. Este ejemplo admirable lo podemos aplicar a nuestra diócesis, de manera que las parroquias mejor dotadas se sientan solidarias con las que no pueden hacer frente no ya a gastos extraordinarios sino incluso a los mínimamente necesarios. Cuando el Papa Francisco habla de una Iglesia pobre para los pobres se refiere a una Iglesia desprendida y al servicio de todos, que comparte incluso lo que tiene para ella.
Con mi cordial saludo y bendición:
+ Julián López
Obispo de León
Fuente:: Mons. Julián López
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Terminan las obras en las seis iglesias de la Diócesis de Ciudad Rodrigo sujetas al convenio con la Diputación
Noticias religiosas - archivoEstas obras han sido ejecutadas por seis empresas distintas, relacionadas en todos los casos, con la zona a la que pertenece la parroquia en cuestión. Hasta 14 empresas participaron en el concurso público para la adjudicación de las obras.
En concreto, en la iglesia de Retortillo las obras se han centrado en la Capilla Mayor, en Villares de Yeltes en el tejado, en Campocerrado en el tejado y en la espadaña, en Tamames en el tejado y en la espadaña, en Sanjuanejo en el tejado y en la torre y en Serradilla del Llano, en la espadaña, creando una acceso a la misma desde el interior del templo.
Más obras
Cabe igualmente destacar, aunque ya fuera de convenio, las obras que se han ejecutado en la iglesia de Mieza, donde se ha renovado el tejado completo, aportando la mitad del presupuesto la Diócesis y otro tanto, la parroquia. En este caso, habría que sumar una empresa más a la realización de las obras.
De igual modo, se están desarrollando o van a comenzar de manera inminente, obras en las casas parroquiales de Sancti Spíritus, Fuentes de Oñoro, Villavieja de Yeltes y Villar de Ciervo.
Fuente:: SIC
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Asamblea Diocesana de Pastoral Familiar de la Archidiócesis de Santiago de Compostela
Noticias religiosas - archivoEn la reunión, en la que estará presente el Arzobispo compostelano, Mons. Julián Barrio, se abordará la celebración del próximo Sínodo convocado por el Papa Francisco sobre la Familia. En esta cita también participan responsables y colaboradores de los cursos y catequesis de preparación al matrimonio, así como matrimonios de acogida.
Los trabajos de esta jornada se iniciarán a partir de las 10:30 horas y en ella intervendrá el delegado diocesano de Sociología y Estadística y profesor del Instituto Teológico Compostelano (ITC), Luis García Bernadal, quien hablará sobre “El Sínodo Diocesano, una experiencia de comunión”.
A lo largo de las sesiones de trabajo también se expondrán los objetivos de este curso y se intercambiarán experiencias pastorales.
Fuente:: SIC
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Córdoba se prepara para el “Rocío de la Fe”
Noticias religiosas - archivoA las 16:30h., dará comienzo la Misa en la Catedral presidida por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández. Durante la misma, la Hermandad de Córdoba recibirá una reliquia del beato Juan Pablo II que se colocará a partir de ese momento en su simpecado. Tras la celebración, los simpecados partirán hacia la plaza de las Tendillas donde se realizará un acto de bendición, en torno a las 20:00h. Terminado éste, la procesión continuará hacia los jardines Virgen del Rocío –situados en la zona de Miraflores-, donde se bendecirá una imagen de la Virgen situada en los mismos.
Durante el recorrido de los cinco simpecados, la ciudad estará engalanada con distintos altares marianos. Algunas hermandades de la ciudad, como el Socorro, Borriquita, Huerto, Penas de Santiago, Estrella, Sentencia, Paz, Angustias y Expiración -hasta ahora las que están confirmadas, instalarán altares presididos por sus simpecados, representando así los misterios del Rosario.
La cita de ese 16 de noviembre culminará con una “pará” rociera y un espectáculo ecuestre junto al Alcázar de los Reyes Cristianos.
(Diócesis de Códoba)
Fuente:: SIC
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