Mons. Juan José Omella Santa Beatriz de Silva, San Juan Bautista de La Salle, M. Esperanza Alhama, Mª Esperanza Vitales
ALFARO, 20/10/2013
Queridos hermanos sacerdotes,
Queridas Madres Concepcionistas, Misioneras del Pilar, Esclavas del Amor Misericordioso y Hermanos de las Escuelas Cristianas
Sra. Alcaldesa y Miembros de la Corporación Municipal,
Hermanos todos,
1.- Dad gracias al Señor porque es bueno.
Me siento feliz de estar entre vosotros, compartiendo precisamente este momento central de vuestro encuentro, estando con vosotros a la mesa de la Palabra y del Pan, a la mesa del Señor. La Eucaristía es la raíz y la cima de la Iglesia y, por lo tanto, de la vida de los bautizados y de los consagrados al Señor.
Y la Eucaristía es acción de gracias. Sí, agradecemos a Dios su inmenso amor por nosotros, un amor que ha llegado hasta el extremo, hasta morir en la cruz por todos y cada uno de nosotros.
Y hoy, esa acción de gracias viene motivada por la presencia de la Vida Consagrada en nuestro pueblo de Alfaro (440 años de presencia de las MM. Concepcionistas, 100 años de los Hermanos de La Salle, 50 años de las Misioneras del Pilar y 82 años de las Esclavas del Amor Misericordioso).
El Señor Resucitado se hace presente, pues, en esta Eucaristía y, tomándonos aparte a cada uno de nosotros, como lo hizo con san Pedro, quiere tener un “tête à tête” para preguntarnos también cómo andamos de amor hacia su persona. También Cristo nos dice: ¿Me amas más que estos? Apacienta mis ovejas. Dejemos resonar la voz de Dios en nuestro corazón y atrevámonos a decirle con san Pedro: Sí, Señor, a pesar de mis fallos y pecados, tú sabes que te amo. Sí, la vida consagrada es una aventura de amor. Renovemos hoy nuestro amor. Pidámosle al Señor que nos ayude a volver al primer amor, al amor inicial de nuestros primeros votos, amor sin trabas, sin cálculos, absolutamente generoso y desinteresado.
Y quiero agradeceros, una vez más, todo lo que hacéis por la extensión del Reino de Dios en nuestra tierra entrañable de la Rioja. Fijaos: tenemos en nuestra Diócesis 96 casas, comunidades religiosas. Entre los Institutos Seculares y los miembros que hay en cada comunidad religiosa, sois una buena legión de personas consagradas a la misión de la Iglesia. ¡Cuánto bien, cuánta gracia de Dios, nos llega a través de vuestra presencia, vuestro trabajo, vuestra palabra y la ofrenda de vuestras vidas!
2.- Los Religiosos sois la Epifanía del amor de Dios
Estáis aquí, en esta tierra, como dice bellamente la Exhortación Pastoral “Vita Consecrata”, para ser Epifanía del amor de Dios (VC, 72). ¡Qué misión tan hermosa la de ser manifestación de Dios en medio de nuestro mundo! Y sabéis perfectamente que eso no se logra haciendo muchas cosas, non multa sed multum, decían los clásicos, sino a través de la intensidad, esto es el multum, la intensidad del testimonio personal de vuestras vidas, identificadas plenamente con Cristo. Sí, cuanto más nos dejamos conformar con Cristo más y mejor lo manifestamos.
Pero sabemos también que hay otro elemento necesario para poder ser “Epifanía de Dios”: la vida fraterna. Es curioso, el “sensus fidelium” no entiende a un religioso por libre, separado o enfrentado con la comunidad; el religioso es visto siempre con relación a una comunidad de referencia, en la que vive su consagración y su misión. Por eso, el Papa Juan Pablo II, en Vita Consecrata, dice que la vida religiosa será más apostólica, manifestará mejor el amor de Dios, cuanto más íntima sea la entrega a Cristo, más fraterna la vida comunitaria y más ardiente el compromiso en la misión (VC, 72).
Una de las dificultades de la vida religiosa es compaginar bien la autonomía y libertad personal con la vida comunitaria y sus normas, y la obediencia al superior; todo ello en comunidades a veces demasiado grandes y, otras veces, compuestas de personas con edades, con formación y con puntos de vista muy diferentes. En un mundo individualista como el nuestro, una de cuyas heridas más lacerantes es la incomunicación, la soledad, el testimonio de vida fraterna de las comunidades religiosas se convierte en paradigma de una forma nueva de vida, donde la persona es valorada por lo que es y no por lo que hace, en el que la persona se convierte en el centro de la vida y de las actividades. Es notorio que en esta sociedad nadie envejece con tanta calidad y tantas atenciones humanas y espirituales como sucede en la vida religiosa. No dejéis de cuidar esta dimensión comunitaria, fraterna, de vuestra vida consagrada, que os convierte en testimonio profético en medio de nuestro mundo, huérfano de amor desinteresado, carente de verdaderas y profundas relaciones interpersonales.
Por ello, es preciso que no olvidéis que la vida comunitaria se apoya en tres columnas fundamentales, sin las cuales llegaría a desmoronarse. Son estas:
 La Palabra de Dios. Todos los que vivís en comunidad habéis oído la voz del mismo Dios que os ha llamado a seguirle a través de un carisma muy concreto, el del fundador o fundadora de vuestra Congregación. Y esa Palabra de Dios sigue siendo alimento diario de vuestra vida. Sin ella sería muy difícil seguir viviendo en comunidad ya que las diferencias de edad, de procedencia, etc. resultan, a veces, muy difíciles de superar. La escucha atenta y amorosa, obediente, de la Palabra de Dios edifica y fortalece la comunión entre los diversos miembros de la comunidad.
El superior o superiora. No se entiende una comunidad sin alguien que haga el servicio necesario de la comunión. El superior hace las veces de padre o de madre; representa a Cristo cabeza de la Iglesia, servidor de la comunión. Cuesta, a veces, dejar que sea otra persona quien organice los ritmos y movimientos de la comunidad, supone mucha humildad y pobreza interior, pero eso es lo que vivió Cristo no teniendo otro alimento que hacer la voluntad del Padre, sometiéndose a la autoridad de María y de José. Sin el humilde servicio de un superior/superiora, la comunidad acabará por destruirse y, si continúa, estará falta de energía evangelizadora y transformadora, será como una vela puesta debajo del celemín que no alumbrará a nadie.
 El perdón ofrecido diariamente. En todo grupo humano se cometen errores, fallos y pecados. Esos fallos y pecados aparecen más, duelen más, si están cometidos por personas que no hemos elegido para formar parte de nuestro grupo. Pero lo admirable, lo verdaderamente sorprendente y evangelizador, es comprobar que esas personas que viven juntas, que no se han elegido, sino que otro las ha elegido y reunido, son capaces de amarse y de perdonarse todos los fallos. Eso es realmente evangelizador. Sí, las comunidades religiosas con vitalidad y con dinamismo misionero son aquellas que cada día se acuestan en paz, con el perdón en los labios y en el corazón, cumpliendo con generosidad lo que Jesús dijo a san Pedro: No te digo que perdones siete veces a quien te ha ofendido, sino que le perdones hasta setenta veces siete, es decir, siempre. El perdón hace tanto bien y da tanta calidez a las comunidades como vivir juntos una excursión, tomar unos dulces o una copa de rioja, o celebrar una sencilla pero bella fiesta doméstica.
Queridos religiosos y religiosas, vivid con generosidad y entrega desbordante vuestra vida fraterna, comunitaria. Nuestra sociedad necesita enormemente de ese testimonio profundamente evangélico.
3.- Nacidos para la misión.
Y no dejéis, queridos religiosos, que se apague en vosotros el fuego del espíritu misionero. Todo bautizado, y más aún todo consagrado, oye en su corazón el grito apremiante de san Pablo: Caritas Christi urget nos. El amor de Cristo nos apremia (2 Cor 5,14). No podemos quedarnos tranquilos e impasibles ante el fenómeno creciente del desconocimiento de Cristo y de su doctrina, ante el fenómeno de una vuelta al paganismo, en el seno de nuestra sociedad europea, occidental. La actividad primaria y esencial de la Iglesia es el anuncio explícito del Mensaje, de la Persona de Cristo, Salvador del mundo (Cf. R Mi, 277). Somos conscientes de que no es fácil predicar el Evangelio cuando los oyentes no están en actitud receptiva, pero no olvidemos que, si dejamos de predicar explícitamente el Evangelio, nuestra fe acabará debilitándose. Juan Pablo II lo decía muy bien en la Encíclica sobre la actividad misionera de la Iglesia (Redemptoris Missio, 2): la fe se fortalece dándose. Que el fuego misionero, evangelizador, os queme por dentro. Que no dejéis la actividad misionera, ejercida a través de la predicación directa, de la oración y de la ofrenda permanente de vuestras vidas, tal como lo hizo santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones. No olvidéis que, en ese campo de la vida de la Iglesia, no cabe la jubilación, porque todos podemos ofrecer y aportar algo aunque sea desde la silla de ruedas o el lecho de la enfermedad. Y la misión, el enuncio explícito de la Buena Nueva, se verifica en la entrega a los más pobres y necesitados. Es ahí donde nuestro compromiso se hace creíble.
Queridos amigos, seguid entregando lo mejor de vosotros mismos a esa misión a la que el Señor os ha llamado y, en concreto, aquí, en Alfaro. Hacedlo todo con alegría; éste es otro de los rasgos de los hombres y mujeres de Dios. Alegres siempre, incluso cuando haya ultrajes o desprecios por causa de Jesús, que tanto padeció por nosotros. Alegres siempre, porque llevamos en nuestro interior la fuente de toda alegría: el amor de Dios, el Espíritu Santo que se nos ha dado. Y que santa María, la mujer toda de Dios y madre de todos, bajo la advocación del Burgo, os proteja y acompañe siempre.
+ Juan José Omella Omella
Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño
Fuente:: Mons. Juan José Omella
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Presentación de Catalonia Sacra en la diócesis de Sant Feliu de Llobregat
Noticias religiosas - archivoConscientes de la importancia de su patrimonio cultural, del interés que genera en la sociedad, y del peso que va ganando en Cataluña el turismo religioso, los Obispados con sede en Cataluña han impulsado Catalonia Sacra. Este es un proyecto de dinamización del patrimonio cultural que quiere facilitar a las personas interesadas la posibilidad de conocer más de 300 iglesias (catedrales, basílicas, monasterios, iglesias o ermitas) de las 10 diócesis catalanas.
Ahora, la iniciativa se presenta en el Obispado de Sant Feliu de Llobregat. La presentación se hará el viernes 15 de noviembre a las 7 de la tarde en la iglesia de San Francisco de Villafranca del Penedès (Barcelona). El acto estará presidido por el Obispo de la diócesis, Mons. Agustí Cortés. También intervendrán el Delegado Diocesano de Patrimonio, Mn. Xavier Armengol y el Coordinador de Catalonia Sacra, Sr. Dani Font.
El acto se cerrará con una conferencia sobre el “Retablo de San Jorge y la Virgen” de Lluís Borrassà, que se puede ver en la misma iglesia de San Francisco. César Favà, adjunto de conservación del área de Medieval del Museo Nacional de arte de Cataluña (MNAC), dará una conferencia en torno a esta gran obra de arte del período gótico. Esta conferencia será la primera actividad del Obispado de Sant Feliu en el marco de Catalonia Sacra. Se trata de la presentación de una “Obra Maestra”. Catalonia Sacra ofrecerá regularmente presentaciones de obras maestras de los obispados catalanes, poniendo de relieve sus diferentes calidades: simbólicas, históricas, litúrgicas, artísticas, …
En el acto de presentación se darán a conocer las actividades que se realizarán en el Obispado de Sant Feliu en el marco de esta iniciativa.
Más información sobre Catalonia Sacra y este acto de presentación, en este enlace a la web del Obispado Sant Feliu de Llobregat.
Fuente:: SIC
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Próxima visita Ad Limina Apostolorum de los Obispos Españoles
Noticias religiosas - archivo1. Descripción de la visita ad limina y noticias acerca de sus orígenes.
Los cánones 399 y 400 del CIC en vigor describen el proceder de la visita ad limina con los siguientes términos: “Cada cinco años – dice el primero de estos cánones – el obispo diocesano debe presentar al Romano Pontífice una relación sobre la situación de su diócesis, según el modelo determinado por la Sede Apostólica y en el tiempo establecido por ésta”. Y “el obispo diocesano,- añade el c. 400 – llegado el tiempo en que debe presentar la relación al Sumo Pontífice, vaya a Roma, de no haber establecido otra cosa la Sede Apostólica, para venerar los sepulcros de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y preséntese al Romano Pontífice”.
Tres son, pues, los actos fundamentales de la visita ad limina: la peregrinación a las tumbas de los Príncipes de los Apóstoles, Pedro y Pablo; la presentación al Santo Padre de la “relación quinquenal” y el encuentro con él; y la toma de contacto con los colaboradores directos del Santo Padre, a quienes éste habrá entregado con antelación para su estudio la relación quinquenal.
En lo que se refiere al origen histórico, aunque no consta una fecha concreta, ni siquiera aproximada, sobre la institución de la visita ad limina, son, sin embargo, numerosos los testimonios que, a partir del siglo IV, hablan de su vigencia en la Iglesia. Así, por ejemplo, el año 347, el Sínodo Sardicense dirigió al Papa Julio (341-352) una carta en la que le manifestaba la conveniencia de informarle sobre la situación religiosa en que se encontraban las diversas partes o provincias del Imperio Romano.
Y, si nos remontamos a los tiempos apostólicos, vestigios de lo que iba a ser más tarde la visita ad limina los encontramos ya en Gál 1 y 2, en donde Pablo refiere sus dos subidas a Jerusalén, la primera, para conocer a Pedro e intimar con él, y la segunda, para someter a los Apóstoles, presididos por Pedro, el Evangelio que él anunciaba, “no fuera que estuviera caminando o hubiera caminado en vano” (Gál 2, 1).
2. Teología de la visita ad limina.
Las visitas ad limina son a la vez una manifestación de la comunión entre los Obispos y el Obispo de Roma, y un medio para reafirmar dicha comunión. No hace falta decir que esta comunión tiene como eje la confesión de la misma fe, la celebración de los mismos sacramentos, la práctica de la misma ley, que es la ley del amor, y la experiencia de la misma oración pública de la Iglesia.
Pues bien, al servicio de la comunión de la Iglesia, nuestro Señor Jesucristo instituyó a los Apóstoles a modo de colegio, poniendo al frente de éste al bienaventurado Pedro. De este modo, Pedro, el Obispo de Roma, es un Apóstol como los demás, pero recibe el carisma de ser garante de la fe y principio visible de la comunión eclesial, lo que le distingue esencialmente de sus hermanos.
Por eso, como afirma Pastores Gregis 57, la posición eminente de Pedro en el Colegio Apostólico y la de sus sucesores en el Colegio Episcopal hacen que cada una de las Iglesias particulares “concuerde con la Iglesia de Roma, pues ésta y no otra es la garantía última de la integridad de la tradición transmitida por los Apóstoles. De esta forma, la Iglesia de Roma preside la comunión universal en la caridad, tutela las legitimas diversidades y, al mismo tiempo, vigila para que la particularidad no sólo no dañe a la unidad, sino que la sirva. Todo ello comporta la necesidad de la comunión de las diversas Iglesias con la Iglesia de Roma, para que todas puedan encontrarse en la integridad de la Tradición Apostólica y en la unidad de la disciplina canónica para la salvaguarda de la fe, de los sacramentos y del camino concreto hacia la santidad. Dicha comunión de las Iglesias se expresa por la comunión jerárquica entre cada obispo y el Romano Pontífice. De la comunión con todos los obispos cum Petro et sub Petro, realizada en la caridad, surge el deber de que todos ellos colaboren con el Sucesor de Pedro para el bien de la Iglesia entera y, por tanto, de cada Iglesia particular. La visita ad limina tiene precisamente esta finalidad”.
Pidamos ya desde ahora a Dios nuestro Señor por la próxima visita ad limina de los Obispos españoles. Pidamos que, por la acción del Espíritu, se afiance la unidad en la diversidad y se produzca esa suerte de “perichóresis”, de interpenetración y de compenetración plenas, entre la Iglesia Universal y las Iglesias particulares, sin duda comparable al flujo de la sangre, que parte del corazón hacia las extremidades del cuerpo y desde éstas vuelve al corazón.
† Manuel Ureña,
Arzobispo de Zaragoza
Fuente:: Mons. Manuel Ureña
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Mártires del siglo XX en España
Noticias religiosas - archivoNos convoca hoy la Iglesia diocesana para celebrar la memoria de los Mártires del siglo XX en España. Como bien sabéis, el pasado 13 de octubre, en Tarragona, en una solemne ceremonia presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, fueron beatificados varios centenares más de hombres y mujeres que murieron en los tristes momentos de los años ’30 del siglo pasado en España. No hemos querido que pasara como a escondidas esta fecha del 6 de noviembre en la que la Iglesia en España celebra la memoria de un número tan elevado de sus mártires, y nos deseamos honrar de manera especial a los mártires recientemente beatificados.
Algunas importantes verdades centran la celebración de hoy y es bueno tenerlas presentes para captar con exactitud el sentido de este momento.
La primera verdad la expresan las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. La vida, en efecto, es el bien radical del hombre. La prueba es que todos nos aferramos a ella. La vida es el bien más radical y más alto que el hombre posee y por el que todo lo sacrifica. Nuestros mártires amaron a Dios, lo consideraron su bien supremo, el más grande y precioso, y lo confesaron así con su muerte. Eran, en efecto, muy conscientes de que quien posee a Dios, tiene todo. Sólo Dios basta.
La segunda idea tiene que ver con el culto a los mártires. Lugares de culto ha habido siempre en la historia de los hombres. Los restos que testimonian su existencia son indicadores seguros de encontramos en presencia de seres y actividades humanas. En esos lugares tenían lugar, plegarias, acciones, ritos o ceremonias, más o menos regladas, liturgias, podemos decir, con las que se honraba a los seres superiores, a los dioses o a los antepasados. La Iglesia dio culto y celebró a los mártires desde los primeros momentos; celebró su dies natalis, el día en que fueron muertos por su fe en el Dios de Nuestro Señor Jesucristo y nacieron así a la vida eterna. Los cristianos se reunían para honrar su memoria, acudían a su intercesión, los nombraban en sus plegarias, se hacían enterrar en torno a sus tumbas. Es lo que hacemos también nosotros.
Los mártires son, en fin, ejemplo, modelos de fe y de vida cristiana coherente. Sabemos que los mártires son lo mejor de nosotros. Representan la excelencia en la vida de los cristianos. Creían y amaban a su Señor y Redentor, a aquel que nos salva a todos con su muerte y resurrección e imitaron a su Maestro porque creyeron en su amor y se dejaron “envolver”, “invadir”, por él. Lo pro-pusieron, lo colocaron por delante y por encima de cualquier otro bien. Lo consideraron tesoro riquísimo y perla preciosísima. Ellos nos muestran, pues, el camino; nos dicen que es posible seguirlo hasta el final, aun al precio del bien más alto, al precio de la vida. Ellos son al mismo tiempo, testigos de nuestro combate espiritual, nuestros mejores “seguidores”: nos animan, aplauden y alientan. Son el jugador número doce en el combate de la vida.
Los reconocemos nuestros hermanos mayores en la fe y damos gloria a Dios que ha manifestado en ellos el poder de su brazo.
Veneramos su memoria, llenos de respeto, de admiración y amor.
Acudimos a su intercesión, para que iluminen nuestras vidas con el ejemplo de su fe; para que, como amigos de Dios, rueguen por nosotros, a fin de que sepamos amarlo por encima de cualquier otro bien, y para que aprendamos la suprema lección de perdón de las ofensas que podamos recibir, por graves y dolorosas que sean.
+ José María Yanguas
Obispo de Cuenca
Fuente:: Mons. José María Yanguas
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Ampliación del horario de Adoración – Carta del Obispo a todos los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Fieles del Arciprestazgo de Segovia
Noticias religiosas - archivoEl Santísimo se expondrá todos los días a las 8:15 de la mañana y se reservara a las 21:45 de la noche, a partir del día 1 de diciembre, primer domingo de adviento.
Pienso también en algunas parroquias próximas a la ciudad, aunque sean de otros arciprestazgos, con perspectivas más amplias de comunidad arciprestal., Hoy no hay distancias ni distinciones, y podrían sumarse a esta Adoración.
El epicentro de todas nuestras actividades pastorales y personales, lo esencial y necesario para sacerdotes, religiosos y seglares ha de ser el Sacramento Eucarístico: La Eucaristía celebrada. La Eucaristía, alimento y comunión, la Eucaristía adorada, la Eucaristía vivida, la Eucaristía anunciada. Es necesario dedicar espacios largos de tiempo para la Adoración comunitariamente y tributar atenciones y honores mayores que a cualquier otro rito al Sumo Sacramento del Altar, también fuera de la Santa Misa.
El presente y el futuro de la Iglesia están en la Eucaristía, en el Cuerpo de Cristo entregado por nosotros. Será siempre el signo más fuerte de unidad en todos nuestros proyectos y programaciones. Toda la ciudad quedará imbuida y penetrada durante todas las horas de Adoración pública exteriorizada, tan sencilla y tan grande, tan noble y tan fecunda, de esta Adoración del hombre a su Dios, con esa actitud noble, culta, que no degrada, la única legitima junto al Amor de los amores, el Amor vivirá en los más pobres y en los más necesitado de protección y de su misericordia. Adoradores en espíritu y en verdad, Dios Padre lo desea y busca (Jn. 4,23).
Deseo y pido a los sacerdotes de la ciudad de Segovia que orienten y animen a sus fieles a participar en esta acción arciprestal, la primera y más importante de toda la diócesis no tengáis miedo en sacrificar y hasta renunciar a devociones legitimas muy personales en el templo parroquial por el bien de una programación más eclesial y diocesana, como llamada a 1a comunión y comunidad por encima de pequeños reductos parroquiales encerrados en sí mismos.
Unidos en el mismo Amor y Señor
+Ángel Rubio Castro
Obispo de Segovia
Fuente:: Mons. Ángel Rubio Castro
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Nuestra Programación Pastoral para este curso
Noticias religiosas - archivoEsta semana pasada han sido presentadas en Tarazona y Calatayud la programación pastoral de este curso, así como la carta pastoral, La Iglesia según Francisco , que he escrito reflexionando sobre la Iglesia que el papa Francisco quiere que construyamos. Tanto la carta pastoral como la programación de este curso quieren estar unidas y que sean las palabras del Papa las que nos guíen e iluminen en este año pastoral.
En este domingo escuchamos en la segunda lectura de la Misa la carta de S. Pablo a los Tesalonicenses (2, 16-3,5). Me centro hoy en este texto del Apóstol ya que es la luz de la Palabra de Dios sobre la que deseamos hacer la programación pastoral de nuestra Diócesis y, a la vez, nos recuerdan las palabras que el Papa ha repetido tantas veces en su homilías, catequesis y reflexiones diarias.
Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado tanto.Con estas palabras comienza el texto de S. Pablo y ésta es la realidad que debemos vivir los cristianos todos los días de nuestra vida: ¡Dios nos ama! Un amor sin límites, un amor misericordioso que nos brinda una gran esperanza.
Todos los días deberíamos tener conciencia de esta experiencia del amor de Dios, de su misericordia sin límites. Si los cristianos viviéramos cada día lo que supone la misericordia transformante de Dios, nada ni nadie nos quitaría la esperanza ni la alegría, aún en medio de todas las dificultades. Vivir en la esperanza y en la misericordia del amor de Dios nos da siempre un ardiente deseo de transmitir a los demás la experiencia de Dios ; más aún, vivir en el amor de Dios es el testimonio que llega al corazón de otras personas. No puede haber una actividad pastoral en la Iglesia que no sea movida por este amor de Dios, nuestros planes pastorales de nada sirven si no es éste el motor y así Él nos da fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas.
Al programar nuestras acciones pastorales no podemos olvidar lo que el Papa Francisco decía en una entrevista reciente; en ella, el Papa compara la Iglesia conun hospital de campaña, donde hay tareas urgentes (“curar heridas”) y otras que pueden esperar a una fase posterior (“medir el colesterol y el azúcar”); así, expresa que la acogida de las personas y el anuncio del Evangelio deben ser prioritarios. Hay que curar las heridas comenzando por lo más elemental que es anunciar: ¡Jesucristo te ha salvado!
Los que viven alejados de la Iglesia o incluso como si Dios no existiera también deben estar presentes en nuestra acción pastoral. Debemos ser, como nos dice el Papa: “ una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella , hacia el indiferente. El que abandonó la Iglesia a veces lo hizo por razones que, si se entienden y valoran bien, pueden ser el inicio de un retorno. Pero es necesario tener audacia y valor”.
A la vez, debemos pedir a Dios ser la casa abierta que acoge y recibe manteniendo las puertas abiertas, las puertas de nuestros templos pero sobre todo las puertas de nuestro corazón.
Que el Señor nos ayude para que como nos dice hoy la lectura S. Pablo: La palabra de Dios siga el avance glorioso que comenzó entre vosotros.
+ Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona
Fuente:: Mons. Eusebio Hernández Sola
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Testimonio luminoso para Alfaro
Noticias religiosas - archivoALFARO, 20/10/2013
Queridos hermanos sacerdotes,
Queridas Madres Concepcionistas, Misioneras del Pilar, Esclavas del Amor Misericordioso y Hermanos de las Escuelas Cristianas
Sra. Alcaldesa y Miembros de la Corporación Municipal,
Hermanos todos,
1.- Dad gracias al Señor porque es bueno.
Me siento feliz de estar entre vosotros, compartiendo precisamente este momento central de vuestro encuentro, estando con vosotros a la mesa de la Palabra y del Pan, a la mesa del Señor. La Eucaristía es la raíz y la cima de la Iglesia y, por lo tanto, de la vida de los bautizados y de los consagrados al Señor.
Y la Eucaristía es acción de gracias. Sí, agradecemos a Dios su inmenso amor por nosotros, un amor que ha llegado hasta el extremo, hasta morir en la cruz por todos y cada uno de nosotros.
Y hoy, esa acción de gracias viene motivada por la presencia de la Vida Consagrada en nuestro pueblo de Alfaro (440 años de presencia de las MM. Concepcionistas, 100 años de los Hermanos de La Salle, 50 años de las Misioneras del Pilar y 82 años de las Esclavas del Amor Misericordioso).
El Señor Resucitado se hace presente, pues, en esta Eucaristía y, tomándonos aparte a cada uno de nosotros, como lo hizo con san Pedro, quiere tener un “tête à tête” para preguntarnos también cómo andamos de amor hacia su persona. También Cristo nos dice: ¿Me amas más que estos? Apacienta mis ovejas. Dejemos resonar la voz de Dios en nuestro corazón y atrevámonos a decirle con san Pedro: Sí, Señor, a pesar de mis fallos y pecados, tú sabes que te amo. Sí, la vida consagrada es una aventura de amor. Renovemos hoy nuestro amor. Pidámosle al Señor que nos ayude a volver al primer amor, al amor inicial de nuestros primeros votos, amor sin trabas, sin cálculos, absolutamente generoso y desinteresado.
Y quiero agradeceros, una vez más, todo lo que hacéis por la extensión del Reino de Dios en nuestra tierra entrañable de la Rioja. Fijaos: tenemos en nuestra Diócesis 96 casas, comunidades religiosas. Entre los Institutos Seculares y los miembros que hay en cada comunidad religiosa, sois una buena legión de personas consagradas a la misión de la Iglesia. ¡Cuánto bien, cuánta gracia de Dios, nos llega a través de vuestra presencia, vuestro trabajo, vuestra palabra y la ofrenda de vuestras vidas!
2.- Los Religiosos sois la Epifanía del amor de Dios
Estáis aquí, en esta tierra, como dice bellamente la Exhortación Pastoral “Vita Consecrata”, para ser Epifanía del amor de Dios (VC, 72). ¡Qué misión tan hermosa la de ser manifestación de Dios en medio de nuestro mundo! Y sabéis perfectamente que eso no se logra haciendo muchas cosas, non multa sed multum, decían los clásicos, sino a través de la intensidad, esto es el multum, la intensidad del testimonio personal de vuestras vidas, identificadas plenamente con Cristo. Sí, cuanto más nos dejamos conformar con Cristo más y mejor lo manifestamos.
Pero sabemos también que hay otro elemento necesario para poder ser “Epifanía de Dios”: la vida fraterna. Es curioso, el “sensus fidelium” no entiende a un religioso por libre, separado o enfrentado con la comunidad; el religioso es visto siempre con relación a una comunidad de referencia, en la que vive su consagración y su misión. Por eso, el Papa Juan Pablo II, en Vita Consecrata, dice que la vida religiosa será más apostólica, manifestará mejor el amor de Dios, cuanto más íntima sea la entrega a Cristo, más fraterna la vida comunitaria y más ardiente el compromiso en la misión (VC, 72).
Una de las dificultades de la vida religiosa es compaginar bien la autonomía y libertad personal con la vida comunitaria y sus normas, y la obediencia al superior; todo ello en comunidades a veces demasiado grandes y, otras veces, compuestas de personas con edades, con formación y con puntos de vista muy diferentes. En un mundo individualista como el nuestro, una de cuyas heridas más lacerantes es la incomunicación, la soledad, el testimonio de vida fraterna de las comunidades religiosas se convierte en paradigma de una forma nueva de vida, donde la persona es valorada por lo que es y no por lo que hace, en el que la persona se convierte en el centro de la vida y de las actividades. Es notorio que en esta sociedad nadie envejece con tanta calidad y tantas atenciones humanas y espirituales como sucede en la vida religiosa. No dejéis de cuidar esta dimensión comunitaria, fraterna, de vuestra vida consagrada, que os convierte en testimonio profético en medio de nuestro mundo, huérfano de amor desinteresado, carente de verdaderas y profundas relaciones interpersonales.
Por ello, es preciso que no olvidéis que la vida comunitaria se apoya en tres columnas fundamentales, sin las cuales llegaría a desmoronarse. Son estas:
 La Palabra de Dios. Todos los que vivís en comunidad habéis oído la voz del mismo Dios que os ha llamado a seguirle a través de un carisma muy concreto, el del fundador o fundadora de vuestra Congregación. Y esa Palabra de Dios sigue siendo alimento diario de vuestra vida. Sin ella sería muy difícil seguir viviendo en comunidad ya que las diferencias de edad, de procedencia, etc. resultan, a veces, muy difíciles de superar. La escucha atenta y amorosa, obediente, de la Palabra de Dios edifica y fortalece la comunión entre los diversos miembros de la comunidad.
El superior o superiora. No se entiende una comunidad sin alguien que haga el servicio necesario de la comunión. El superior hace las veces de padre o de madre; representa a Cristo cabeza de la Iglesia, servidor de la comunión. Cuesta, a veces, dejar que sea otra persona quien organice los ritmos y movimientos de la comunidad, supone mucha humildad y pobreza interior, pero eso es lo que vivió Cristo no teniendo otro alimento que hacer la voluntad del Padre, sometiéndose a la autoridad de María y de José. Sin el humilde servicio de un superior/superiora, la comunidad acabará por destruirse y, si continúa, estará falta de energía evangelizadora y transformadora, será como una vela puesta debajo del celemín que no alumbrará a nadie.
 El perdón ofrecido diariamente. En todo grupo humano se cometen errores, fallos y pecados. Esos fallos y pecados aparecen más, duelen más, si están cometidos por personas que no hemos elegido para formar parte de nuestro grupo. Pero lo admirable, lo verdaderamente sorprendente y evangelizador, es comprobar que esas personas que viven juntas, que no se han elegido, sino que otro las ha elegido y reunido, son capaces de amarse y de perdonarse todos los fallos. Eso es realmente evangelizador. Sí, las comunidades religiosas con vitalidad y con dinamismo misionero son aquellas que cada día se acuestan en paz, con el perdón en los labios y en el corazón, cumpliendo con generosidad lo que Jesús dijo a san Pedro: No te digo que perdones siete veces a quien te ha ofendido, sino que le perdones hasta setenta veces siete, es decir, siempre. El perdón hace tanto bien y da tanta calidez a las comunidades como vivir juntos una excursión, tomar unos dulces o una copa de rioja, o celebrar una sencilla pero bella fiesta doméstica.
Queridos religiosos y religiosas, vivid con generosidad y entrega desbordante vuestra vida fraterna, comunitaria. Nuestra sociedad necesita enormemente de ese testimonio profundamente evangélico.
3.- Nacidos para la misión.
Y no dejéis, queridos religiosos, que se apague en vosotros el fuego del espíritu misionero. Todo bautizado, y más aún todo consagrado, oye en su corazón el grito apremiante de san Pablo: Caritas Christi urget nos. El amor de Cristo nos apremia (2 Cor 5,14). No podemos quedarnos tranquilos e impasibles ante el fenómeno creciente del desconocimiento de Cristo y de su doctrina, ante el fenómeno de una vuelta al paganismo, en el seno de nuestra sociedad europea, occidental. La actividad primaria y esencial de la Iglesia es el anuncio explícito del Mensaje, de la Persona de Cristo, Salvador del mundo (Cf. R Mi, 277). Somos conscientes de que no es fácil predicar el Evangelio cuando los oyentes no están en actitud receptiva, pero no olvidemos que, si dejamos de predicar explícitamente el Evangelio, nuestra fe acabará debilitándose. Juan Pablo II lo decía muy bien en la Encíclica sobre la actividad misionera de la Iglesia (Redemptoris Missio, 2): la fe se fortalece dándose. Que el fuego misionero, evangelizador, os queme por dentro. Que no dejéis la actividad misionera, ejercida a través de la predicación directa, de la oración y de la ofrenda permanente de vuestras vidas, tal como lo hizo santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones. No olvidéis que, en ese campo de la vida de la Iglesia, no cabe la jubilación, porque todos podemos ofrecer y aportar algo aunque sea desde la silla de ruedas o el lecho de la enfermedad. Y la misión, el enuncio explícito de la Buena Nueva, se verifica en la entrega a los más pobres y necesitados. Es ahí donde nuestro compromiso se hace creíble.
Queridos amigos, seguid entregando lo mejor de vosotros mismos a esa misión a la que el Señor os ha llamado y, en concreto, aquí, en Alfaro. Hacedlo todo con alegría; éste es otro de los rasgos de los hombres y mujeres de Dios. Alegres siempre, incluso cuando haya ultrajes o desprecios por causa de Jesús, que tanto padeció por nosotros. Alegres siempre, porque llevamos en nuestro interior la fuente de toda alegría: el amor de Dios, el Espíritu Santo que se nos ha dado. Y que santa María, la mujer toda de Dios y madre de todos, bajo la advocación del Burgo, os proteja y acompañe siempre.
+ Juan José Omella Omella
Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño
Fuente:: Mons. Juan José Omella
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Despedida de las Dominicas de Albarracín
Noticias religiosas - archivoLa despedida de las Madres Dominicas supone una pérdida irreparable para nuestra comunidad diocesana que pierde el carisma que el Señor entrego a San Domingo de Guzmán en 1215. Los elementos que determinan la identidad de las mojas dominicas, y que nosotros hemos podido constatar en el Monasterio de Albarracín, muestra el carisma fundacional de la Orden. Esta fue instituida para “la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo entero el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Honorio III). Las monjas dominicas están dedicadas al servicio divino, en oración continua y austeridad de vida. Su oración es contemplativa, pero en razón del carisma de toda la Orden, del que ellas participan, su oración es también apostólica. Lasmonjas predicadoras, sin abandonar el claustro ni hacerse oír fuera de él, según requiere su vocación, cooperan de manera propia al ministerio de los frailes, invocando la iluminación Espíritu Santo para que los predicadores, llevados por el amor de Dios, que es el alma del apostolado, sean voz de la palabra divina, en espíritu y en verdad, con integridad y pureza. Y a la vez instan al Espíritu Santo a que disponga, en actitud ampliamente receptiva, superadora de toda sabiduría humana, a los que escuchan el acto profético de la predicación, para que la palabra prenda y obre eficazmente en ellos.
El sentir de nuestra diócesis es que el papel que las Dominicas han ejercido dentro de su congregación también nosotros lo hemos sentido muy cercano, especialmente en las últimas década. Muchos sacerdotes, familias y jóvenes de nuestra tierra han encontrado siempre una palabra de aliento, una oración sincera y la ayuda precisa de estas grandes albarracinenses que como el río Guadalaviar, que pasa cerca del Monasterio y de la ermita del Cristo de la Vega, han fecundado con su oración silenciosa el trabajo y la vida de muchos turolenses. La ciudad de Albarracín las va a echar mucho de menos. ¡Se van su monjas! Y con ella, toda la diócesis. Los años han mermado sus fuerzas y, aunque su deseo sería permanecer con nosotros, la prudencia manda el que puedan retirarse a otros monasterios para ser atendidas conforme a su vocación contemplativa.
Casi a la vez se han despedido también las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor. El pasado 26 de Octubre cerraban su comunidad de Teruel, después de haber permanecido en nuestra diócesis desde el 1 de Septiembre de 1952. Vinieron para hacerse cargo de distintos servicios del Hospital “Padre Polanco” que abría sus puertas en enero de 1953. La casa de acogida “Santa María de los Ángeles” para acoger enfermos convalecientes fue su segunda obra en nuestra ciudad. Se han ido silenciosamente, como vinieron, sin hacer ruido, después de haber anunciado el evangelio del amor de Dios, especialmente, en medio del mundo de la enfermedad y del dolor.
Con enorme gratitud y profunda pena despedimos a estas dos congregaciones que nos dejan en este final del Año de la Fe. Pedimos al Señor que les pague todo el bien que nos han hecho estos años de servicio entre nosotros. Pedimos por ellas y por la nueva vida que comienzan lejos de Albarracín y Teruel.
Adiós queridas hermanas. ¡Qué Dios os bendiga!
+ Carlos Escribano Subías,
Obispo de Teruel y de Albarracín
Fuente:: Mons. Carlos Escribano Subías
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“¡Por la vida!, la verdadera batalla por la que hay que luchar”, sostiene el Papa
Noticias religiosas - archivo«He recibido con gran dolor la noticia de que hace dos días, en Damasco, golpes de mortero han matado a algunos niños que volvían del colegio y al conductor del autobús. Otros niños resultaron heridos. ¡Recemos para que estas tragedias no sucedan! En estos días estamos rezando y aunando esfuerzos para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en Filipinas, golpeados por el tifón. ¡Éstas son las verdaderas batallas por las que hay que luchar: ¡por la vida! ¡Nunca por la muerte!».
(CdM – RV)
Fuente:: SIC
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“Negar o restringir arbitrariamente la libertad religiosa impide una paz genuina y duradera de toda la familia humana”
Noticias religiosas - archivoFuente:: SIC
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Rafael Ortega: “Existe un laicado católico comprometido que debe ser la voz de la Iglesia en el debate público”
Noticias religiosas - archivoP.- Se cumplen 15 ediciones de católicos y Vida Pública. En estos tres lustros ¿Cuáles han sido las aportaciones de este congreso a la sociedad? ¿Qué balance podemos realizar de estas 15 ediciones?
R.- Grandes aportaciones, sobre todo para nosotros los católicos que muchas veces nos hemos sentido “arrugados” ante una sociedad que prefiere mirar a otro lado. Creo que el balance es muy positivo. Hoy existe un laicado católico comprometido, articulado y bien formado, que debe ser la voz de la Iglesia en el debate público cuando se tratan cuestiones decisivas paras el futuro de la sociedad.
P.- Por primera vez, en sus quince años de vida, el congreso se centra en España, su situación y los desafíos que los católicos tienen en el desarrollo de la sociedad española. Después de unas ediciones centradas en temas ‘generales’ ¿A qué responde esta mirada sobre la sociedad española?
R.- Nos proponemos, por vez primera y de modo expreso, las “razones para esperanza”. Frente al preocupante panorama que hoy parece presentar nuestro país en todos sus órdenes, político, social, económico y cultural, incluso territorial, y frente a las mismas razones con que la opinión pública expresa su grave preocupación por el deterioro de esos ámbitos, el Congreso se propone reflexionar a la luz de la Fe, para impulsar proyectos eficaces de superación de las adversas circunstancias presentes.
R.- Hay motivos y muchos. Los católicos tenemos que actuar como verdadero fermento de una sociedad más justa y fraternal. Los católicos no podemos dejar de ofrecer nuestra razón más profunda para la esperanza, que es precisamente esa sólida esperanza que, sustentada en la FE y alimentada por la caridad y el amor, tenemos grabada en nuestro ser cristiano.
P.- A esta edición se suma una Noche Joven promovida por la Universidad CEU San Pablo y los colegiales del Colegio Mayor Universitario de San Pablo. La juventud católica, ¿es en España “esperanza de la Iglesia y la sociedad”? ¿Qué papel tiene en la sociedad española actual?
R.- Un papel definitivo. Como ha dicho el Papa Francisco“no podemos dejarnos arrebatar la esperanza y los jóvenes y los ancianos no pueden aceptar el descarte que de ellos quiere hacer la dinámica de un sistema económico global deshumanizado. Los jóvenes son la esperanza de la sociedad española y con ellos debemos y podemos contar con ellos y el Congreso y su noche joven son un claro exponente de ello.
(Mª José Atienza / Agencia SIC)
Fuente:: SIC
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