Redacción (Domingo, 03-11-2013, Gaudium Press) La Iglesia militante, sobre la tierra, ruega a la Iglesia triunfante del cielo, y por otro lado, ruega por la Iglesia purgante del purgatorio. Y las tres Iglesias son una única Iglesia.
La caridad, más fuerte que la muerte, las une del cielo a la tierra y de la tierra al purgatorio. Y es por el mismo sacrificio que agradecemos a Dios, la gloria con la cual llena los santos del cielo e imploramos la misericordia para los santos del purgatorio, santos todavía no perfectos.
Son como tres partes de una sola y misma procesión de santos, procesión que avanza de la tierra al cielo.Las almas del purgatorio participarán de aquella procesión algún día. Sí, porque todavía no tienen bien blanca la vestimenta para la fiesta, la ropa nupcial todavía tiene manchas, aquellas manchas que sólo el sufrimiento limpia.
Entonces, como los contemporáneos de Noé, aquéllos que hicieron penitencia solamente en el momento del diluvio, fueron encerrados en prisiones subterráneas, hasta que Jesucristo les apareció, anunciándoles la libertad, cuando fue su descenso a los infiernos.
Como los fieles de la Iglesia triunfante, los fieles de la Iglesia militante y los fieles de la Iglesia purgante y paciente, son miembros de un mismo cuerpo – que es Jesucristo – y tanto unos como los otros participan, se interesan, se entristecen por la gloria, por los peligros, por los sufrimientos de unos y de otros, así como los miembros del cuerpo humano. Veamos un ejemplo: el pie está en peligro de salud y sufre dolores: todos los miembros del cuerpo sufren la conmoción. Los ojos lo miran, las manos lo protegen, la voz pide auxilio, para apartar el mal o el peligro. Una vez apartados del mal, se alegran todos los miembros.
Lo mismo ocurre con el cuerpo vivo de la Iglesia universal. Y vemos a los héroes de la Iglesia militante, a los ilustres Macabeos, asistidos por los ángeles de Dios y por los santos de Dios, especialmente por el gran sacerdote Onias y por el profeta Jeremías, rogar y ofrecer sacrificios por esos hermanos que murieron por amor a Dios, pero que tenían uno o varios pecados.
Al día siguiente, después de una victoria, Judas Macabeo y los suyos aparecieron para retirar a los muertos y depositarlos en el sepulcro de sus antepasados y encontraron sobre las túnicas de los que estaban muertos cosas que habían sido consagradas a los ídolos de Jamnia, que la ley prohibía tocar a los judíos. Por esto, fue manifestado a todos que por eso habían sido muertos. Y todos alabaron el justo juicio del Eterno, que descubre lo que esta escondido y le suplicaron que fuese olvidado el pecado cometido.
Judas exhortó al pueblo a que se preservase del pecado, teniendo ante sus ojos y recordando cómo habían sucumbido los que habían pecado. Y, después de haber hecho una colecta, envió a Jerusalén dos mil dracmas de plata, para que fuese ofrecido un sacrificio por los pecados de los muertos, actuando muy bien, pensando que estaba en la resurrección. Pues si no tuviese esperanza que los que habían sucumbido resucitarían un día, sería superfluo y necio rogar por los muertos.
Judas, sin embargo, consideraba que una gran misericordia estaba reservada a los que duermen en la piedad. ¡Santo y piadoso pensamiento! Fue por esto que ofreció un sacrificio de expiación por los difuntos, para que fuesen libres de los pecados.
Estas son las palabras y reflexiones de la Sagrada Escritura, según el texto griego y las mismas, más o menos, en el latino.
Nuestro Señor mismo advirtió, con toda claridad, que hay un purgatorio, cuando nos recomienda en San Mateo y San Lucas: «Conciliaos con vuestros enemigos (a la ley de Dios y la conciencia) en cuanto estés en el camino para ir al príncipe, no sea que este enemigo os entregue al juez, juez y verdugo, y que seas sometido a una prisión. En verdad os digo, de ella no saldréis, mientras no paguéis hasta la última donación».
Según estas palabras, queda claro que hay una prisión de Dios, donde se es arrojado por deudas con su justicia, y donde no se sale – sino cuando todo estuviera pagado.
Nuestro Señor, en San Mateo, también nos dice: «Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, sin embargo, la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada, ni en este siglo ni en el futuro.» Donde vemos que otros pecados pueden ser perdonados en este siglo y no en el futuro, como el libro de los Macabeos lo dice expresamente, los pecados de aquellos que murieron por la causa de Dios.
Del mismo modo, en el sacrificio de la misa, la Santa Iglesia de Dios recuerda a los santos que reinan con Él en el cielo, con el fin de agradecer por la gloria y encomendarnos a su intercesión. Por otro lado, suplica a Dios que se acuerde de los servidores y servidoras que nos precedieron en el otro mundo con el sello de la fe y les permita permanecer en el refresco de la luz y la paz.La creencia del purgatorio y oración por los muertos se encuentra en todos los doctores de la Iglesia, así como en el acta de los mártires, especialmente en las actas de San Perpetuo, escritas por él mismo.
Todos los santos oraron por los muertos. San Odilon, abad de Cluny, en el siglo XI, tenía un celo particular sobre lo que respecta a la restauración de las almas del purgatorio. Fue movido por la compasión, pensando en los sufrimientos de las almas del purgatorio que, adelantándose a la Iglesia, ordenó rezar por las almas, habiendo destinado para ese fin un día especial. Así es como San Odilon alentó tal institución, comenzando por las tierras que simpatizaban con el sacerdocio. (…)
En cuanto al purgatorio, nada se conoce con seguridad. Sin embargo, lo que se lee en las revelaciones de Santa Francisca de Roma, revelaciones que la Iglesia autoriza creer, sin entretanto, ser obligatorias.
En una visión, la santa fue conducida al infierno y al purgatorio, que igualmente está dividido en tres zonas o esferas, una sobre la otra.
Al entrar, Santa Francisca leyó esta inscripción:
Aquí es el purgatorio, lugar de esperanza, donde se hace un intervalo.
La zona inferior es toda de fuego, diferente al infierno, que es negro y tenebroso. Esta zona tiene llamas grandes, muy grandes y rojas. Y las almas allí son iluminadas interiormente por la gracia. Porque conocen la verdad, así como la determinación del tiempo.
Aquellos que tienen pecados graves son enviados a este fuego por los ángeles y se quedan ahí conforme al tamaño de los pecados que cometieron.
La santa dijo que, por cada pecado mortal no expiado, en aquel fuego el alma se quedaría por siete años.
A pesar que en esta zona o esfera inferior las llamas de fuego envuelven todas las almas, atormentan sin embargo a unas más que a otras, según sean más graves o más leves los pecados.
Fuera de ese lugar del purgatorio, a la izquierda, están los demonios que hicieron que aquellas almas cometiesen los pecados que ahora expían. Criticándolas, pero no infligen cualquier otro tipo de tormento.
¡Pobres almas! Las hace sufrir más, mucho más, la visión de esos demonios que el propio fuego que las envuelve. Y, con tal sufrimiento, gritan y lloran, sin que, en este mundo, alguien pueda hacerse esa idea. Lo hacen, entretanto, humildemente, porque saben que lo merecen, que la justicia divina está con razón. Son gritos como que afectuosos y que les traen algún consuelo. No porque sean apartados del fuego. No, la misericordia de Dios, tocada por aquella resignación de las almas que sufren, les lanza una mirada favorable, mirar que les alivia el sufrimiento y les deja entrever la gloria de la bienaventuranza, a donde pasarán.
Santa Francisca Romana vio un ángel glorioso conducir a aquel lugar a un alma que le había sido confiada a su protección y esperarla afuera a la derecha. Y que los sufragios y las buenas obras que los parientes, amigos, o quien sea hacían especialmente por la intención de esa alma, movidos por la caridad, son presentadas por los ángeles de la guarda a la divina majestad. Y los ángeles, comunicando lo que por ellas hacemos, se alivian, alegran y confortan. Los votos y las buenas obras que hacen los amigos, por caridad, especialmente por los amigos del purgatorio, beneficia especialmente a quien los hace, debido a la caridad. Y ganan las almas y ganamos nosotros.
Las oraciones, los sufragios y las limosnas hechas caritativamente por las almas que ya están en la gloria y que ya no las necesitan, se revierten a las almas que todavía están necesitadas, beneficiando a nosotros también.
¿Y los sufragios que se hacen a las almas que se encuentran en el infierno? No aprovechan ni a uno ni a otro – ni a las del infierno, ni a las del purgatorio, únicamente a quien los hace.
La zona o región media del purgatorio está dividida en tres partes: la primera, llena de una nieve excesivamente fría; la segunda, de brea fundida, mezclada con aceite hirviendo; la tercera, de ciertos metales fundidos, como oro y plata, transparentes. Treinta y ocho ángeles reciben allí las almas que no cometieron pecados tan graves como para merecer la región inferior. Las reciben y las transportan de un lugar a otro con gran caridad: no son los ángeles de la guarda, son otros, que para tal efecto, fueron obligados por la divina misericordia.Santa Francisca no habla, o no fue autorizada a decirlo por su superior, sobre la parte más elevada del purgatorio.
En los cielos, los ángeles fieles tienen jerarquía: tres filas y nueve coros. Las almas santas, que se elevan de la tierra, ocupan en los coros y las órdenes que Dios les indica, según sus méritos. Es una fiesta para toda la milicia celestial, pero especialmente para el coro donde el alma deberá regocijarse eternamente en Dios.
Lo que Santa Francisca vio en la bondad de Dios la dejó profundamente impresionada, sin que pudiese hablar de la alegría que había en su corazón. Frecuentemente, en los días de fiesta, sobre todo después de la comunión, cuando meditaba sobre el misterio del día, su espíritu, arrebatado al cielo, veía el mismo misterio celebrado por los ángeles y por los santos.
Todas las visiones que tenía Santa Francisca Romana, las sometió a la Santa Madre Iglesia. Y, por la misma madre – la Iglesia – fue Francisca canonizada, sin que nada censurable se encontrara en las visiones que tuvo.
Nosotros os saludamos, almas que os purificáis en las llamas del purgatorio. Compartimos vuestros dolores, el sufrimiento, principalmente aquel dolor inmenso y torturante de no poder ver a Dios.
¡Ay de nosotros! Sin duda que hay entre vosotros parientes y amigos nuestros: sufrirán, talvez por nuestra culpa. ¿Quién dirá que no les hemos dado, en ésta o aquella ocasión, motivos para pecar? Les falta poco tiempo para ser completamente puras. ¿Qué pasará con nosotros que velamos tan poco por nosotros mismos? Almas santas y sufridoras, ¡que Dios nos libre de nunca olvidaros!
Todos los días, en la misa y en las oraciones, nos acordaremos de todas ustedes. Acordáos, pues, también de nosotros. Acordáos especialmente cuando estuvieres en el cielo. ¡Allá os deseamos ver! ¡Como en el cielo deseamos vernos con ustedes! Así sea.
(Vida de los Santos, Padre Rohrbacher, Volumen XVIII, Pág. 111 a 118 y 129 a 137)
Patrona del país recibe visita de 5000 jóvenes, en Sri Lanka
Noticias religiosas - archivoColombo – Sri Lanka (Lunes, 04-11-2013, Gaudium Press) Según relató un joven oriundo de la región norte de Sri Lanka -que por primera vez en su vida, al lado de sus conterráneos, participó de una peregrinación al Santuario Nuestra Señora de Lanka- fue «una bendición para todos nosotros, jóvenes, poder rezar a los pies de Nuestra Señora de Lanka».
En total, más de cinco mil jóvenes católicos, venidos de cada distrito del país, participaron de este evento organizado por la National Youth Federation. La «Jornada de la juventud» dio inicio el día 19 de octubre, con el tema «Vayan a todos los lugares y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).
El encuentro comenzó con un momento de oración delante de la antigua gruta donde está localizada la Imagen de la Virgen de Lanka. En seguida, los jóvenes iniciaron una peregrinación, divididos por diócesis e identificados por los colores típicos de sus parroquias y carteles dedicados a la Virgen.
Al finalizar la procesión, todos recitaron juntos la oración del Ave María en las lenguas tamil y singalés. Después de las oraciones, el Obispo de Jaffna, Mons. Thomas Savundaranayagam, profirió su bendición.
En frente del Santuario, los jóvenes leyeron la siguiente intención:
«Ayuda Amma (Madre) p encontrar la solución correcta para los problemas que enfrentamos en esta fase de nuestras vidas. Nuestra amada Amma, permanece con nosotros manteniéndonos firme en el amor de Dios, cuando nos deparamos con la derrota, rogamos por nuestros errores, porque somos vulnerables».
El Santuario de Nuestra Señora de Lanka se encuentra en la Basílica de Tewata. En el año 1940, el Arzobispo de Colombo, Mons. Jean-Marie Masson, prometió que, si la isla fuese salvada de los horrores de la guerra, él construiría una Basílica en homenaje a la Virgen Santísima.
En 1946, el prelado obtuvo el permiso del vaticano y realizó la construcción de la Iglesia dedicada a Nuestra Señora de Lanka.
El Papa Pío XII, en 1948, proclamó a la Madre Bendita como la Patrona de Sri Lanka. La Imagen de la Virgen de Lanka fue bendecida por el entonces Papa Pío XII y llevada a la isla en 1952.
En 1974, hubo la Misa de consagración fue oficializada por todos los obispos del país y presidida por el Cardenal Thomas Cooray. (LMI)
De la redacción, con informaciones Asia News.
Fuente:: Gaudium Press
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No hay crimen que pueda cancelar de la memoria y el corazón de Dios a uno solo de sus hijos, afirmó Francisco en el Ángelus
Noticias religiosas - archivo(RV) “No hay profesión ni condición social, no hay pecado ni crimen de cualquier género que pueda cancelar de la memoria y el corazón de Dios a uno solo de sus hijos”, lo dijo Papa Francisco en la reflexión previa a la oración del Ángelus del 3 de noviembre, que rezó con la multitud de peregrinos italianos y de otros países y continentes, que volvieron a llenar la plaza del Santuario de San Pedro y la plaza Pío XII.
Refiriéndose al evangelio del domingo, en el que Jesús pasa por Jericó, donde Zaqueo, una oveja perdida, despreciado y “excomulgado” por ser jefe publicano de la ciudad, amigo de los ocupantes romanos, ladrón y estafador, el Obispo de Roma dijo que “aquel hombre pequeño de estatura, rechazado por todos y distante de Jesús, está como perdido en el anonimato; pero Jesús lo llama, y aquel nombre tiene un significado lleno de alusiones: En efecto, “Zaqueo” quiere decir “Dios recuerda”.”
El Vicario de Cristo dijo que Dios es Padre que espera atento en el corazón del hijo el deseo del regreso a casa. Y cuando reconoce aquel deseo, incluso sencillamente insinuado, inmediatamente le está a su lado, y con su perdón le vuelve más leve el camino de la conversión y del regreso. Para finalizar con la invitación: “Hermanos y hermanas, ¡dejemos también nosotros que Jesús nos llame por nuestro nombre! En lo profundo del corazón, escuchemos su voz que nos dice: “Hoy debo detenerme en tu casa”, es decir en tu vida. Y recibámoslo con alegría: Él puede cambiarnos, puede transformar nuestro corazón de piedra en corazón de carne, puede liberarnos del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor”.
jesuita Guillermo Ortiz, de Radio Vaticana para Tu Radio.
Fuente:: News.va
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La comunión entre la Iglesia del cielo y de la tierra, oración de Francisco por sus Predecesores
Noticias religiosas - archivo(RV).- En el día de la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, el Sucesor de Pedro rezó ante la tumba del Apóstol y presidió, como es tradicional, en las Grutas Vaticanas un momento de oración estrictamente privado por sus Predecesores en el ministerio petrino, encomendándolos a la Misericordia divina. Ésta fue la oración inicial del Papa Francisco:
«En estas Grutas Vaticanas encomendamos a la Misericordia del Padre a aquellos que tienen aquí su sepulcro y esperan la resurrección de la carne. En particular, por los Sumos Pontífices que han desarrollado el servicio de Pastores de la Iglesia universal, para que participen de la eterna liturgia del cielo»
(CdM – RV)
Fuente:: News.va
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Cardenal Cipriani elogia reciente artículo de Monseñor Gerhard Müller
Noticias religiosas - archivoLima (Domingo, 03-11-2013, Gaudium Press) En el programa radial Diálogo de Fe, el Cardenal Primado del Perú habló sobre el reciente artículo de Mons. Gerhard Müller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, aparecido en L’Osservatore Romano, y que trata de diversos asuntos de doctrina, como aquellos relacionados con la conciencia, entre otros.
«Quería recordar también que hace una semana Monseñor Müller, Prefecto de la Doctrina de la Fe, ha escrito unas palabras muy bonitas hablando de la Eucaristía y cómo exige una preparación para recibir el Cuerpo de Cristo. Este hombre que el Papa le ha encargado la fe con una valentía y una claridad nos dice: Yo no puedo recibir la Eucaristía si no estoy cerca de Dios», afirmó el Cardenal Juan Luis Cipriani.
Asimismo el purpurado recordó que vivimos en tiempos difíciles donde hace falta defender la fe y en especial los sacramentos como el Orden Sacerdotal a los que también el Prefecto de la Doctrina de la Fe se refirió en las últimas semanas.
«Esa defensa de la fe en momentos difíciles dice mucho de este hombre. Hace un tiempo también hablaba en una conferencia del ministerio sacerdotal, que el Ministerio sacerdotal exige el celibato. Habrán dificultades y problemas, pero lo que Dios quiere y lo que la Iglesia propone y lo que lleva a la santidad es el sacerdote que vive el celibato. Cosas bonitas que nos llevan a mirar al Papa Francisco con gozo y con alegría».
Monseñor Müller el pasado 30 de octubre en la facultad de teología de Sicilia San Juan Evangelista en Palermo, con ocasión de a la presentación del volumen de la obra completa de Joseph Ratzinger, habló de la gran importancia del celibato en el sacerdocio católico. El Prefecto de la Doctrina de la Fe indicó que «en donde falta el fundamento dogmático del sacerdocio católico» también falta, entre otras cosas, la motivación que induce a una «comprensión razonable» del celibato como «signo escatológico del mundo de Dios que vendrá». (Ver nota de Gaudium Press)
Con informaciones de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima
Fuente:: Gaudium Press
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No hay pecado que haga que Dios desista de salvar al hombre, dijo el Papa en el Ángelus
Noticias religiosas - archivoNo hay pecado que haga que Dios desista de salvar al hombre, dijo el Papa en el Ángelus
Ciudad del Vaticano (Domingo, 03-11-2013, Gaudium Press) «No hay profesión ni condición social, no hay pecado ni crimen de cualquier género que pueda cancelar de la memoria y el corazón de Dios a uno solo de sus hijos», afirmó el Papa Francisco en la reflexión previa a la oración del Ángelus del 3 de noviembre, donde el Pontífice rezó con multitud de peregrinos italianos y de otros países y continentes.
El Papa usó del evangelio de este domingo, en el que se narra el paso de Jesús por Jericó, donde se encuentra con Zaqueo, una oveja perdida, despreciado y «excomulgado» por ser jefe publicano de la ciudad, amigo de los ocupantes romanos, ladrón y estafador. El Obispo de Roma dijo que «aquel hombre pequeño de estatura, rechazado por todos y distante de Jesús, está como perdido en el anonimato; pero Jesús lo llama, y aquel nombre tiene un significado lleno de alusiones: En efecto, ‘Zaqueo’ quiere decir ‘Dios recuerda’ «.
Dios es Padre y espera atento en el corazón del hijo el deseo del regreso a casa, expresó el papa. Y cuando reconoce aquel deseo, incluso sencillamente insinuado, inmediatamente va a su lado, y con su perdón le ayuda para que sea más leve el camino de la conversión y del regreso.
El Papa finalizó con la invitación: «Hermanos y hermanas, ¡dejemos también nosotros que Jesús nos llame por nuestro nombre! En lo profundo del corazón, escuchemos su voz que nos dice: ‘Hoy debo detenerme en tu casa’, es decir en tu vida. Y recibámoslo con alegría: Él puede cambiarnos, puede transformar nuestro corazón de piedra en corazón de carne, puede liberarnos del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor».
Con información de Radio Vaticana
Fuente:: Gaudium Press
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Las almas del purgatorio
Noticias religiosas - archivoRedacción (Domingo, 03-11-2013, Gaudium Press) La Iglesia militante, sobre la tierra, ruega a la Iglesia triunfante del cielo, y por otro lado, ruega por la Iglesia purgante del purgatorio. Y las tres Iglesias son una única Iglesia.
La caridad, más fuerte que la muerte, las une del cielo a la tierra y de la tierra al purgatorio. Y es por el mismo sacrificio que agradecemos a Dios, la gloria con la cual llena los santos del cielo e imploramos la misericordia para los santos del purgatorio, santos todavía no perfectos.
Son como tres partes de una sola y misma procesión de santos, procesión que avanza de la tierra al cielo.Las almas del purgatorio participarán de aquella procesión algún día. Sí, porque todavía no tienen bien blanca la vestimenta para la fiesta, la ropa nupcial todavía tiene manchas, aquellas manchas que sólo el sufrimiento limpia.
Entonces, como los contemporáneos de Noé, aquéllos que hicieron penitencia solamente en el momento del diluvio, fueron encerrados en prisiones subterráneas, hasta que Jesucristo les apareció, anunciándoles la libertad, cuando fue su descenso a los infiernos.
Como los fieles de la Iglesia triunfante, los fieles de la Iglesia militante y los fieles de la Iglesia purgante y paciente, son miembros de un mismo cuerpo – que es Jesucristo – y tanto unos como los otros participan, se interesan, se entristecen por la gloria, por los peligros, por los sufrimientos de unos y de otros, así como los miembros del cuerpo humano. Veamos un ejemplo: el pie está en peligro de salud y sufre dolores: todos los miembros del cuerpo sufren la conmoción. Los ojos lo miran, las manos lo protegen, la voz pide auxilio, para apartar el mal o el peligro. Una vez apartados del mal, se alegran todos los miembros.
Lo mismo ocurre con el cuerpo vivo de la Iglesia universal. Y vemos a los héroes de la Iglesia militante, a los ilustres Macabeos, asistidos por los ángeles de Dios y por los santos de Dios, especialmente por el gran sacerdote Onias y por el profeta Jeremías, rogar y ofrecer sacrificios por esos hermanos que murieron por amor a Dios, pero que tenían uno o varios pecados.
Al día siguiente, después de una victoria, Judas Macabeo y los suyos aparecieron para retirar a los muertos y depositarlos en el sepulcro de sus antepasados y encontraron sobre las túnicas de los que estaban muertos cosas que habían sido consagradas a los ídolos de Jamnia, que la ley prohibía tocar a los judíos. Por esto, fue manifestado a todos que por eso habían sido muertos. Y todos alabaron el justo juicio del Eterno, que descubre lo que esta escondido y le suplicaron que fuese olvidado el pecado cometido.
Judas exhortó al pueblo a que se preservase del pecado, teniendo ante sus ojos y recordando cómo habían sucumbido los que habían pecado. Y, después de haber hecho una colecta, envió a Jerusalén dos mil dracmas de plata, para que fuese ofrecido un sacrificio por los pecados de los muertos, actuando muy bien, pensando que estaba en la resurrección. Pues si no tuviese esperanza que los que habían sucumbido resucitarían un día, sería superfluo y necio rogar por los muertos.
Judas, sin embargo, consideraba que una gran misericordia estaba reservada a los que duermen en la piedad. ¡Santo y piadoso pensamiento! Fue por esto que ofreció un sacrificio de expiación por los difuntos, para que fuesen libres de los pecados.
Estas son las palabras y reflexiones de la Sagrada Escritura, según el texto griego y las mismas, más o menos, en el latino.
Nuestro Señor mismo advirtió, con toda claridad, que hay un purgatorio, cuando nos recomienda en San Mateo y San Lucas: «Conciliaos con vuestros enemigos (a la ley de Dios y la conciencia) en cuanto estés en el camino para ir al príncipe, no sea que este enemigo os entregue al juez, juez y verdugo, y que seas sometido a una prisión. En verdad os digo, de ella no saldréis, mientras no paguéis hasta la última donación».
Según estas palabras, queda claro que hay una prisión de Dios, donde se es arrojado por deudas con su justicia, y donde no se sale – sino cuando todo estuviera pagado.
Nuestro Señor, en San Mateo, también nos dice: «Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, sin embargo, la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada, ni en este siglo ni en el futuro.» Donde vemos que otros pecados pueden ser perdonados en este siglo y no en el futuro, como el libro de los Macabeos lo dice expresamente, los pecados de aquellos que murieron por la causa de Dios.
Del mismo modo, en el sacrificio de la misa, la Santa Iglesia de Dios recuerda a los santos que reinan con Él en el cielo, con el fin de agradecer por la gloria y encomendarnos a su intercesión. Por otro lado, suplica a Dios que se acuerde de los servidores y servidoras que nos precedieron en el otro mundo con el sello de la fe y les permita permanecer en el refresco de la luz y la paz.La creencia del purgatorio y oración por los muertos se encuentra en todos los doctores de la Iglesia, así como en el acta de los mártires, especialmente en las actas de San Perpetuo, escritas por él mismo.
Todos los santos oraron por los muertos. San Odilon, abad de Cluny, en el siglo XI, tenía un celo particular sobre lo que respecta a la restauración de las almas del purgatorio. Fue movido por la compasión, pensando en los sufrimientos de las almas del purgatorio que, adelantándose a la Iglesia, ordenó rezar por las almas, habiendo destinado para ese fin un día especial. Así es como San Odilon alentó tal institución, comenzando por las tierras que simpatizaban con el sacerdocio. (…)
En cuanto al purgatorio, nada se conoce con seguridad. Sin embargo, lo que se lee en las revelaciones de Santa Francisca de Roma, revelaciones que la Iglesia autoriza creer, sin entretanto, ser obligatorias.
En una visión, la santa fue conducida al infierno y al purgatorio, que igualmente está dividido en tres zonas o esferas, una sobre la otra.
Al entrar, Santa Francisca leyó esta inscripción:
Aquí es el purgatorio, lugar de esperanza, donde se hace un intervalo.
La zona inferior es toda de fuego, diferente al infierno, que es negro y tenebroso. Esta zona tiene llamas grandes, muy grandes y rojas. Y las almas allí son iluminadas interiormente por la gracia. Porque conocen la verdad, así como la determinación del tiempo.
Aquellos que tienen pecados graves son enviados a este fuego por los ángeles y se quedan ahí conforme al tamaño de los pecados que cometieron.
La santa dijo que, por cada pecado mortal no expiado, en aquel fuego el alma se quedaría por siete años.
A pesar que en esta zona o esfera inferior las llamas de fuego envuelven todas las almas, atormentan sin embargo a unas más que a otras, según sean más graves o más leves los pecados.
Fuera de ese lugar del purgatorio, a la izquierda, están los demonios que hicieron que aquellas almas cometiesen los pecados que ahora expían. Criticándolas, pero no infligen cualquier otro tipo de tormento.
¡Pobres almas! Las hace sufrir más, mucho más, la visión de esos demonios que el propio fuego que las envuelve. Y, con tal sufrimiento, gritan y lloran, sin que, en este mundo, alguien pueda hacerse esa idea. Lo hacen, entretanto, humildemente, porque saben que lo merecen, que la justicia divina está con razón. Son gritos como que afectuosos y que les traen algún consuelo. No porque sean apartados del fuego. No, la misericordia de Dios, tocada por aquella resignación de las almas que sufren, les lanza una mirada favorable, mirar que les alivia el sufrimiento y les deja entrever la gloria de la bienaventuranza, a donde pasarán.
Santa Francisca Romana vio un ángel glorioso conducir a aquel lugar a un alma que le había sido confiada a su protección y esperarla afuera a la derecha. Y que los sufragios y las buenas obras que los parientes, amigos, o quien sea hacían especialmente por la intención de esa alma, movidos por la caridad, son presentadas por los ángeles de la guarda a la divina majestad. Y los ángeles, comunicando lo que por ellas hacemos, se alivian, alegran y confortan. Los votos y las buenas obras que hacen los amigos, por caridad, especialmente por los amigos del purgatorio, beneficia especialmente a quien los hace, debido a la caridad. Y ganan las almas y ganamos nosotros.
Las oraciones, los sufragios y las limosnas hechas caritativamente por las almas que ya están en la gloria y que ya no las necesitan, se revierten a las almas que todavía están necesitadas, beneficiando a nosotros también.
¿Y los sufragios que se hacen a las almas que se encuentran en el infierno? No aprovechan ni a uno ni a otro – ni a las del infierno, ni a las del purgatorio, únicamente a quien los hace.
La zona o región media del purgatorio está dividida en tres partes: la primera, llena de una nieve excesivamente fría; la segunda, de brea fundida, mezclada con aceite hirviendo; la tercera, de ciertos metales fundidos, como oro y plata, transparentes. Treinta y ocho ángeles reciben allí las almas que no cometieron pecados tan graves como para merecer la región inferior. Las reciben y las transportan de un lugar a otro con gran caridad: no son los ángeles de la guarda, son otros, que para tal efecto, fueron obligados por la divina misericordia.Santa Francisca no habla, o no fue autorizada a decirlo por su superior, sobre la parte más elevada del purgatorio.
En los cielos, los ángeles fieles tienen jerarquía: tres filas y nueve coros. Las almas santas, que se elevan de la tierra, ocupan en los coros y las órdenes que Dios les indica, según sus méritos. Es una fiesta para toda la milicia celestial, pero especialmente para el coro donde el alma deberá regocijarse eternamente en Dios.
Lo que Santa Francisca vio en la bondad de Dios la dejó profundamente impresionada, sin que pudiese hablar de la alegría que había en su corazón. Frecuentemente, en los días de fiesta, sobre todo después de la comunión, cuando meditaba sobre el misterio del día, su espíritu, arrebatado al cielo, veía el mismo misterio celebrado por los ángeles y por los santos.
Todas las visiones que tenía Santa Francisca Romana, las sometió a la Santa Madre Iglesia. Y, por la misma madre – la Iglesia – fue Francisca canonizada, sin que nada censurable se encontrara en las visiones que tuvo.
Nosotros os saludamos, almas que os purificáis en las llamas del purgatorio. Compartimos vuestros dolores, el sufrimiento, principalmente aquel dolor inmenso y torturante de no poder ver a Dios.
¡Ay de nosotros! Sin duda que hay entre vosotros parientes y amigos nuestros: sufrirán, talvez por nuestra culpa. ¿Quién dirá que no les hemos dado, en ésta o aquella ocasión, motivos para pecar? Les falta poco tiempo para ser completamente puras. ¿Qué pasará con nosotros que velamos tan poco por nosotros mismos? Almas santas y sufridoras, ¡que Dios nos libre de nunca olvidaros!
Todos los días, en la misa y en las oraciones, nos acordaremos de todas ustedes. Acordáos, pues, también de nosotros. Acordáos especialmente cuando estuvieres en el cielo. ¡Allá os deseamos ver! ¡Como en el cielo deseamos vernos con ustedes! Así sea.
(Vida de los Santos, Padre Rohrbacher, Volumen XVIII, Pág. 111 a 118 y 129 a 137)
Fuente:: Gaudium Press
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El Papa reza por los Pontífices difuntos
Noticias religiosas - archivo(RV).-Esta tarde a las 18,00 el Papa Francisco bajó a las Grutas Vaticanas, de modo estrictamente privado, para rezar por los Pontífices fallecidos, cuyos restos mortales descansan junto a la tumba de San Pedro, como es tradicional en la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos.
A las 11,15 de la mañana el Obispo de Roma, en la Casa de Santa Marta, se tomó una fotografía de grupo con los participantes en el encuentro organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias sobre la actual situación del tráfico de seres humanos y la esclavitud moderna.
(MFB – RV).
Fuente:: News.va
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Recemos por los que han muerto y los que se salvaron, pide el Papa
Noticias religiosas - archivo(RV).- (con audio)
Después de la oración de sufragio y bendición, rogando a Dios, Padre del Señor Nuestro Jesucristo, para que reciba en su gran misericordia a todos nuestros seres queridos que han dejado este mundo, consuele a los que están en el dolor de la separación y renovando nuestra fe en Cristo muerto, sepultado y resucitado por nuestra salvación y para asociarnos al Él en el triunfo sobre la muerte, con la certeza de que los muertos viven en su Amor, el Obispo de Roma recordó una vez más a todos los migrantes que han muerto intentando buscar una vida más digna. Así como en el rezo mariano del Ángelus del mediodía, mencionó la tragedia ocurrida en el desierto nigeriano, donde fueron encontrados sin vida un centenar de prófugos, de los que más de la mitad eran niños, que murieron de sed y de hambre. El Santo Padre rezó también por los que se han salvado y viven amontonados en espera de que se tramiten sus documentos:
«Quisiera rezar también en particular por estos hermanos y hermanas nuestros que en estos días han muerto mientras buscaban una liberación, una vida más digna. Hemos visto las fotos, la crueldad del desierto, hemos visto el mar donde tantos se han ahogado. Recemos por ellos. Y recemos también por los que se han salvado y en estos momentos están en tantos lugares de acogida, amontonados, esperando que los trámites legales se aceleren, para poder ir a otro lugar, estar más cómodos, en otros centros de acogida».
(CdM – RV)
Fuente:: News.va
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Acoger, dialogar y acompañar
Noticias religiosas - archivoHablé en el anterior comentario de la necesidad de vivir la fe en el seno de una comunidad cristiana. Pero, como nos dice a menudo el papa Francisco, la comunidad no ha vivir en una especie de narcisismo colectivo. No debe mirarse sólo a sí misma, con una mirada cerrada, convertida ella misma en su única finalidad. Autorreferencial es el término que usa el Papa, como ya lo hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires. Otra expresión – esta más gráfica- es que desea que en estas comunidades haya pastores “con olor a oveja“, que no tengan miedo de ir hacia las periferias humanas, tanto las geográficas como las existenciales.
Ir a las periferias nos pide sobre todo, a los servidores de la fe del pueblo de Dios, “acoger, dialogar y acompañar”, que es el título de uno de los capítulos de la carta pastoral, cuya segunda parte está precisamente dedica la a los tres objetivos de nuestro Plan Pastoral: el anuncio de Jesucristo hoy, la pastoral de la iniciación cristiana, la solidaridad como expresión de la fe. De acuerdo con el tema central de toda la carta -que es la dimensión eclesial de la fe-, remarco la dimensión comunitaria y eclesial de cada uno de estos tres objetivos y propongo unas actuaciones a partir de unas realidades positivas que ya trabajan en nuestro arzobispado.
Evangelizar -el primero de los objetivos- es dar testimonio de Jesucristo y debemos hacerlo eclesialmente, en comunión con la Iglesia y sus pastores. Aquí recomiendo a los diocesanos -parroquias, movimientos y entidades cristianas de todo tipo- que quieran enviar a algunos de sus miembros a seguir las sesiones de la Escuela Diocesana de Evangelización, la más joven de nuestras instituciones diocesanas, en la que tengo puesta muchas esperanzas .
Con respecto al segundo objetivo -la iniciación a la fe-, en la carta pastoral propongo centrar nuestra atención en lo que llamamos la catequesis familiar. Será objeto de revisión constante durante este curso en el trabajo de los más inmediatos responsables de orientar la pastoral diocesana. Revisaremos de forma periódica y con realismo los contenidos de la pastoral de la iniciación cristiana que hacemos para ver qué haría falta mejorar. Continuaremos consolidando el Servicio Diocesano para el Catecumenado, que es un plan de preparación de los adultos que piden el bautismo y que cada vez es más necesario.
Sobre el tercer objetivo -la solidaridad de los cristianos en estos momentos de crisis- me hago eco de la enseñanza de la primera encíclica del papa Francisco cuando dice que la fe es un bien para todos, es un bien común que no sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá, sino que nos ayuda también a edificar nuestras sociedades para que avancen hacia el futuro con esperanza. En este contexto, pido una vez más la colaboración de los cristianos con Cáritas, con las Cáritas parroquiales y con las muchas iniciativas de solidaridad que llevan a cabo numerosas instituciones religiosas y civiles. Nuestra sociedad vive un despertar de la solidaridad. Es una gran esperanza. Cuando Benedicto XVI vino a Barcelona nos pidió que fuéramos constantes en la práctica de la solidaridad, manifestando así que “la caridad es el distintivo de nuestra condición cristiana”.
Hay que remarcar que es toda la comunidad diocesana, presidida por el obispo, la que realiza este servicio de solidaridad, haciendo patente -con obras y no sólo con palabras- la dimensión comunitaria y eclesial de nuestra fe.
+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona
?@sistachcardenal
Fuente:: Mons. Lluís Martínez Sistach
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Iglesia en Filipinas recuerda el llamado universal a la santidad en la fiesta de Todos los Santos
Noticias religiosas - archivoIglesia en Filipinas recuerda el llamado universal a la santidad en la fiesta de Todos los Santos
Manila (Sábado, 02-11-2013, Gaudium Press) La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas destacó el mensaje enviado por Mons. Gerardo Alminaza, Obispo de San Carlos para l solemnidad de Todos los Santos. En su escrito, el prelado destacó el llamado universal a la santidad dirigido a todos los creyentes. «Estamos desafiados a ser santos y este desafío no es sólo para unos pocos, sino para todos», exhortó Mons. Alminaza.
«El tipo de santidad que necesitamos hoy no es privada, es decir confinada a nuestras vidas privadas», añadió el Obispo, quien motivó a los fieles a dar testimonio de su fe en «la manera de hacer negocios, política, y en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida».
Según Mons. Alminaza, el cumplimiento de la vocación a la santidad por todos los católicos tendría un impacto innegable que beneficiaría a todas las personas. «Más que nunca, necesitamos ‘santos sociales’, modelos de santidad que enfrente efectivamente los pecados de nuestra sociedad presente». Estos nuevos santos serían capaces de inspirar colectivamente a las demás personas y obtendrían cambios notables en la comunidad. «¡Que la fe en la comunión de los santos nos motive a hacernos santos juntos!», expresó el prelado.
El Obispo también recordó la fiesta de Todos los Fieles Difuntos, en la cual «oramos por todos los fieles que ya se han marchado» y pidió recordar no sólo a los parientes y allegados sino también «a los más olvidados». Entre ellos destacó el legado de quienes se sacrificaron por hacer un mundo mejor y sufrieron persecuciones y violencia. «Que nuestra conmemoración de los fieles difuntos nos inspire para asegurarnos de dejar nuestro mundo como un lugar mucho mejor del cual heredamos», concluyó.
Durante la tradicional conmemoración de los difuntos, llamada «undas» en Filipinas, miles de fieles visitan los cementerios junto con sus familias, oran y comparten una comida en el lugar donde reposan los restos de sus parientes. Para los filipinos en el extranjero, la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas habilitó una página web donde se pueden solicitar oraciones por los fieles difuntos y sus intenciones serán incluidas en Eucaristías celebradas en Intramuros, Manila, del 01 al 08 de noviembre.
Con información de CBCP News.
Fuente:: Gaudium Press
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