El Papa reza por los hijos de los “devotos del dios soborno”, puesto que la corrupción quita la dignidad
(RV).- (Con audio) El Papa reza por los hijos de los “devotos del dios soborno”, puesto que la corrupción quita la dignidad Esta mañana, durante la Misa celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa rezó por los tantos niños y jóvenes que reciben de sus padres “pan sucio”, que ganan como fruto de los sobornos y de la corrupción, y que sin embargo tienen hambre de dignidad.
Basándose en la parábola del administrador deshonesto Francisco habló del “espíritu del mundo” y de la “mundanidad”, y de cuán peligrosa es esta “mundanidad”. Mientras Jesús “rezaba al Padre para que sus discípulos no cayeran en la mundanidad”.
Cuando pensamos en nuestros enemigos, verdaderamente pensemos primero en el demonio, porque es precisamente lo que nos hace mal. El clima, el estilo de vida le gusta tanto al demonio y esta mundanidad: vivir según los valores – entre comillas – del mundo. Y este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podrá decir: “¡Pero este hombre ha hecho lo que hacen todos!”. ¡Pero no todos! Algunos administradores, administradores de empresas, administradores públicos; algunos administradores del gobierno… Quizá no sean tantos. Pero es un poco esa actitud del camino más breve, más cómodo para ganarse la vida.

El Pontífice afirmó que el patrón alaba al administrador deshonesto por su astucia:
¡Eh sí, ésta es una alabanza al soborno! Y el hábito del soborno es un hábito mundano y fuertemente pecador. Es un hábito que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido que llevemos el pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrar, lo llevaba, ¿pero cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, tal vez educados en colegios costosos, tal vez crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su papá como comida suciedad, porque su papá, llevando el pan sucio a la casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza tal vez con una pequeña coima, ¡pero es como la droga, eh!

Por tanto – afirmó el Santo Padre – el hábito del soborno se vuelve una dependencia. Pero si hay una “astucia mundana”, dijo, también hay una “astucia cristiana”, que es la de hacer las cosas no con el espíritu del mundo, sino honestamente. Y esto nos lo dice Jesús cuando nos invita a ser astutos como las serpientes y sencillos como las palomas: poner juntas estas dos dimensiones – subrayó – “es una gracia del Espíritu Santo”, un don que debemos pedir. Y concluyó con una oración:
Quizás hoy nos hará bien a todos nosotros rezar por tantos niños y muchachos que reciben de sus padres pan sucio: ¡también éstos están hambrientos, están hambrientos de dignidad! Rezar para que el Señor cambie el corazón de estos devotos del soborno y se den cuenta de que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo honesto, del trabajo de cada día y no de estos caminos más fáciles que al final te quitan todo. Y después, concluiría como aquel otro del Evangelio que tenía tantos graneros, tantos silos repletos y no sabía qué hacer de ellos: “Esta noche deberás morir”, le dijo el Señor. Esta pobre gente que ha perdido la dignidad en el hábito de los sobornos ¡sólo lleva consigo, no el dinero que ha ganado, sino la falta de dignidad! ¡Recemos por ellos!

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Salamanca Santa TeresaValiéndose de una expresión acuñada por el Papa Francisco, la Iglesia abulense propone salir a las calles y evangelizar a las periferias existenciales. Y pretende hacerlo con el desarrollo de una Misión diocesana: un conjunto de actividades para anunciar el Evangelio a aquellos que están más alejados de la fe o que la viven de una forma superficial. Y es que, más allá de un acontecimiento cultural, turístico y económico, el Centenario será un momento propicio para una renovación de la santidad siguiendo el ejemplo de Teresa de Jesús. Así lo ha explicado el Obispo de Ávila, Mons. Jesús García Burillo en el trascurso de una rueda de prensa en el Obispado.
 
En 2014 se formará a los agentes protagonistas de la misión, que serán los propios fieles de las parroquias. La misión se realizará fundamentalmente en el primer trimestre de 2015, y para su clausura se prevé una peregrinación de las 254 parroquias de las que se compone la diócesis hasta Ávila capital, con una gran celebración conjunta presidida por el propio Obispo.
 
Lo que se pretende hacer con esta misión es invitar a todos los católicos de Ávila a que hagan suyas las palabras del Papa Francisco en Río: “Espero que salgan a las calles y que hagan lío. Quiero que la Iglesia salga a la calle, que nos defendamos de lo acomodaticio, de la inmovilidad y del clericalismo. Si la Iglesia no sale a las calles, se convierte en una ONG. Y la Iglesia no es una ONG”.
 
Este “salir a las calles para hacer lío” tiene un objetivo: enredar a todos en el Evangelio. La diócesis que vio nacer hace casi 500 años a Teresa de Jesús ya no es más que, formalmente y en apariencia, cristiana. Y la Iglesia se plantea invitar desde sus propias comunidades parroquiales a cada uno de sus propios bautizados a que “monten lío”. Y, en este sentido, el curso 2014 – 2015, va a ser una oportunidad para que, de una forma programada, se lleven a cabo una serie de acciones para que se conozca a Aquel que dio sentido a Santa Teresa de Jesús. Porque Teresa puede ser admirada como una mujer emprendedora, de fuerte carácter y admirable capacidad literaria; pero sólo con estas definiciones nos quedamos en la superficie: lo que da fortaleza a su escritura y a su reforma es su fe.
 
Y, como ha explicado el delegado diocesano para el Centenario, Jorge Zazo, celebrar esta efeméride“es recordar cosas de la Historia. Pero los cristianos no vivimos anclados en el pasado con un llanto nostálgico. Es importante recordar la Historia para saber dónde estamos en el presente, y cómo es posible construir nuestro futuro. Y eso es lo que vamos a intentar hacer con la misión”.
 
Qué es una Misión
 
Se trata de un conjunto de actividades que lleva a cabo la Iglesia para anunciar el Evangelio a quienes no creen en Dios o viven su fe cristiana de forma superficiel. Es lo que el Papa Francisco llama las “periferias existenciales”. 
 
Quienes serán los misioneros
 
Todos los fieles de las parroquias de Ávila están llamados a ser misioneros, puesto que cada bautizado, por el hecho de serlo, posee esa impronta misionera y de anuncio del Evangelio. Es importante que todos tomemos conciencia de que, como cristianos, comos testigos de Cristo y estamos llamados a compartir nuestra fe.
 
Por qué una Misión en el V Centenario de Santa Teresa
 
Porque la espiritualidad y la reforma que emprendió Santa Teresa en el siglo XVI constituyó uno de los principales alicientes para la evangelización de la sociedad de aquel entonces. Por ello, el Centenario es una ocasión propicia para recordar que la espiritualidad teresiana puede y debe tener  una impronta en la Nueva Evangelización que está promoviendo la Iglesia en la sociedad de hoy.
 
Qué fases están previstas para la Misión
 
– Primera fase.- de noviembre 2013 a enero 2014.- Fase de presentación y sensibilización de todas las comunidades cristianas.
 
– Segunda fase.- enero a junio 2014.- Fase de formación: aprender a ser misioneros.
 
– Tercera fase.- de julio a diciembre 2014.- Preparación de la forma en la que se llevará a cabo la misión.
 
– Cuarta fase.- de enero a abril de 2015.- Fase de la misión: se llevarán a cabo una o varias semanas misioneras en cada arciprestazgo de la diócesis, con acciones intensas y específicas de nueva evangelización.

– Quinta fase.- de mayo a junio de 2015.- Profundización en la experiencia misionera, y de acompañamiento  espiritual de aquellos que han descubierto por primera vez la fe.

– Sexta fase.- octubre de 2015.- Peregrinación diocesana a Ávila capital de todos aquellos que han participado en la misión, para presentar al Señor los frutos de ésta.

– Séptima fase.- a partir del curso 2015 – 2016.- Seguir dando los pasos necesarios para continuar con la misionariedad de todo cristiano en la diócesis.

Por otro lado, y en lo que respecta a una posible visita del Santo Padre con motivo del Centenario, Mons. García Burillo ha confirmado que se ha recibido un escrito de la Secretaría de Estado del Vaticano en el que se indica que el Papa Francisco ha recibido la invitación para venir a Ávila. Ahora, falta saber la confirmación o no de esa posible visita.

Fuente:: SIC

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OLYMPUS DIGITAL CAMERAEl presidente de CáritasespañolaRafael del Río, inauguró el pasado 6 de noviembre el II Encuentro Diocesano de Caridad de Cuenca, unas jornadas organizadas por la Delegación de Pastoral Social que culminan esta tarde del viernes 8 de noviembre con una mesa redonda y un acto de acción de gracias.

Durante la sesión inaugural -que estuvo presidida por el Obispo de Cuenca, Mons. José María Yanguas-, Rafael del Río animó a los asistentes “a construir un mundo de esperanza, en el que todos, sin excepción ni acepción de personas, podamos vivir del agapé, porque para eso Cristo se ha encarnado y ha realizado la redención definitiva”. “Nuestro objetivo –señaló el presidente de Cáritas– es que prevalezca la dignidad de todos los hombres, porque la pobreza ataca a la dignidad de las personas, además en una sociedad en la que abunda de todo”.

Fue el 22 de noviembre de 2008 cuando la Delegación de Pastoral Social de Cuenca celebró el I Encuentro Diocesano de Caridad. En aquella ocasión las instituciones que configuran esta Delegación se reunieron como acción significativa al Año Santo de San Julián (patrón de Cuenca). Cinco años después, con motivo del II Encuentro Diocesano de Caridad y uniéndose al Año de la Fe, todas las instituciones de la Iglesia Diocesana que trabajan en el campo de la Pastoral socio-caritativa han tenido la oportunidad de compartir y reflexionar sobre el delicado momento por el que la sociedad está pasando y su postura y acciones ante el sufrimiento de tantos vecinos nuestros.

Además de la ponencia de Rafael del Río sobre el tema “Fe y caridad en la comunidad cristiana”, a lo largo de las jornadas han intervenido Fernando Fuentes, director del Secretariado de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española; Soledad Suárez, presidenta de Manos Unidas; y Guillermo Aparicio, presidente de Vida Ascendente; así como los responsables diocesanos de Ekumene, Frater, Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes, Movimiento Rural Cristiano y de las Delegaciones de Mayores, Pastoral de Prisiones, Migraciones y Pastoral de la Salud.

 

Fuente:: SIC

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logo_obispado-segorbe-castellonMañana, sábado 9 de noviembre, Mons. Casimiro López Llorente iniciará la visita pastoral al Arciprestazgo de la Costa con una Eucaristía en la parroquia de San Jaime de Oropesa a las 18h. Las otras cuatro parroquias que conforman esta demarcación son: San Pedro Apóstol del Grao de Castellón, Santo Tomás de Villanueva de Benicasim, La Asunción de Nuestra Señora de Ribera de Cabanes y San Bartolomé de Torreblanca. Es el cuarto arciprestazgo más numeroso de la Diócesis de Segorbe-Castellón en población estable, solo por detrás de los dos arciprestazgos  Castellón, Vila-real y Vall de Uxó, pero con la particularidad de su estacionalidad, que multiplica la población en verano.
 
Hasta Navidad, Mons. López Llorente visitará cada una de las parroquias del Arciprestazgo en las que entre otras actividades, celebrará la Santa Misa y predicará la Palabra de Dios, se encontrará con el párroco y con los otros clérigos que ayudan en las parroquias, se reunirá con el Consejo Pastoral y con los fieles (clérigos, religiosos y miembros de las Sociedades de vida apostólica y laicos) que colaboran en los distintos apostolados y con las asociaciones de fieles, tendrá encuentros con los niños y los jóvenes que realizan el camino de catequesis, visitará las escuelas y otras obras e instituciones católicas dependientes de la parroquia y visitará algunos enfermos. 
 
La visita pastoral es una de las obligaciones que tiene el Obispo en la propia Diócesis. El Código de Derecho Canónico determina: “El Obispo tiene la obligación de visitar la Diócesis cada año total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la Diócesis entera…” (Canon, 396). La visita pastoral forma parte pues de la tradición pastoral de la Iglesia, y ha dado muchos frutos de vida espiritual en el pueblo cristiano; ayuda a construir la unidad de la Iglesia y a dotar a las comunidades cristianas y a las instituciones de la iglesia de un renovado dinamismo en la vivencia de la fe y en el compromiso de la caridad.

Fuente:: SIC

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PastoralUniversitariaLa Subcomisión Episcopal de Universidades finaliza en la mañana de hoy 8 de noviembre en Madrid su último encuentro de delegados diocesanos. Con la participación del Obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustín Cortés, a su vez presidente de la Subcomisión, el encuentro se ha presentado en esta su XXVIII edición con el reclamo “La Universidad actual como periferia para la evangelización”.

Agustín del Agua, director del Secretariado de este Subcomisión, ha impartido este viernes su ponencia “La Universidad como periferia y la urgencia pastoral de un giro teocéntrico”, la última de una reunión que tiene lugar en el aula de la Conferencia Episcopal desde ayer jueves día 7 de noviembre.

Junto a él, también ha participado como ponente, Francisco José Varela Lozano, delegado diocesano de Tuy-Vigo. Su ponencia “El Papa Francisco y la cultura: hacia las periferias del pensamiento” fue la primera que conocieron los asistentes en la mañana de ayer jueves. Por su parte, el profesor de la Universidad San Pablo–CEU Alejandro Rodríguez de la Peña también disertó ayer, pero ya en horario de tarde, sobre “El desafío planteado por el Papa Francisco el Apostolado en la Universidad”. Mientras que Francisco José Rupérez Granados, delegado diocesano de Alcalá de Henares, ofreció su trabajo “Lo que el Papa Francisco encomienda a los universitarios”, con el que se daba por terminada la jornada.

En total, esta última edición del Encuentro de delegados diocesanos de Pastoral Universitaria 2013 ha ofrecido cuatro ponencias monográficas, junto con el diálogo con los conferenciantes, la evaluación de la reunión y el análisis y estudio de esta acción pastoral en el campo de la Universidad y de la cultura universitaria de tanto interés para la Iglesia.

 

Fuente:: SIC

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Santander Obispo valle MieraEl Obispo de Santander, Mons. Vicente Jiménez, clausurará la Visita pastoral que ha realizado en estos dos últimos meses por todo el valle del Miera, mediante una misa solemne que se celebrará, este domingo, a las 18 horas, en la parroquia de Entrambasaguas.

Mons. Jiménez inició su visita el pasado 29 de septiembre y durante las siguientes semanas ha mantenido un estrecho contacto con la realidad pastoral y social que integra el arciprestazgo de Nuestra Señora del Miera.

Esta porción de la Diócesis alberga a 40 parroquias atendidas por 14 sacerdotes y su ubicación coincide con la amplia comarca del valle del río Miera, de una extensión de 393 kilómetros cuadrados y con una población de unos 28.650 habitantes.

El Santuario de la Virgen de Ntra. Sra. del Miera, con la talla gótica de la virgen y patrona del siglo XIII, se encuentra en la iglesia de La Cárcoba (Miera), templo que fue declarado en 1988 Bien de Interés Cultural.

En la Eucaristía del domingo cantarán los coros parroquiales de Entrambasagüas y de Solares y se espera la presencia de los sacerdotes que atienden pastoralmente el arciprestazgo, así como de las religiosas del colegio del Apostolado del Sagrado Corazón, de Ceceñas, y de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, de Anaz. Con esta gira el obispo culminará su décima visita pastoral desde que fuera nombrado prelado de la Diócesis de Santander, en septiembre de 2007.

El párroco de la Cavada, Riotuerto y Rucandio, José Ramón Ocejo, encargado de organizar la visita pastoral, explicó que la presencia del obispo durante estas semanas ha sido “muy valorada” por los vecinos del valle del Miera “por su cercanía con las personas y por su cordialidad hacia los niños”.

La visita pastoral ha incluido, entre otras actividades, encuentros con fieles de las parroquias, catequistas, jóvenes, personas mayores y ancianos, a la vez que acudió a los colegios e institutos, centros de trabajo y fábricas, así como visitas a enfermos en sus casas.

Igualmente, acudió a los monasterios y casas de congregaciones religiosas, a los centros de Cáritas parroquiales; saludó a las corporaciones municipales y en cada parroquia celebró una Eucaristía con sus feligreses y después rezó un responso en los cementerios.

 Una antigua costumbre pastoral

La visita pastoral es el momento en que el Obispo ejerce, más cerca de su pueblo, el ministerio de la palabra, de la santificación y de la guía pastoral. Además, es una oportunidad para estar en contacto “más estrecho” con las alegrías y las expectativas; con las “angustias y las preocupaciones de la gente” y así exhortar “a todos con la esperanza”, ha manifestado el prelado de la Iglesia cántabra.

Mons. Jiménez ha realizado sus últimas visitas en Miera, Mirones, San Roque de Riomiera y merilla y mañana, sábado, acudirá a Anero y Hoznayo.

Fuente:: SIC

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Mons. VivesMons. Joan E. Vives    Durante la Guerra civil española, y especialmente en sus inicios, hubo una terrible persecución religiosa contra los católicos y contra todos los signos de la religión cristiana. Los mártires cristianos lo testimonian, y todas las víctimas inocentes de cualquier bando, con sus familiares, reclaman justicia, arrepentimiento y amor. ¡Para todos descanso y paz! Las imágenes de María y de los santos eran sospechosas, y o bien eran materialmente destruidas o el pueblo creyente las tenía que ocultar, a veces con la misma complicidad de quienes ya veían que las medidas que tomaban eran una barbarie, como mínimo culturalmente hablando, además de una persecución religiosa que no tenía en cuenta el derecho fundamental a la libertad de culto y la libertad de creencias.

El pasado septiembre presentábamos en Nuria un libro, “El exilio de la Virgen de Nuria” que tiene mucho interés para nuestra querida Virgen de Nuria. Su autor, el Dr. Manuel Castellet i Solanas (Barcelona, 1943), es un gran amante de las montañas y del Santuario de Nuria, y durante un tiempo fue comisionado para el Patrimonio Documental del Centro Excursionista de Cataluña (CEC) , desde donde investigó los hechos que nos narra y que muy documentadamente nos ofrece. Él es también Catedrático de matemáticas y fue Secretario y Presidente del Institut d’Estudis Catalans (1995-2002). En el libro narra ampliamente las vicisitudes del exilio y del escondite durante aquella guerra entre hermanos de la sagrada imagen de la Virgen de Nuria, una talla románica de María entregándonos a su Hijo (siglos XII-XIII), patrona de los pastores y venerada desde muchos siglos a 2.000 m. de altitud, y que siempre ha atraído a los devotos de ambas vertientes de los Pirineos. El suyo es hoy el segundo santuario mariano de Cataluña y un paraje único en la geografía catalana.

Ahora tenemos los detalles de un viaje excepcional de la Sagrada Imagen desde Nuria el 22 de julio de 1936, saliendo por el Coll de Finestrelles en una mochila, hasta La Guingueta d’Ix (Bourg-Madame), pasando por Perpinyà y la abadía de Hautecombe, en la Saboya francesa, hasta llegar a Suiza donde permaneció en Ginebra, Lugano y finalmente en el palacio episcopal de Friburgo, desde donde regresó en marzo de 1941 a Nuria, tras hacer una breve parada en Barcelona. Ahora podemos rendir un merecido homenaje a todos aquellos que intervinieron en la salvaguarda de esta querida imagen. En especial y por citar sólo los dos principales, Mn. Bonaventura Carrera i Fillet –el entonces Capellán del Santuario– y Manuel Carreras i Martí, que fueron los planificadores y ejecutores de aquel viaje salvador. Devotos y patriotas salvaron la imagen de María de la destrucción, y ofrecieron así un testimonio del valor y el coraje que debemos saber poner en las cosas que se refieren a la fe y a los símbolos que la hacen viva y presente.

La Virgen de Nuria, declarada Patrona de toda la Diócesis de Urgell por el Papa Pío XII en 1956, puede continuar llamándonos a vivir la fe con la cruz, la olla y la campana. Las vicisitudes de la imagen que el libro del Dr. Castellet nos describe de forma exquisita, no deberían nunca volver a ocurrir, ya que el respeto y la libertad religiosa, la paz y la fraternidad entre todos los ciudadanos, siempre deben ser firmes en Cataluña. Roguemos que la Virgen María vele por la concordia y la reconciliación de todos los catalanes. Todos perdieron en aquella contienda entre hermanos, y todos ganamos cuando nos perdonamos de verdad y empezamos un camino de reconciliación, de respeto y de búsqueda de lo que nos une, que siempre es más que todo lo que nos podría separar.

+ Joan E. Vives

Arzobispo de Urgell

Fuente:: Mons. Joan E. Vives

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Mons. Jesus Sanz MontesMons. Jesús Sanz      Si tuviera una paleta de colores acaso acertaría a describir con pinceles el ambiente de esta época tan nuestra. Si tuviera un pentagrama virgen, tal vez lo llenaría con las notas propias de la magia serena. Lo haré con mi pluma sobre el papel de esta carta semanal a vuelatecla. Tiene color malva noviembre, y su tono pastel pinta de morado el recuerdo que hacemos de quienes nos han precedido en la vida y en la fe. El camposanto cristiano es un cementerio, no una necrópolis. Los clásicos llamaban al lugar donde enterraban a sus difuntos precisamente así: necrópolis, ciudad de la muerte. Los cristianos tuvieron desde el principio este gesto piadoso no sólo de enterrar con toda dignidad a quienes morían, sino de venerar su memoria con las flores, las lágrimas y la oración.

Por este motivo, no vamos a los cementerios a recordar la derrota final que nos ha impuesto implacable la muerte ganándonos la decisiva última partida al llevarse por delante de tantos modos a quienes quisimos sinceramente. Vamos allí para recordarles, sin duda alguna; se nos escaparán las lágrimas sin amargura sino agradecidas por tanto recibido de ellos; pondremos con afecto unas flores como homenaje penúltimo con nuestro mejor gracias por tanto como en ellos y por ellos se nos dio; y tras todo ese sentido ritual verdadero cargado de afecto, elevamos nuestra plegaria rezando por ellos.

¿Qué recordamos, qué agradecemos, qué oramos cuando vamos al cementerio en memoria de nuestros seres queridos muertos? Recordamos que somos una familia que camina hacia el cielo: unos seguimos la marcha por nuestros senderos y vericuetos, entre las luces y las sombras, las dudas y las certezas, los aplausos y los desprecios; otros han llegado ya a la antesala de ese cielo dando comienzo a la espera a que vuelva el Señor, cuando con delicadeza les llame mientras los halla durmiendo, pues esto es lo que significa la palabra cementerio: ciudad de los que duermen mientras esperan que vuelva Jesús eternamente despierto.

Agradecemos en nuestros seres queridos lo que con sus labios Dios nos dijo, y lo que con sus manos nos bendijo de tantas maneras; ellos nos acompañaron en los caminos variopintos que pinta la existencia; fueron pañuelo de nuestras lágrimas, sabios que nos dieron consejos, que supieron brindar con nuestras alegrías y quisieron para nosotros el bien más sincero. No acertaron a dárnoslo todo porque quizás no todo lo tenían, pero a su modo nos dieron la propia vida en la tierra con anticipado sabor de cielo.

Por este motivo no únicamente queremos acercarnos con las flores de nuestro recuerdo y la sonrisa de nuestro agradecimiento, sino que también esta visita de noviembre a nuestros cementerios se conjuga en tiempo futuro cuando ponemos sobre sus nombres y sus años compartidos nuestra plegaria rezando por ellos. Pedimos lo que el mismo Cristo prometió, lo que nos dio cuando resucitando venció su muerte y la nuestra, dejando Él como el primero su sepulcro vacío como también creemos que quedará el nuestro.

Tiene noviembre este aire de noble nostalgia, tiene este color humilde malva y ceniciento, huele al olor de castañas asadas y es sabroso como la sidra en su sorbo dulcero. Esto en Asturias lo llamamos “amagüestu”, en donde con la tradición de nuestros mayores y la ilusión de los más pequeños, seguimos viviendo con gozo sereno el sentido que tienen los días otoñales cuando llama a nuestra puerta este bendito y mágico tiempo. Descansen en paz nuestros difuntos durmientes, vivamos con dignidad y verdad los que existimos aún con los ojos abiertos.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

?@jesussanzmontes

Fuente:: Mons. Jesús Sanz

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Mons. Gerardo MelgarMons. Gerardo Melgar    Queridos diocesanos:

Nuestro mundo actual se caracteriza por mirar excesivamente al suelo y tener dificultad para elevar los ojos al Cielo. El hombre actual está centrado en esta vida y en este mundo sin interesarse por lo que le espera después de la muerte. Se resiste a pensar y hablar de esta realidad segura, que es la muerte, que a todos nos llegará; tiene alergia a todo lo que sea pensar en lo que le espera en la otra vida, que es real.

Por mucho que el hombre actual se empeñe en olvidarse de la muerte y de la vida después de la muerte, el devenir diario nos lo recuerda frecuentemente: la muerte de una persona que queremos, enfermedades terminales, la muerte de amigos entrañables, etc. La muerte convive con nosotros y nos marca de manera contundente la existencia por lo que no podemos prescindir de pensar en ella si bien no como un contrasentido de la vida.

La Iglesia dedica este mes de noviembre a reflexionar sobre las postrimerías (la muerte, el juicio particular, la resurrección, el purgatorio, el infierno); por eso, se le conoce también a este mes como el de los difuntos. Estos días ponen ante los ojos del corazón humano tres verdades fundamentales a considerar:

1. La muerte de los buenos seguidores de Cristo: muerte de quienes en esta vida encarnaron e hicieron realidad el estilo de vida de Jesús, de quienes (con la gracia de Dios y su colaboración positiva) se hicieron merecedores del gozo y de la recompensa de la visión eterna de Dios. A ellos los celebramos en la Solemnidad de todos los santos, la fiesta de todos aquellos declarados como tales por la Iglesia y de muchos más que no han sido declarados oficialmente santos pero que viven ya junto a Dios y gozan de su eterna compañía. En ellos tenemos que pensar en este mes para darle gracias a Dios por su vida, por su testimonio y por lo mucho que nos ayudaron y nos ayudan a seguir en el camino de la salvación que Cristo nos ofrece; también deberemos acogernos a su protección e intercesión sabiendo que ellos constituyen un número incalculable de intercesores que ruegan por nosotros ante el trono de Dios.

2. La festividad del día de los difuntos y todo el espíritu que se respira especialmente en noviembre nos habla de todas esas personas que compartieron nuestra vida terrena y que ya no pueden hacerlo porque su vida aquí en la tierra se terminó; por ellos también hemos de darle gracias a Dios. Además, ellos pueden estar necesitando purificación por los fallos cometidos mientras vivían como personas pobres y débiles que fueron; ellos personalmente ya no pueden merecer pero nuestra oración es muy importante para que les alcance la misericordia de Dios, sean perdonados sus pecados y sean llevados a gozar para siempre de la compañía divina y la de todos los santos en el Cielo. Seguro que todos expresamos nuestro cariño a todos nuestros seres queridos fallecidos haciendo una visita al cementerio y poniendo unas flores en su sepultura; estos detalles son una prueba de nuestro recuerdo y nuestro sincero afecto pero no podemos olvidarnos que son, sobre todo, nuestra oración y nuestros sacrificios los que realmente les ayudarán en esa purificación que necesitan.

3. Noviembre pone ante nuestra vida para que reflexionemos el hecho de que la muerte es una realidad de la que no podemos olvidarnos y a la que no debemos temer. A todos nos llegará el día, sabemos con certeza que llegará pero no sabemos cuándo será el momento en el que tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios y Él nos pedirá cuentas de cómo hayamos aprovechado nuestra vida terrena, cómo hayamos administrado la multitud de gracias recibidas, cómo hayamos aprovechado las oportunidades de llegar a ser unos buenos hijos suyos. Ojala ese día Dios nos pueda dar la bienvenida diciéndonos: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” (Mt 25, 35).

No podemos olvidar que somos ciudadanos de otro mundo y peregrinos hacia la Vida; nuestro destino no es un destino fatal en el que todo acaba con la muerte sino la Vida sin fin en la que seremos absolutamente felices para siempre; Dios nos tiene preparado algo tan hermoso que, como dice la Escritura, no acertamos a comprender ni a explicar esta verdad pues “ni el ojo vio ni el oído oyó ni el corazón del hombre pudo comprender lo que Dios tiene preparado para los que le aman” (1 Co 6, 9).

Pensar en la Vida tras la muerte no tiene que entristecernos, ni paralizarnos, ni producirnos alergia o hacernos vivir en la tierra sin compromiso con un mundo mejor sino todo lo contrario. La vida aquí en la tierra adquiere auténtico sentido si sabemos que la vida no termina sino que se transforma en otra mejor en la que ya no es posible ni el dolor ni el sufrimiento sino la felicidad para siempre. Aprovechemos este mes de reflexión sobre las postrimerías y ajustemos nuestra vida al Evangelio para que, cuando nos llame el Señor, estemos preparados y con las lámparas de la fe encendidas; así el Rey eterno nos encontrará en vela y nos abrirá la puerta de su Reino.

Vuestro Obispo,

+ Gerardo Melgar

Obispo de Osma-Soria

Fuente:: Mons. Gerardo Melgar

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Dios de vivos, no de muertosMons. Demetrio Fernández     El origen de la vida está en Dios. La vida no ha brotado por azar ni por casualidad, sino por una decisión libre de Dios, que quiere hacer partícipes a los seres creados de su vida. Y especialmente a los seres humanos, a los que ha dotado de alma inmortal y espiritual. En esa transmisión de la vida colabora la misma naturaleza, dotada de capacidad de transmitirse. Y en la especie humana colaboran los padres con la acción creadora de Dios. Dios pone la parte más importante, el alma, creada de la nada. Los padres aportan el soporte corporal. Y el resultado es una nueva persona humana.

En este mes de noviembre, mes de los difuntos, muchos vuelven a preguntarse por el más allá. Hay quienes piensan que todo termina con la tumba, qué triste. Hay quienes piensan que sobrevivimos en nuevas reencarnaciones, qué complicado. La fe cristiana, sin embargo, nos dice que hemos sido creados para vivir siempre, siempre, qué alegría. Nuestra alma es inmortal y vive una sola vez la etapa terrena, no se reencarna en nadie más. Y acabada la etapa terrena llega a la eternidad para alcanzar el premio o castigo por sus obras. Esa misma alma tira de nuestro cuerpo, que resucitará en el último día de la historia.

El misterio de la muerte ha sido iluminado con la luz de Cristo, el Hijo eterno de Dios hecho hombre, que ha pasado por el trance de la muerte y ha resucitado, venciendo a la muerte. Podemos decir que hasta Jesucristo la muerte vencía al hombre, ante la muerte el hombre se veía envuelto en un misterio que no sabía resolver. Pero a partir de Jesucristo el hombre ha vencido la muerte, “la muerte ya no tiene dominio sobre él”. “Si hemos muerto con Cristo [en el bautismo], creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rm 6,8-9). No es indiferente afrontar la vida y la muerte con esta certeza o no. Llegadas estas fechas de difuntos, la liturgia cristiana en todas sus expresiones es una liturgia serena y llena de esperanza, es incluso una invitación a exultar de estremecimiento ante la certeza de una vida feliz que Dios nos tiene preparada. La Misa de réquiem, celebrada en la Catedral de Córdoba por todos nuestros difuntos, y acompañada por el “Requiem” de Mozart, es un canto exultante en perspectiva católica ante el misterio de la muerte humana, vencida por Cristo con una victoria prometida para todos nosotros.

Por el contrario, se ha puesto de moda en nuestros días acercarse a otras culturas paganas para revivir el misterio de la muerte. Se trata de una regresión, de un volver atrás, incluso desde el punto de vista cultural. Es como si en el mundo de las comunicaciones, habiendo conocido el teléfono y el internet, ahora regresáramos a la comunicación por señales de humo (propia de la edad de piedra) o por palomas mensajeras. Abundan en distintos municipios –con gastos del erario público- fiestas de la muerte pagana, tomadas de la antigüedad, antes de Cristo, o fiestas de tipo medieval, sacando a relucir el más absurdo oscurantismo, o fiesta de halloween, donde en torno a la muerte reinan las brujas y los demonios, y se proyectan todo tipo de pasiones desordenadas y de culto a Satán.

¿Qué se pretende con todo esto? Bajo el pretexto de otras culturas, lo que se pretende es ocultar la verdad de la vida cristiana, a ver si borramos las raíces cristianas de nuestro pueblo. Con el pretexto del pluralismo, nos hacen comulgar con ruedas de molino, con prácticas que chirrían a la conciencia cristiana en algo tan sagrado como son nuestros difuntos o el destino de nuestra vida más allá de la muerte. En definitiva, se trata de paganizar la cultura, como si Cristo no hubiera vencido la muerte. Se prohíben manifestaciones cristianas en la escuela, como el Belén o la Semana Santa, y se promueven por todos los medios brujas y demonios en torno a la muerte, contradiciendo la conciencia cristiana de unos niños y jóvenes, cuyos padres quieren la formación cristiana para sus hijos y han elegido clase de religión católica en la escuela. La intencionalidad está clara.

Por eso, queridos sacerdotes, catequistas, profesores de religión, venzamos el mal a fuerza de bien. Anunciemos sin miedo la victoria de Cristo sobre la muerte, que nos lleva a vivir la vida terrena con la esperanza del cielo. No permitamos que las prácticas paganas borren la conciencia cristiana del alma de nuestro pueblo. Lo más avanzado que ha conocido la historia de la humanidad es la victoria de Cristo sobre la muerte. No la silenciemos. Es el preludio de nuestra propia victoria, que nos hace vivir la vida presente de otra manera.

El Evangelio de este domingo nos proclama: “Dios es un Dios de vivos, no de muertos”, porque en él todos estamos llamados a la vida y a la resurrección después de la muerte.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández,

Obispo de Córdoba

Fuente:: Mons. Demetrio Fernández

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