El Pontífice presidió en la mañana de ayer la Eucaristía del primero del año en la Basílica de San Pedro en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios y en la 47ª Jornada Mundial de la Paz.
La primera homilía de 2014, el Santo Padre centró su atención en la Madre de Dios “el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre celestial”.
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco
La primera lectura que hemos escuchado nos propone una vez más las antiguas palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que las enseñara a Aarón y a sus hijos: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Es muy significativo escuchar de nuevo esta bendición precisamente al comienzo del nuevo año: ella acompañará nuestro camino durante el tiempo que ahora nos espera.
Son palabras de fuerza, de valor, de esperanza. No de una esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas humanas; ni tampoco una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del Señor, de su ayuda providente.
El deseo contenido en esta bendición se ha realizado plenamente en una mujer, María, por haber sido destinada a ser la Madre de Dios, y se ha cumplido en ella antes que en ninguna otra criatura.
Madre de Dios. Este es el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre celestial.
Recordemos aquel gran momento de la historia de la Iglesia antigua, el Concilio de Éfeso, en el que fue definida con autoridad la divina maternidad de la Virgen. La verdad sobre la divina maternidad de María encontró eco en Roma, donde poco después se construyó la Basílica de Santa María «la Mayor», primer santuario mariano de Roma y de todo occidente, y en el cual se venera la imagen de la Madre de Dios —la Theotokos— con el título de Salus populi romani. Se dice que, durante el Concilio, los habitantes de Éfeso se congregaban a ambos lados de la puerta de la basílica donde se reunían los Obispos, gritando: «¡Madre de Dios!». Los fieles, al pedir que se definiera oficialmente este título mariano, demostraban reconocer ya la divina maternidad. Es la actitud espontánea y sincera de los hijos, que conocen bien a su madre, porque la aman con inmensa ternura.
Pero es más, es el sensus fidei del santo pueblo de Dios que jamás, en su unidad, jamás se equivoca, el santo Pueblo de Dios.
María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano. «La Iglesia… camina en el tiempo… Pero en este camino – deseo destacarlo – procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Juan Pablo II, Enc. Redentoris Mater, 2), y por eso la sentimos particularmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio de la vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debido caminar por los mismos caminos que recorremos nosotros, a veces difíciles y oscuros, ha debido avanzar en «la peregrinación de la fe» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58).
Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: «He ahí a tu madre» (Jn 19,27). Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la «mujer» se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, todos, y los ama como los ama Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría.
La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María.
A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia, de paz y de Dios; y la invocamos todos juntos, imitando a nuestros hermanos de Éfeso. Digamos juntos por tres veces: ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! Amén.
(RV/Agencia SIC)
Fuente:: SIC
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Los jesuitas celebran este 2014 los 200 años de la Restauración de la Compañía de Jesús
Noticias religiosas - archivoEste aniversario marca el año 2014 para la familia jesuita que “Hoy, 200 años después los jesuitas deseamos “aprender de las luces y sombras de nuestro pasado, con el fin de percibir con mayor claridad y entregarnos con más generosidad a lo que el Señor pide de nosotros en el momento presente” (Adolfo Nicolás, Superior General de la Compañía de Jesús). En todo el mundo, este resurgimiento se recuerda con el lema Ite inflammate omnia, que apunta a llevar la luz de Cristo a todos los sitios y personas.
Así lo explicaban los jesuitas en 2008: “Cuentan las crónicas que, cuando San Ignacio envió a San Francisco Javier al Oriente, le dijo:
‘Id, inflamad todas las cosas’
Con el nacimiento de la Compañía de Jesús, un fuego nuevo se encendió en un mundo en transformación. Se inició una forma novedosa de vida religiosa, no por industria humana sino como una iniciativa divina. El fuego que entonces se prendió continúa ardiendo hoy en nuestra vida de jesuitas, ‘un fuego que enciende otros fuegos’, como se dice sobre San Alberto Hurtado. Con ese fuego, somos llamados a inflamar todas las cosas con el amor de Dios (cf. Lc 12,49)” (Congregación General 35, decreto 2, nº 25).
En español añadimos: “Contagiad la vida”, esto es, comunicad y transmitid la vida recibida para que ella engendre más vida a su alrededor. Así, los más de 1.200 jesuitas en España en 2014 se organizan de nuevo, simplificando sus estructuras, seleccionando sus lugares de presencia, trabajando unidos a otras personas en los terrenos donde esa luz y amor de Dios se desea que llegue. Y que de este modo alcance y permanezca con los hombres y mujeres que más lo necesiten.
Fuente:: SIC
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Papa Francisco: “Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María”
Noticias religiosas - archivoLa primera homilía de 2014, el Santo Padre centró su atención en la Madre de Dios “el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre celestial”.
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco
La primera lectura que hemos escuchado nos propone una vez más las antiguas palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que las enseñara a Aarón y a sus hijos: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Es muy significativo escuchar de nuevo esta bendición precisamente al comienzo del nuevo año: ella acompañará nuestro camino durante el tiempo que ahora nos espera.
Son palabras de fuerza, de valor, de esperanza. No de una esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas humanas; ni tampoco una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del Señor, de su ayuda providente.
El deseo contenido en esta bendición se ha realizado plenamente en una mujer, María, por haber sido destinada a ser la Madre de Dios, y se ha cumplido en ella antes que en ninguna otra criatura.
Madre de Dios. Este es el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre celestial.
Recordemos aquel gran momento de la historia de la Iglesia antigua, el Concilio de Éfeso, en el que fue definida con autoridad la divina maternidad de la Virgen. La verdad sobre la divina maternidad de María encontró eco en Roma, donde poco después se construyó la Basílica de Santa María «la Mayor», primer santuario mariano de Roma y de todo occidente, y en el cual se venera la imagen de la Madre de Dios —la Theotokos— con el título de Salus populi romani. Se dice que, durante el Concilio, los habitantes de Éfeso se congregaban a ambos lados de la puerta de la basílica donde se reunían los Obispos, gritando: «¡Madre de Dios!». Los fieles, al pedir que se definiera oficialmente este título mariano, demostraban reconocer ya la divina maternidad. Es la actitud espontánea y sincera de los hijos, que conocen bien a su madre, porque la aman con inmensa ternura.
Pero es más, es el sensus fidei del santo pueblo de Dios que jamás, en su unidad, jamás se equivoca, el santo Pueblo de Dios.
María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano. «La Iglesia… camina en el tiempo… Pero en este camino – deseo destacarlo – procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Juan Pablo II, Enc. Redentoris Mater, 2), y por eso la sentimos particularmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio de la vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debido caminar por los mismos caminos que recorremos nosotros, a veces difíciles y oscuros, ha debido avanzar en «la peregrinación de la fe» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58).
Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: «He ahí a tu madre» (Jn 19,27). Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la «mujer» se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, todos, y los ama como los ama Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría.
La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María.
A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia, de paz y de Dios; y la invocamos todos juntos, imitando a nuestros hermanos de Éfeso. Digamos juntos por tres veces: ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! Amén.
(RV/Agencia SIC)
Fuente:: SIC
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Zaragoza celebra esta noche la Conmemoración de la “Venida de la Virgen del Pilar”
Noticias religiosas - archivoYa ayer, en la víspera de la festividad, a las 19.45 horas, tuvo lugar Claustro y Salve Solemne.
Asimismo las misas de 12.00 -Misa Conventual- y la de 19.00 horas. jueves 2 se solemnizarán particularmente en el día de hoy.
(Archidiócesis de Zaragoza)
Fuente:: SIC
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Jornada de pastoral Juveni
Noticias religiosas - archivoLos jóvenes disfrutaron de una jornada deportiva por la mañana y, ya por la tarde asistieron a una mesa redonda en torno a la juventud en la que participaron José Antonio Martínez, Director del Secretariado de Infancia y Juventud, que habló sobre la forma de llevar a cabo hoy en día el anuncio del Evangelio a los jóvenes; Luis Torrecillas, componente de la Agrupación Musical de Nuestra Señora de la Soledad Coronada, de Huéscar, quién desarrolló la evangelización a través de la música; José Fernando Titos, Delegado de Vocaciones y formador del Seminario, que abordó el tema de la vocación en los jóvenes; Alba Granada, componente del grupo joven de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Inspiración, de Huéscar, quién dedicó su intervención a la forma de hacer pastoral con los jóvenes en una Cofradía; y Antonio Jesús Soto, colaborador del Secretariado de Juventud, que explicó las funciones del Secretariado y las distintas actividades que realiza a lo largo del curso pastoral.
Después, a las 19.30 horas, los jóvenes asistieron a la celebración de la Eucaristía, en la parroquia de Santa María, de Huéscar.
Terminó el encuentro con la preparación del Proyecto Centinelas que, por primera vez, se hacía fuera de la ciudad de Guadix. Éste fue el momento más importante de la jornada. Todos los jóvenes, participaron primero en el adorno de la parroquia y de los exteriores y, después, en la oración ante el Santísimo, que se tiene antes de salir a la calle a evangelizar. Un grupo grande de feligreses de Huéscar también acompañó a los jóvenes durante la oración, quedándose después rezando ante el Santísimo, mientras los jóvenes invitaban a otros a pasar al templo y rezar.
(Diócesis de Guadix Baza)
Fuente:: SIC
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l Jubileo de san Juan de Ávila en Almodóvar del Campo llega a su fin tras más de 20.000 peregrinos.
Noticias religiosas - archivoDurante este tiempo, más de 20.ooo peregrinos han visitado Almodóvar del Campo tras los pasos del maestro Ávila. Actos jubilares como los destinados a los jóvenes o los sacerdotes de las diócesis manchegas han sido algunos de los puntos fuertes del año jubilar en Almodóvar.
Con motivo de la clausura de este Año jubilar, el viernes 3 de enero tendrá lugar una Vigilia de Oración en el templo Jubilar en Almodóvar del Campo, a las 22,00 h.
Al día siguiente, Mons. Antonio Angel Algora Hernando, obispo de Ciudad Real presidirá la Santa Misa en la Catedral de Ciudad Real a las 10,30 h.
El sábado 11 de enero tendrá lugar el Acto de conmemoración del Año Jubilar en el Teatro Municipal de Almodóvar del Campo, a las 18,00 h. y la Eucaristía de Acción de Gracias por el Año Jubilar, presidida por el obispo en el templo parroquial de Almodóvar del Campo, a las 20,00 h..
Fuente:: SIC
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Intenciones por las que reza el Apostolado de la Oración en enero 2014
Noticias religiosas - archivoIntención general del Papa: ”Para que se promueva un desarrollo económico auténtico,respetuoso de la dignidad de todas las personas y todos los pueblos”.
Fuente:: SIC
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Arzobispo de San Salvador manifestó apoyo a marcha por la familia
Noticias religiosas - archivoSan Salvador (Jueves, 02-01-2013, Gaudium Press) Mons. José Luis Escobar, Arzobispo de San Salvador, ha manifestado abiertamente su apoyo a la marcha «Familia, santuario de la vida», realizada el 28 de diciembre pasado, día de los santos inocentes.
La marcha, que trascurrió entre la plaza Salvador del Mundo y la plaza Gerardo Barrios, en San Salvador, fue organizada por la entidad Red Familia, y acogió a 10.000 personas aproximadamente. El ‘leit motiv’ del evento fue hacer una defensa de la vida humana y pedir que constitucionalmente se decrete el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
«Ciertamente, la convocatoria era para todas aquellas personas de buena voluntad, la marcha tuvo un buen efecto y el interés es más allá que el interés político, que fue defender la vida, defender a la familia», dijo Mons. Escobar.
El arzobispo manifestó que toda acción encaminada a defender los valores de familia será apoyada por la Iglesia, que busca la unión de los hogares salvadoreños.
«Cualquier evento que se haga en defensa de los valores, la Iglesia lo va a apoyar», recalcó el arzobispo.
Según Mons. Escobar, la fecha de la marcha es escogida intencionalmente, pues el conmemorar a los infantes asesinados por el rey Herodes permite que los hombres tengan una mayor conciencia de lo importante que es la vida y por eso la Iglesia se une a «todas aquellas personas que defienden la vida».
Con información de Infocatolica
Fuente:: Gaudium Press
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Nuestro camino de fe está indisolublemente unido a María , dijo el Papa
Noticias religiosas - archivoCiudad del Vaticano (Jueves, 02-01-2013, Gaudium Press) Durante la homilía proferida ayer, en la celebración de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios, en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco comenzó haciendo el elogio de la Bendición especial que la Iglesia da a los fieles al inicio del Año, «palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que las enseñara a Aarón y a sus hijos: ‘Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26)».
La esperanza que porta tal bendición, no es una «esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas humanas; ni tampoco una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del Señor, de su ayuda providente», afirmó el Papa.
Ésta bendición dio su fruto más elevado en la Virgen, destinada a ser la Madre de Dios, «el título principal y esencial de la Virgen María».
Tras recordar la fe que el pueblo fiel manifestó durante el Concilio de Éfeso, cuando se proclamó el dogma de la maternidad divina, el Pontífice afirmó que «nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: ‘He ahí a tu madre’ (Jn 19,27). Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás».
«La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría».
Finalmente, a la Virgen el Papa encomendó «nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia, de paz y de Dios; y la invocamos todos juntos, imitando a nuestros hermanos de Éfeso. Digamos juntos por tres veces: ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! Amén».
Con información de Radio Vaticano
Fuente:: Gaudium Press
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Católicos en Corea del Sur elevan oraciones por Corea del Norte al iniciar el año
Noticias religiosas - archivoCatólicos en Corea del Sur elevan oraciones por Corea del Norte al iniciar el año
Seúl (Jueves, 02-01-2014, Gaudium Press) A través de un mensaje especialmente dirigido a los católicos con motivo del inciio del año 2014, el Arzobispo de Seúl, Corea del Sur, Mons. Andrew Yeom Soo-jung, invitó a los fieles a «orar especialmente por nuestros hermanos y hermanas en el Norte (bajo el régimen comunista), de forma que el Señor les regale abundantes bendiciones de amor, compasión y gracia». La Iglesia no puede operar en ese país, en el cual no hay sacerdotes ni Obispos residentes y cuyas diócesis, preservadas por la Santa Sede son presididas por prelados en Corea del Sur.
Mons. Yeom Soo-jung extendió su bendición sobre los fieles de Seúl y los motivó a buscar la auténtica felicidad que reside en el espíritu. «Si somos agradecidos por lo que tenemos, si lo compartimos con los demás, encontramos la alegría fácilmente a través de la vida de nuestros prójimos», enseñó.
«Muchas personas, sin embargo, encuentran difícil estar alegres porque son muy egoístas», alertó el prelado, quien recordó la disposición humilde pregonada por Jesucristo en las bienaventuranzas. La auténtica alegría proviene de «vivir una vida humilde y ponernos completamente en las manos de Dios. Esta es la verdad sobre la felicidad que no deberíamos olvidar».
El Arzobispo también motivó a los surcoreanos a reproducir en sus vidas el ejemplo ofrecido por el Niño Jesús, la Santísima Virgen y San José. «Oro para que todos podamos seguir el ejemplo de la Sagrada Familia», concluyó. «La Sagrada Familia fue pequeña y ordinaria, pero era fuerte en la fe; hizo que grandes milagros sucedieran a través del amor y el compartir. Para ser como ellos es importante que comencemos amando nuestras propias familias».
Con información de Asia News.
Fuente:: Gaudium Press
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Papa rinde tributo a la Virgen en Santa María la Mayor
Noticias religiosas - archivoRoma (Jueves, 02-01-2014, Gaudium Press) Ayer, en la solemnidad de María Madre de Dios los feligreses que rendían tributo a la Virgen en la Basílica pontificia de Santa María la Mayor tuvieron una gran sorpresa: junto a ellos, y para el mismo oficio cultual, se encontraba el Papa Francisco.
Esto ocurrió en la tarde de ayer, después de la homilía en el Vaticano en la que el Papa hizo mención también de la Virgen ‘Salus Populi Romani’, que se encuentra en esa, la Basílica Marial por excelencia.
La visita pontificia tenía un carácter privado. Esto fue rápidamente reconocido por los visitantes de la Basílica, que respetaron de forma delicada, el recogimiento del Papa en la oración. Entre quienes demostraban su entusiasmo por la llegada del Papa se destacaron particularmente los jóvenes.
El Papa había tomado posesión de la Basílica
En su visita a la Basílica, el 4 de mayo pasado, cuando tomó posesión de la misma, el Pontífice había destacado tres características del amor maternal de la Virgen María. «María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos…. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres», había explicado el Papa.
En esa ocasión, el Pontífice rezó el Santo Rosario, además de la mencionada catequesis marial.
Con información de Radio Vaticano
Fuente:: Gaudium Press
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