
(RV).- (Con audio)
En su encuentro con el mundo de la cultura en la sede de la Facultad teológica regional de Cágliari, gestionada por los sacerdotes jesuitas, el Papa Francisco ofreció algunas sugerencias entre las cuales: tratar de encontrar caminos de esperanza, que abran horizontes nuevos a nuestra sociedad. Solidaridad como modo de hacer la historia, como ámbito vital en el que los conflictos, las tensiones, incluso los opuestos alcancen una armonía que genera vida. Y la Universidad como lugar de formación a la solidaridad, punto de encuentro entre quien cree y quien no cree, en un esfuerzo en el que la fe puede dar su propia contribución, sin reducir jamás el espacio de la razón.
Texto completo del discurso del Papa al mundo de la cultura
Queridos amigos, buenas tardes, dirijo a todos mi saludo cordial. Agradezco al Padre Decano y a los Magníficos Rectores por sus palabras de acogida, y deseo todo bien para el trabajo de las tres Instituciones. Me agrada haber oído que trabajan untos, como amigos: ¡y esto es bueno! Agradezco y animo a la Pontificia Facultad Teológica, que nos hospeda, en particular a los Padres Jesuitas, que desarrollan con generosidad su precioso servicio, y al entero Cuerpo Académico. La preparación de los candidatos al sacerdocio permanece un objetivo primario, pero también la formación de los laicos es muy importante.
No quiero hacer una lección académica, si bien el contexto y ustedes que son un grupo cualificado quizá lo pedirían. Prefiero ofrecer algunas reflexiones en voz alta que parten de mi experiencia de hombre y de Pastor de la Iglesia. Y por esto me dejo guiar por un pasaje del Evangelio, haciendo una lectura “existencial”, el de los discípulos de Emaus: dos discípulos de Jesús que, después de su muerte, se van de Jerusalén y regresan a su pueblo. He elegido tres palabras clave: desilusión, resignación, esperanza.
Estos dos discípulos llevan en su corazón el sufrimiento y la desorientación por la muerte de Jesús, están decepcionados por como fueron a terminar las cosas. Un sentimiento análogo lo encontramos también en nuestra situación actual: la desilusión, la desilusión, a causa de una crisis económico-financiera, pero también ecológica, educativa, moral, humana. Es una crisis que se refiere al presente y al futuro histórico, existencial del hombre en nuestra civilización occidental, y que termina después por interesar al mundo entero. Y cuando digo crisis, no pienso en una tragedia. Los chinos, cuando quieren escribir la palabra crisis, la escriben con dos caracteres: el carácter del peligro y el carácter de la oportunidad. Cuando hablamos de crisis, hablamos de peligros, pero también de oportunidad. Éste es el sentido con el que yo utilizo la palabra. Ciertamente, cada época de la historia lleva en sí elementos críticos, pero, al menos en los últimos cuatro siglos, no se han visto tan sacudidas las certezas fundamentales que constituyen la vida de los seres humanos como en nuestra época. Pienso en el deterioro del ambiente; esto es peligrosos, pensemos un poco hacia delante, a la guerra del agua que viene; en los desequilibrios sociales, en el terrible poder de las armas – hemos hablado tanto de esto en estos días –; en el sistema económico-financiero, que no tiene en el centro al hombre, sino al dinero, el dios dinero; en el desarrollo y en el peso de los medios de información, con todo su carácter positivo, de comunicación, de transporte. Es un cambio que concierne el mismo modo en que la humanidad lleva adelante su existencia en el mundo.
Frente a esta realidad, ¿cuáles son las reacciones? Volvamos a los dos discípulos de Emaus: decepcionados ante la muerte de Jesús, se muestran resignados y tratan de escapar de la realidad, dejan Jerusalén. Las mismas actitudes las podemos leer también en este momento histórico. Frente a la crisis puede existir la resignación, el pesimismo hacia toda posibilidad de intervención eficaz. En cierto sentido es un “llamarse afuera” de la misma dinámica del actual viraje histórico, denunciando sus aspectos más negativos con una mentalidad semejante a aquel movimiento espiritual y teológico del II siglo después de Cristo que es llamado “apocalíptico”. Nosotros tenemos la tentación de pensar en clave apocalíptica. Esta concepción pesimista de la libertad humana y de los procesos históricos lleva a una especie de parálisis de la inteligencia y de la voluntad. La desilusión lleva también a una especie de fuga, a buscar “islas” o momentos de tregua. Es algo semejante a la actitud de Pilato, el “lavarse las manos”. Una actitud que parece “pragmática” pero que, de hecho, ignora el grito de justicia, de humanidad y de responsabilidad social y lleva al individualismo, a la hipocresía, e incluso a una especie de cinismo. Esta es la tentación que nosotros tenemos por delante, si vamos por este camino de la desilusión o de la decepción.
A este punto nos preguntamos: ¿hay una vía que recorrer en nuestra situación? ¿Debemos resignarnos? ¿Debemos dejarnos ofuscar la esperanza? ¿Debemos huir de la realidad? ¿Debemos “lavarnos las manos” y encerrarnos en nosotros mismos? Pienso no sólo que hay un camino que recorrer, sino que precisamente el momento histórico que vivimos nos impulse a buscar y a encontrar vías de esperanza, que abran horizontes nuevos a nuestra sociedad. Y aquí es precioso el papel de la Universidad. La Universidad como lugar de elaboración y transmisión del saber, de formación a la “sabiduría” en el sentido más profundo del término, de educación integral de la persona. En esta dirección, quisiera ofrecer algunos breves pensamientos sobre los cuales reflexionar.
La Universidad como lugar del discernimiento. Es importante leer la realidad, mirándola a la cara. Las lecturas ideológicas o parciales no sirven, alimentan sólo la ilusión y la desilusión. Leer la realidad, pero también vivir esta realidad, sin temores, sin fugas y sin catastrofismos. Toda crisis, también la actual, es un pasaje, el dolor de un parto que comporta fatiga, dificultad, sufrimiento, pero que lleva en sí el horizonte de la vida, de una renovación, lleva la fuerza de la esperanza. Y esta no es una crisis de “cambio”: es una crisis de “cambio de época”. Es una época, la que cambia. No son cambios extraordinarios superficiales. La crisis puede convertirse en un momento de purificación y de reflexión de nuestros modelos económico-sociales y de cierta concepción del progreso que ha alimentado ilusiones, para recuperar al ser humano en todas sus dimensiones. El discernimiento no es ciego, ni improvisado: se realiza sobre la base de criterios éticos y espirituales, implica interrogarse sobre lo que es bueno, la referencia a los valores propios de una visión del hombre y del mundo, una visión de la persona en todas sus dimensiones, sobre todo en la espiritual, trascendente; ¡jamás se puede considerar a la persona como “material humano”! Ésta es, quizá, la propuesta escondida del funcionalismo. La Universidad como lugar de “sabiduría” tiene una función muy importante en el formar al discernimiento para alimentar la esperanza. Cuando el viandante desconocido, que es Jesús Resucitado, se acerca a los dos discípulos de Emaus, tristes y desconsolados, no trata de esconder la realidad de la Crucifixión, de la aparente derrota que ha provocado su crisis, al contrario los invita a leer la realidad para guiarlos a la luz de su Resurrección: “Insensatos y tardos de corazón… ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?” (Lc 24, 25-26). Hacer discernimiento significa no huir, sino leer seriamente, sin prejuicios, la realidad.
Otro elemento: la Universidad como lugar en el que se elabora la cultura de la proximidad, cultura de la proximidad. Ésta es una propuesta: cultura de la cercanía. El aislamiento y la cerrazón en sí mismos o en los propios intereses jamás son la vía para volver a dar esperanza y efectuar una renovación, sino que es la cercanía, es la cultura del encuentro. El aislamiento, no; la cercanía, sí. Cultura del desencuentro, no; cultura del encuentro, sí. La Universidad es lugar privilegiado en el que se promueve, se enseña, se vive esta cultura del diálogo, que no nivela indiscriminadamente diferencias y pluralismos – uno de los riegos de la globalización es éste –, y ni siquiera los lleva al extremo volviéndolos motivo de desencuentro, pero abre a la confrontación constructiva. Esto significa comprender y valorizar las riquezas del otro, considerándolo no con indiferencia o con temor, sino como factor de crecimiento. Las dinámicas que regulan las relaciones entre las personas, entre los grupos, entre las naciones con frecuencia no son de cercanía, de encuentro, sino de desencuentro. Me refiero aún al pasaje evangélico. Cuando Jesús se acerca a los dos discípulos de Emaus, comparte su camino, escucha su lectura de la realidad, su desilusión, y dialoga con ellos; precisamente de este modo vuelve a encender en sus corazones la esperanza, abre nuevos horizontes que ya estaban presentes, pero que sólo el encuentro con el Resucitado permite reconocer. Jamás tengan miedo del encuentro, del diálogo, de la confrontación, incluso entre Universidades. A todos los niveles. Aquí estamos en la sede de la Facultad Teológica: permítanme decirles: no tengan temor de abrirse también a los horizontes de la trascendencia, al encuentro con Cristo o de profundizar la relación con Él. La fe jamás reduce el espacio de la razón, sino que lo abre a una visión integral del hombre y de la realidad, y defender del peligro de reducir al hombre a “material humano”.
Un último elemento: la Universidad como lugar de formación a la solidaridad. La palabra solidaridad no pertenece sólo al vocabulario cristiano, es una palabra fundamental del vocabulario humano. Como dije hoy, es una palabra que en esta crisis corre el riesgo de ser borrada del diccionario. El discernimiento de la realidad, asumiendo el momento de crisis, la promoción de una cultura del encuentro y del diálogo, orientan hacia la solidaridad, como elemento fundamental para una renovación de nuestras sociedades. El encuentro, el diálogo entre Jesús y los dos discípulos de Emaus, que vuelve a encender la esperanza y renueva el camino de su vida, lleva a la participación: lo reconocieron en el partir el pan. Es el signo de la Eucaristía, de Dios que se hace tan cercano en Cristo hasta el punto de ser presencia constante, de compartir su misma vida. Y esto dice a todos, incluso a quien no cree, que es precisamente en una solidaridad no dicha, sino vivida, donde las relaciones pasan de considerar al otro como “material humano” o como “número”, al considerarlo como persona. No hay futuro para ningún país, para ninguna sociedad, para nuestro mundo, si no sabremos ser todos más solidarios. Solidaridad, por tanto, como modo de hacer la historia, como ámbito vital en el que los conflictos, las tensiones, incluso los opuestos alcanzan una armonía que genera vida. En esto, pensando en esta realidad del encuentro en la crisis, he encontrado en los políticos jóvenes otra manera de pensar la política. No digo mejor o no mejor, sino otra manera. Hablan diversamente, están buscando… su música es diversa de nuestra música. ¡No tengamos miedo! Escuchémoslos, hablemos con ellos. Ellos tienen una intuición: abrámonos a su intuición. Es la intuición de la vida joven. Digo los políticos jóvenes porque es lo que he oído, pero los jóvenes en general buscan esta clave diversa. Para ayudarnos en el encuentro, nos ayudará la música de estos políticos, “científicos”, pensadores jóvenes.
Antes de concluir, permítanme subrayar que a nosotros los cristianos la misma fe nos da una esperanza sólida que impulsa a discernir la realidad, a vivir la cercanía y la solidaridad, porque Dios mismo ha entrado en nuestra historia, haciéndose hombre en Jesús, se ha sumergido en nuestra debilidad, haciéndose cercano a todos, mostrando solidaridad concreta, especialmente a los más pobres y necesitados, abriéndonos un horizonte infinito y seguro de esperanza.
Queridos amigos, gracias por este encuentro y por su atención; que la esperanza sea la luz que ilumine siempre su estudio y su empeño. ¡Y que el coraje sea el tiempo musical para ir hacia adelante! ¡Que el Señor los bendiga!
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Fuente:: News.va
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Trasmitir la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo : Papa a comunicadores católicos
Noticias religiosas - archivoTrasmitir la «belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo»: Papa a comunicadores católicos
Ciudad del Vaticano (Lunes, 23-09-2013, Gaudium Press) El Papa Francisco se dirigió, el pasado sábado, a los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, con un mensaje que resalta la importancia del comunicador católico, y da las pistas de su accionar.
Tras destacar el Decreto concililar Inter mirifica, que «expresa el interés de la Iglesia por la comunicación y por sus instrumentos», el Pontífice afirmó que «el panorama comunicativo se ha convertido poco a poco para muchos en un «ambiente vital», una red donde las personas se comunican, amplían el horizonte de sus contactos y de sus relaciones».
En este contexto, el Papa afirmó que la Iglesia debe, en estos ambientes, «lograr inserirse en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, para comprender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas».
«En efecto, precisamente hoy, en la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad; vemos difundirse la pérdida del sentido de la vida, la incapacidad para tener una ‘casa’ de referencia, la dificultad para trabar relaciones profundas. Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima», afirmó el Papa Francisco.
Una pregunta que debe hacerse el comunicador católico es: «¿somos capaces, también en este campo, de llevar a Cristo, o mejor, de llevar al encuentro de Cristo? ¿De caminar con el peregrino existencial, pero como lo hacía Jesús con los de Emaús, encendiendo sus corazones, haciéndoles encontrar al Señor? ¿Somos capaces de comunicar el rostro de una Iglesia que es ‘casa’ de todos? (…) Se trata de hacer descubrir, también a través de los medios de comunicación social, además de en el encuentro personal, la belleza de todo lo que constituye el fundamento de nuestro camino y de nuestra vida, la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo. (…) Tenemos un tesoro precioso que transmitir, un tesoro que da luz y esperanza. ¡Son tan necesarias! Pero todo esto requiere una cuidada y cualificada formación, de sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, también en este campo. El gran continente digital no es simplemente tecnología, sino que está formado por hombres y mujeres que llevan consigo lo que tienen dentro, sus experiencias, sus sufrimientos, sus anhelos, la búsqueda de la verdad, de la belleza, de la bondad.»
En el encuentro con Jesús que deben propiciar los medios de comunicación católicos, el desafío es ser «conscientes, no obstante, de que nosotros somos medios y que el problema de fondo no es la adquisición de sofisticadas tecnologías, aunque sean necesarias para una presencia actual y significativa. Que nos quede siempre claro que creemos en un Dios apasionado por el hombre, que quiere manifestarse mediante nuestros medios, aunque siempre son pobres, porque es Él quien obra, transforma, salva la vida del hombre».
«Y nuestra oración, la de todos, para que el Señor enardezca nuestro corazón y nos sostenga en la misión fascinante de llevarle al mundo. Me encomiendo a sus oraciones porque también yo tengo esta misión, y les imparto de corazón mi Bendición», concluyó el Papa.
Fuente:: Gaudium Press
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Comunidad de los Palotinos conmemoran en Polonia 40 años de misiones en Brasil y Ruanda
Noticias religiosas - archivoComunidad de los Palotinos conmemoran en Polonia 40 años de misiones en Brasil y Ruanda
Konstancin (Lunes, 23-09-2013, Gaudium Press) La comunidad de los Palotinos en Polonia conmemoró el aniversario número 40 de sus misiones en Brasil y Ruanda con un Simposio Misionero en el Centro de Animación Misionera en Konstancin, realizados los días 20 al 22 de septiembre. Las dos provincias de la comunidad, Cristo Rey y la Anunciación, se unieron para celebrar este acontecimiento. En el evento participó Mons. Tadeusz Wojda, Subsecretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y religioso de esta congregación.
Según recordaron los ponentes, estas misiones palotinas polacas comenzaron en medio de grandes desafíos, ya que el país se encontraba bajo el control del régimen comunista que planteaba serios obstáculos a los viajes al extranjero. Los misioneros también enfrentaron la inestabilidad política africana y los terribles conflictos étnicos entre tutsis y hutus en Ruanda. Sin embargo, su presencia en este contexto los convertía en una esperanza para los pueblos, una perspectiva de un mejor futuro como Pueblo de Dios.
En la Eucaristía de agradecimiento, el Obispo emérito de Lowicz, Mons. Aloysius Orszulik, recordó cómo al ayudar al Obispo africano Mons J.B. Gahamani a buscar misioneros en Polonia, sólo los halló en el seminario Palotino de Oltarzew.
Las misiones en Brasil también sortearon sus propias dificultades, al ser organizadas cuando en el país gobernaba una dictadura militar y requirieron de un notable trabajo para edificar templos y centros parroquiales, además de una gran labor espiritual para preservar a las comunidades de la superstición y el recurso a magia y hechicería. En este país los misioneros extendieron la devoción a la Divina Misericordia, para lo cual crearon medios de comunicación especializados como la publicación «Raios da Divina Misericordia».
Mons. Henryk Hoser, actual Obispo de Varsovia-Praga y exalumno del seminario de Oltarzew, recordó su propia misión en Ruanda, durante la cual la comunidad trabajo en el fortalecimiento de la familia y el fomento a la paternidad responsable. También relató cómo la comunidad debió comenzar desde cero en los lugares afectados por la trágica guerra civil en 1994. La comunidad trabajó para apoyar a las víctimas y creó un programa de «adopción» remota para atender las graves necesidades de los huérfanos en el país africano.
El simposio culminó con una exposición de las perspectiva a futuro de las misiones en Brasil y Ruanda y una ceremonia de envío de tres nuevos sacerdotes misioneros que partirán en los próximos días.
Con información de KAI y Sociedad del Apostolado Católico.
Fuente:: Gaudium Press
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El Papa exhortó a no idolatrar el dinero
Noticias religiosas - archivoCiudad del Vaticano (Lunes, 23-09-2013, Gaudium Press) El dinero envenena el pensamiento y la fe, y nos hace seguir otros caminos. Fue lo que subrayó el Papa Francisco en la misa del viernes pasado en la capilla de la Casa Santa Marta. Él dijo también que de la idolatría por el dinero nacen males como la vanidad y el orgullo que nos torna «maniacos de preguntas ociosas».
«No se puede servir a Dios y al dinero». El Papa basó su homilía en las palabras de San Pablo sobre la relación entre el camino de Nuestro Señor Jesucristo y el dinero.
Existe algo en la actitud de destemplado por el dinero -dijo el Papa- que aleja de Dios. Y Jesús insiste en varios pasajes sobre eso. La avidez desenfrenada por el dinero es la raíz de todos los males. Tomados por este deseo arraigado en el alma, algunos se desviaron de la fe y acabaron encontrando muchos tormentos.
El Papa continuó sus palabras con amargura: «¡El poder del dinero saca la fe: ella se debilita y usted la pierde! El dinero corrompe, no tiene salida».
«San Pablo nos enseña a evitar esas cosas, concluye el Papa, y nos invita a caminar rumbo a la justicia, la piedad, la fe, la caridad». Invita a la paciencia también «contra la vanidad y el orgullo».
«Que el Señor nos ayude a no caer en la trampa de idolatrar al dinero». (JSG)
Fuente:: Gaudium Press
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Cardenal Rylko envía mensaje al presidente de Episcopado Brasileño
Noticias religiosas - archivoBrasilia (Lunes, 23-09-2013, Gaudium Press) El presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Stanislaw Rylko, envió en la noche de este último jueves una carta al Cardenal Mons. Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB).
En el mensaje, Mons. Rylko agradece el trabajo desarrollado por la CNBB en la preparación y realización de la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013.
«Después de la bellísima experiencia vivida por ocasión del viaje del Santo Padre Francisco al Brasil en julio, le escribimos para expresar nuestra profunda gratitud por todo el trabajo desarrollado por la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil, sea en la preparación de la JMJ como en los días de la realización del evento», escribió.
El Cardenal polaco recordó la alegría de los fieles al presenciar la peregrinación de los símbolos de la Jornada, al Cruz y el Ícono de Nuestra Señora, por las ciudades cariocas, además del ‘Bote Fé’, donde «la cruz peregrina iba preparando el suelo de la Tierra de Santa Cruz para la fecunda siembra».
Mons. Rylko no dejó de mencionar la visita del Papa Francisco a Aparecida, «tan bien preparada por usted (Mons. Damasceno) y sus colaboradores», siendo «un marco importantísimo, a partir del cual, en todo lo que se siguió, pudimos sentirnos amparados y envueltos por la materna intercesión de la Virgen Patrona del Brasil».
El «muchas gracias» del presidente del Pontificio Consejo para los Laicos fue transmitido a «todos aquellos que se empeñaron para el buen éxito de la Jornada Mundial de la Juventud 2013», de modo particular a Mons. Leonardo Steiner, Secretario General de la CNBB, así como a Mons. Eduardo Pinheiro, presidente de la Comisión Episcopal Pastoral para la Juventud de la CNBB; Padre Carlos Sávio y Padre Antônio do Prado, que, durante la JMJ, se dedicaron a la Pastoral juvenil.
Al final de la carta, el Cardenal Rylko aseguró a los implicados en la organización del evento de la juventud su oración, «para que la siembra evangélica realizada en los últimos dos años y en los inolvidables días de la JMJ Río 2013 produzca abundantes frutos de madurez cristiana en la vida de tantos jóvenes». (LMI)
Con informaciones de la CNBB.
Fuente:: Gaudium Press
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La acción del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento
Noticias religiosas - archivoRedacción (Lunes, 23-09-2013, Gaudium Press) Los estudiosos de la Biblia dividen, grosso modo, los hechos al respecto de la acción del Espíritu Santo en dos periodos que podrían ser delimitados entre antes y después de Pentecostés.
El valor de la obra del Espíritu Santo se acentúa si observamos su actividad en el Antiguo Testamento. Aunque vivimos dentro de un nuevo régimen de gracia, nuestra dependencia con el Espíritu aumenta cuando contemplamos su obra ya desde los primeros días de la creación. ¿Como discernir tal acción en la historia? Sólo podemos dar una respuesta a esta pregunta recurriendo a las Sagradas Escrituras que, inspiradas por el Paráclito, nos revelan progresivamente su identidad.
El Espíritu Santo en la creación
Cuando en la Biblia se dice que «Al principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gn 1,1), no significa que Él actuó sólo. La palabra hebrea para referirse a Dios es usada en plural: ‘Elohim; por tanto, puede decirse que el Espíritu también está inserido en la obra de la creación. En Gn 1,2 está dicho: «el espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas». Este texto indica claramente la actuación del Espíritu. Él trae el orden donde hay vacío, abriendo camino para la poderosa actuación de Dios creador (Job 26,13). Vemos entonces que desde el inicio el Espíritu estaba al lado de Dios. «Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos» (Sal 33,6).
Primeramente fueron creados el universo y los seres vivientes. Sólo después Dios creó el hombre a su imagen y semejanza (Gn 1,26). La acción del Espíritu fue activa en la creación del hombre: «El soplo de Dios me hizo, me animó el aliento de Sadday» (Job 33,4).
El Espíritu Santo en el periodo antidiluviano
Dios colocó a Adán y Eva en el jardín del Edén dándoles una orden que debería ser obedecida. Vencidos por la astucia de la serpiente, desobedecieron a Dios y fueron expulsados del paraíso. La raza humana se multiplica a cada día, y con eso también la maldad de su corazón (Gn 6,5). Entonces Dios se arrepiente de haber creado al hombre y decide exterminarlo de la faz de la tierra enviando un diluvio (Gn 6,7.17).
Desde la creación hasta este momento vemos claramente al Espíritu actuando para que el plan de Dios se realizara:
a) Avisando: (Gn 6,13) la palabra «Dios» está en plural en el texto original. Esto muestra que el Espíritu estaba presente cuando Dios avisaba a Noé sobre el diluvio.
b) Contendiendo: (Gn 6,3) aquí hay una referencia al ministerio del Espíritu Santo. La generación de aquellos días estaba pervertida, solamente Noé y su familia permanecían fieles a Dios. El Espíritu continuará actuando en los corazones durante un periodo determinado; después Dios ha de pronunciar la sentencia de destrucción de la raza humana.
c) Orientando: (Gn 6,13-22) nuevamente la persona del Espíritu está presente en la forma hebrea ‘Elohim, dando orientación a Noé en la construcción del arca.
El Espíritu Santo en el periodo postdiluviano
En este periodo el Espíritu continuó operando activamente, habilitando en los seres humanos la capacidad suficiente para la ejecución de algunas tareas importantes. Veamos algunos ejemplos:
a) José: (Gn 41,38) solamente con la ayuda del Espíritu de Dios José pudo interpretar los sueños del Faraón y llegar a la posición privilegiada de gobernador de Egipto.
b) Besalel: (Ex 31,3-5) Dios lo llenó del Espíritu, dándole talento, habilidad, inteligencia, conocimiento para realizar obras artísticas en oro, plata y bronce; labrar piedras y tallar madera.
c) Moisés y los setenta ancianos: (Nm 11,17) fue el hombre más humilde de su época (12,3). Esto nos enseña que el Espíritu de Dios habitaba en él y le concedía esa virtud tan importante. El mismo Espíritu reposó sobre los setenta ancianos.
d) Sansón: (Jue c. 13-16) la presencia del Espíritu de Dios en la vida de este juez hizo con que él realizara grandes prodigios en favor de su pueblo (14,6.19; 15,14-15).
e) Saúl y David: (1Sm 16,13-14) Dios confirmó la llamada de David para asumir el reinado en lugar de Saúl, no solamente por la unción recibida por las manos de Samuel, mas por la inhabitación del Espíritu en su vida. En el v. 14 se percibe que el Espíritu se retiró de Saúl después que éste desobedeció a Dios.
f) Los profetas (2Pd 1,21) fueron hombres que hablaron inspirados por el Espíritu Santo. Es el caso de Natán 2Sm 12,1; Elías 1Re 17,1; Yajaziel 2Cr 20,14, entre otros. Ezequiel, por el Espíritu del Señor, tuvo la visión del valle de los huesos (37,5-6) que habla tan claramente sobre la acción del Espíritu en la rehabilitación de la vida. Y Zacarías anuncia la acción del Espíritu sobre el pueblo de Israel (12,10).
En estos hechos vemos que siempre el Espíritu Santo ha sido el guía e instructor de su pueblo (Ne 9,20).
***
Desde el pecado original el hombre ha permanecido en un estado continuo de concupiscencia (Sal 65,4a). Sin el auxilio e influencia del Espíritu Santo no es posible la práctica de la virtud; es necesario que en todas las épocas el Espíritu conduzca el alma hacia Dios. La Sabiduría divina promete derramar su Espíritu sobre aquellos que aceptan sus reprensiones (Prv 1,23).
La presencia del Espíritu en nosotros muestra que Dios jamás nos abandona. Él posibilita nuestra santificación y nos garantiza la salvación eterna. Nuestro gran desafío es vivir cada día siendo transformados por él, por su poder; ahí está la verdadera libertad (2Cor 3,17).
Por Alejandro Javier de Saint Amant
Fuente:: Gaudium Press
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La concepción pesimista de la libertad humana lleva a una especie de parálisis de la inteligencia y de la voluntad, dice el Papa al mundo de la cultura
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Texto completo del discurso del Papa al mundo de la cultura
Queridos amigos, buenas tardes, dirijo a todos mi saludo cordial. Agradezco al Padre Decano y a los Magníficos Rectores por sus palabras de acogida, y deseo todo bien para el trabajo de las tres Instituciones. Me agrada haber oído que trabajan untos, como amigos: ¡y esto es bueno! Agradezco y animo a la Pontificia Facultad Teológica, que nos hospeda, en particular a los Padres Jesuitas, que desarrollan con generosidad su precioso servicio, y al entero Cuerpo Académico. La preparación de los candidatos al sacerdocio permanece un objetivo primario, pero también la formación de los laicos es muy importante.
No quiero hacer una lección académica, si bien el contexto y ustedes que son un grupo cualificado quizá lo pedirían. Prefiero ofrecer algunas reflexiones en voz alta que parten de mi experiencia de hombre y de Pastor de la Iglesia. Y por esto me dejo guiar por un pasaje del Evangelio, haciendo una lectura “existencial”, el de los discípulos de Emaus: dos discípulos de Jesús que, después de su muerte, se van de Jerusalén y regresan a su pueblo. He elegido tres palabras clave: desilusión, resignación, esperanza.
Estos dos discípulos llevan en su corazón el sufrimiento y la desorientación por la muerte de Jesús, están decepcionados por como fueron a terminar las cosas. Un sentimiento análogo lo encontramos también en nuestra situación actual: la desilusión, la desilusión, a causa de una crisis económico-financiera, pero también ecológica, educativa, moral, humana. Es una crisis que se refiere al presente y al futuro histórico, existencial del hombre en nuestra civilización occidental, y que termina después por interesar al mundo entero. Y cuando digo crisis, no pienso en una tragedia. Los chinos, cuando quieren escribir la palabra crisis, la escriben con dos caracteres: el carácter del peligro y el carácter de la oportunidad. Cuando hablamos de crisis, hablamos de peligros, pero también de oportunidad. Éste es el sentido con el que yo utilizo la palabra. Ciertamente, cada época de la historia lleva en sí elementos críticos, pero, al menos en los últimos cuatro siglos, no se han visto tan sacudidas las certezas fundamentales que constituyen la vida de los seres humanos como en nuestra época. Pienso en el deterioro del ambiente; esto es peligrosos, pensemos un poco hacia delante, a la guerra del agua que viene; en los desequilibrios sociales, en el terrible poder de las armas – hemos hablado tanto de esto en estos días –; en el sistema económico-financiero, que no tiene en el centro al hombre, sino al dinero, el dios dinero; en el desarrollo y en el peso de los medios de información, con todo su carácter positivo, de comunicación, de transporte. Es un cambio que concierne el mismo modo en que la humanidad lleva adelante su existencia en el mundo.
Frente a esta realidad, ¿cuáles son las reacciones? Volvamos a los dos discípulos de Emaus: decepcionados ante la muerte de Jesús, se muestran resignados y tratan de escapar de la realidad, dejan Jerusalén. Las mismas actitudes las podemos leer también en este momento histórico. Frente a la crisis puede existir la resignación, el pesimismo hacia toda posibilidad de intervención eficaz. En cierto sentido es un “llamarse afuera” de la misma dinámica del actual viraje histórico, denunciando sus aspectos más negativos con una mentalidad semejante a aquel movimiento espiritual y teológico del II siglo después de Cristo que es llamado “apocalíptico”. Nosotros tenemos la tentación de pensar en clave apocalíptica. Esta concepción pesimista de la libertad humana y de los procesos históricos lleva a una especie de parálisis de la inteligencia y de la voluntad. La desilusión lleva también a una especie de fuga, a buscar “islas” o momentos de tregua. Es algo semejante a la actitud de Pilato, el “lavarse las manos”. Una actitud que parece “pragmática” pero que, de hecho, ignora el grito de justicia, de humanidad y de responsabilidad social y lleva al individualismo, a la hipocresía, e incluso a una especie de cinismo. Esta es la tentación que nosotros tenemos por delante, si vamos por este camino de la desilusión o de la decepción.
A este punto nos preguntamos: ¿hay una vía que recorrer en nuestra situación? ¿Debemos resignarnos? ¿Debemos dejarnos ofuscar la esperanza? ¿Debemos huir de la realidad? ¿Debemos “lavarnos las manos” y encerrarnos en nosotros mismos? Pienso no sólo que hay un camino que recorrer, sino que precisamente el momento histórico que vivimos nos impulse a buscar y a encontrar vías de esperanza, que abran horizontes nuevos a nuestra sociedad. Y aquí es precioso el papel de la Universidad. La Universidad como lugar de elaboración y transmisión del saber, de formación a la “sabiduría” en el sentido más profundo del término, de educación integral de la persona. En esta dirección, quisiera ofrecer algunos breves pensamientos sobre los cuales reflexionar.
La Universidad como lugar del discernimiento. Es importante leer la realidad, mirándola a la cara. Las lecturas ideológicas o parciales no sirven, alimentan sólo la ilusión y la desilusión. Leer la realidad, pero también vivir esta realidad, sin temores, sin fugas y sin catastrofismos. Toda crisis, también la actual, es un pasaje, el dolor de un parto que comporta fatiga, dificultad, sufrimiento, pero que lleva en sí el horizonte de la vida, de una renovación, lleva la fuerza de la esperanza. Y esta no es una crisis de “cambio”: es una crisis de “cambio de época”. Es una época, la que cambia. No son cambios extraordinarios superficiales. La crisis puede convertirse en un momento de purificación y de reflexión de nuestros modelos económico-sociales y de cierta concepción del progreso que ha alimentado ilusiones, para recuperar al ser humano en todas sus dimensiones. El discernimiento no es ciego, ni improvisado: se realiza sobre la base de criterios éticos y espirituales, implica interrogarse sobre lo que es bueno, la referencia a los valores propios de una visión del hombre y del mundo, una visión de la persona en todas sus dimensiones, sobre todo en la espiritual, trascendente; ¡jamás se puede considerar a la persona como “material humano”! Ésta es, quizá, la propuesta escondida del funcionalismo. La Universidad como lugar de “sabiduría” tiene una función muy importante en el formar al discernimiento para alimentar la esperanza. Cuando el viandante desconocido, que es Jesús Resucitado, se acerca a los dos discípulos de Emaus, tristes y desconsolados, no trata de esconder la realidad de la Crucifixión, de la aparente derrota que ha provocado su crisis, al contrario los invita a leer la realidad para guiarlos a la luz de su Resurrección: “Insensatos y tardos de corazón… ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?” (Lc 24, 25-26). Hacer discernimiento significa no huir, sino leer seriamente, sin prejuicios, la realidad.
Otro elemento: la Universidad como lugar en el que se elabora la cultura de la proximidad, cultura de la proximidad. Ésta es una propuesta: cultura de la cercanía. El aislamiento y la cerrazón en sí mismos o en los propios intereses jamás son la vía para volver a dar esperanza y efectuar una renovación, sino que es la cercanía, es la cultura del encuentro. El aislamiento, no; la cercanía, sí. Cultura del desencuentro, no; cultura del encuentro, sí. La Universidad es lugar privilegiado en el que se promueve, se enseña, se vive esta cultura del diálogo, que no nivela indiscriminadamente diferencias y pluralismos – uno de los riegos de la globalización es éste –, y ni siquiera los lleva al extremo volviéndolos motivo de desencuentro, pero abre a la confrontación constructiva. Esto significa comprender y valorizar las riquezas del otro, considerándolo no con indiferencia o con temor, sino como factor de crecimiento. Las dinámicas que regulan las relaciones entre las personas, entre los grupos, entre las naciones con frecuencia no son de cercanía, de encuentro, sino de desencuentro. Me refiero aún al pasaje evangélico. Cuando Jesús se acerca a los dos discípulos de Emaus, comparte su camino, escucha su lectura de la realidad, su desilusión, y dialoga con ellos; precisamente de este modo vuelve a encender en sus corazones la esperanza, abre nuevos horizontes que ya estaban presentes, pero que sólo el encuentro con el Resucitado permite reconocer. Jamás tengan miedo del encuentro, del diálogo, de la confrontación, incluso entre Universidades. A todos los niveles. Aquí estamos en la sede de la Facultad Teológica: permítanme decirles: no tengan temor de abrirse también a los horizontes de la trascendencia, al encuentro con Cristo o de profundizar la relación con Él. La fe jamás reduce el espacio de la razón, sino que lo abre a una visión integral del hombre y de la realidad, y defender del peligro de reducir al hombre a “material humano”.
Un último elemento: la Universidad como lugar de formación a la solidaridad. La palabra solidaridad no pertenece sólo al vocabulario cristiano, es una palabra fundamental del vocabulario humano. Como dije hoy, es una palabra que en esta crisis corre el riesgo de ser borrada del diccionario. El discernimiento de la realidad, asumiendo el momento de crisis, la promoción de una cultura del encuentro y del diálogo, orientan hacia la solidaridad, como elemento fundamental para una renovación de nuestras sociedades. El encuentro, el diálogo entre Jesús y los dos discípulos de Emaus, que vuelve a encender la esperanza y renueva el camino de su vida, lleva a la participación: lo reconocieron en el partir el pan. Es el signo de la Eucaristía, de Dios que se hace tan cercano en Cristo hasta el punto de ser presencia constante, de compartir su misma vida. Y esto dice a todos, incluso a quien no cree, que es precisamente en una solidaridad no dicha, sino vivida, donde las relaciones pasan de considerar al otro como “material humano” o como “número”, al considerarlo como persona. No hay futuro para ningún país, para ninguna sociedad, para nuestro mundo, si no sabremos ser todos más solidarios. Solidaridad, por tanto, como modo de hacer la historia, como ámbito vital en el que los conflictos, las tensiones, incluso los opuestos alcanzan una armonía que genera vida. En esto, pensando en esta realidad del encuentro en la crisis, he encontrado en los políticos jóvenes otra manera de pensar la política. No digo mejor o no mejor, sino otra manera. Hablan diversamente, están buscando… su música es diversa de nuestra música. ¡No tengamos miedo! Escuchémoslos, hablemos con ellos. Ellos tienen una intuición: abrámonos a su intuición. Es la intuición de la vida joven. Digo los políticos jóvenes porque es lo que he oído, pero los jóvenes en general buscan esta clave diversa. Para ayudarnos en el encuentro, nos ayudará la música de estos políticos, “científicos”, pensadores jóvenes.
Antes de concluir, permítanme subrayar que a nosotros los cristianos la misma fe nos da una esperanza sólida que impulsa a discernir la realidad, a vivir la cercanía y la solidaridad, porque Dios mismo ha entrado en nuestra historia, haciéndose hombre en Jesús, se ha sumergido en nuestra debilidad, haciéndose cercano a todos, mostrando solidaridad concreta, especialmente a los más pobres y necesitados, abriéndonos un horizonte infinito y seguro de esperanza.
Queridos amigos, gracias por este encuentro y por su atención; que la esperanza sea la luz que ilumine siempre su estudio y su empeño. ¡Y que el coraje sea el tiempo musical para ir hacia adelante! ¡Que el Señor los bendiga!
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Fuente:: News.va
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Encontrar a Jesús, su amor y misericordia es la aventura más grande y más bella, dijo Francisco a los jóvenes en Cerdeña
Noticias religiosas - archivo(RV).- (Con audio)
El Sucesor de Pedro, después de afirmar frente a los jóvenes sardos, que verlos lo hizo pensar en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, se inspiró en la actitud de Pedro, cuando en el evangelio, después de haber trabajado toda la noche sin haber pescado nada, confiado en Jesús vuelve a remar mar adentro y echa las redes, para afirmar que las experiencias de fracaso en la juventud no los debe llevar a dejarse vencer por el pesimismo y la desconfianza. “¡Un joven sin alegría y sin esperanza es preocupante!, ¡No es un joven!”, expresó el Papa Francisco.
Pedro con coraje, sale de sí mismo y elige confiar en Jesús y tira nuevamente las redes. Frente a la amenaza del lamento y la resignación el camino es Jesús –expresó el Papa-, hacer subir a Jesús a nuestra barca y remar mar adentro con él. ¡El es el Señor!, el cambia la perspectiva de vida. La fe en Jesús conduce a una esperanza que va más allá, a una certeza fundada no solamente en nuestras cualidades y habilidades, sino sobre la palabra de Dios, sobre la invitación que viene de él.
Remar mar adentro, salir de sí mismo, de nuestro pequeño mundo y abrirse a Dios para abrirse siempre más también a los hermanos, ha sido la fuerte invitación del Papa Francisco a los jóvenes, recordándoles que también ellos están llamados a ser “pescadores de hombres”. Les pidió que no duden en gastar la vida para dar testimonio con alegría del Evangelio, porque su contribución es indispensable para la misión de la Iglesia que es la evangelización.
(Jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Fuente:: News.va
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Siéntanse amados por el Señor y también por tantas personas buenas
Noticias religiosas - archivo(RV).- (Con audio)
Dijo inmediatamente que somos todos hermanos, que no hay uno mejor que otro y que él único Padre es nuestro Padre celeste, y el único Maestro es Jesucristo. ¡Mirémoslo a Él!, invitó. Esto nos da tanta fuerza, tanto consuelo en nuestras fragilidades, en nuestras miserias y en nuestras dificultades”.
“Mirando a Jesús nosotros vemos que Él ha elegido el camino de la humildad y del servicio. Es más, Él mismo en persona es este camino: “Yo soy el camino” – dijo a los discípulos. Jesús no fue indeciso, no fue indiferente: hizo una elección y la llevó adelante hasta el final. Eligió hacerse hombre, y como hombre de hacerse siervo, hasta la muerte en la cruz. Éste es el camino de la caridad. Por ello vemos que la caridad no es asistencialismo: es una elección de vida, es un modo de ser, de vivir; es el camino de la humildad y de la solidaridad. La humildad de Cristo no es un moralismo, un sentimiento. La humildad de Cristo es real, es la elección de ser pequeño, de estar con los pequeños, con los excluidos, de estar entre nosotros, pecadores. Pero atención, ¡no es una ideología! Es un modo de ser y de vivir que parte del amor, que parte del corazón de Dios Padre”.
Seguidamente Papa Francisco dijo hablando de Jesús, que no basta mirar, ¡hay que seguir! Jesús es el camino, y un camino sirve para transitar, para recorrer. Entonces, ante todo yo quiero agradecer al Señor –dijo, por su empeño en el seguirlo, también en la fatiga, en el sufrimiento, entre las paredes de una cárcel. ¡Sigamos teniendo fe en Él, donará a su corazón esperanza y alegría!
El Sucesor de Pedro afirmó que no podemos seguir a Jesús en el camino de la caridad si no nos queremos primero que todo entre nosotros, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos, reconociendo cada uno los propios límites y los propios errores. “¡Debemos hacer las obras de misericordia con misericordia! ¡Las obras de caridad con caridad, con ternura, y siempre con humildad! ¿Saben? ¡A veces también se encuentra la arrogancia en el servicio a los pobres! Algunos se hacen lindos, se llenan la boca con los pobres; algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. ¡Lo sé, esto es humano, pero no va bien! Y digo más: ¡esto es pecado! ¡Un pecado grave! ¡Sería mejor que estas personas se quedaran en casa!”
El Vicario de Cristo dijo que siguiendo a Cristo en el camino de la caridad sembramos esperanza. Como Iglesia todos tenemos una responsabilidad fuerte que es aquella de sembrar la esperanza con obras de solidaridad, buscando siempre de colaborar en el mejor modo con las instituciones públicas, en el respeto de las respectivas competencias. “La Caritas es expresión de la comunidad, y la fuerza de la comunidad cristiana es hacer crecer la sociedad desde el interno, como la levadura. Pienso en sus iniciativas con los detenidos en las cárceles, pienso al voluntariado de muchas asociaciones, a la solidaridad con las familias que sufren de más a causa de la falta de trabajo. En esto les digo: ¡Coraje! ¡No se dejen robar la esperanza y vayan hacia adelante! ¡Gracias, queridos amigos! Los bendigo a todos, junto con sus familias”.
(Jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Texto completo del discurso del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas,
Gracias a todos por estar aquí, hoy. En sus rostros veo fatiga, pero también veo esperanza. Siéntanse amados por el Señor, y también por tantas personas buenas, que con sus oraciones y con sus obras, ayudan a aliviar los sufrimientos del prójimo. Yo me siento en casa aquí. Y espero que también ustedes se sientan en casa en esta Catedral: como se dice en América Latina, “esta casa es su casa”. Es su casa.
Aquí sentimos en modo fuerte y concreto que somos todos hermanos. Aquí el único Padre es nuestro Padre celeste, y el único Maestro es Jesucristo. Entonces la primera cosa que querría compartir con ustedes es justamente esta alegría de tener a Jesús como Maestro, como modelo de vida. ¡Mirémoslo a Él! Esto nos da tanta fuerza, tanto consuelo en nuestras fragilidades, en nuestras miserias y en nuestras dificultades. Todos nosotros tenemos dificultades, todos. Todos los que estamos aquí tenemos dificultades. Todos los que estamos aquí, todos, tenemos miserias. Y todos tenemos fragilidad. Ninguno aquí es mejor que el otro, todos somos iguales ante el Padre. Todos.
Y mirando a Jesús nosotros vemos que Él ha elegido el camino de la humildad y del servicio. Es más, Él mismo en persona es este camino. Jesús no fue indeciso, no fue indiferente: hizo una elección y la llevó adelante hasta el final. Eligió hacerse hombre, y como hombre hacerse siervo, hasta la muerte en la cruz. Éste es el camino del amor, no hay otro. Por ello vemos que la caridad no es un simple asistencialismo, y menos aún, un asistencialismo para tranquilizar conciencias, no, eso no es amor, ¡eso es negocio! El amor es gratuito. La caridad, el amor, es una elección de vida, es un modo de ser, de vivir; es el camino de la humildad y de la solidaridad. No hay otro camino para este amor: ser humildes y solidarios. Esta palabra “solidaridad”, en esta cultura del descarte – lo que no sirve, se tira – para quedar sólo quienes se sienten justos, que se sienten puros, que se sienten limpios, pobrecillos. Esta palabra “solidaridad” corre el riesgo de ser cancelada del diccionario. Porque es una palabra que da fastidio, porque te obliga a mirar al otro y a darte al otro con amor. Es mejor cancelarla del diccionario. Y nosotros ¡no!, nosotros decimos: ¡éste es el camino! La humildad y la solidaridad ¿por qué? ¿La inventamos nosotros los sacerdotes? ¡No! ¡Es de Jesús, Él la dijo! Y queremos ir por este camino. La humildad de Cristo no es un moralismo, un sentimiento.
La humildad de Cristo es real, es la elección de ser pequeño, de estar con los pequeños, con los excluidos, de estar entre nosotros, pecadores. Pero atención, ¡no es una ideología! Es un modo de ser y de vivir que parte del amor, que parte del corazón de Dios Padre.
Ésta es la primera cosa, y me gusta tanto hablar de ella con ustedes. Miremos a Jesús: Él es nuestra alegría, pero también nuestra fuerza, nuestra certeza, porque es el camino seguro: humildad, solidaridad, servicio. No hay otro camino. En la estatua de Nuestra Señora de Bonaria Cristo aparece entre los brazos de María. Ella, como buena madre, nos lo indica, nos dice de tener confianza en Él.
Pero no basta mirar, ¡hay que seguir! Y éste es el segundo aspecto. Jesús no ha venido al mundo a hacer un desfile, para hacerse ver. No, no ha venido para esto. Jesús es el camino, y un camino sirve para transitar, para recorrer. Entonces, ante todo yo quiero agradecer al Señor por su empeño en el seguirlo, también en la fatiga, en el sufrimiento, entre las paredes de una cárcel. ¡Sigamos teniendo fe en Él, donará a su corazón esperanza y alegría! Quiero agradecerle por todos ustedes que se dedican generosamente, aquí en Cagliari y en toda la Cerdeña, a las obras de misericordia. Deseo animarles a continuar en este camino, a avanzar juntos, tratando de conservar ante todo la caridad entre ustedes. Esto es muy importante. No podemos seguir a Jesús en el camino de la caridad si no nos queremos, primero que todo, entre nosotros, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos, reconociendo cada uno los propios límites y los propios errores. ¡Debemos hacer las obras de misericordia pero con misericordia! Con el corazón. ¡Las obras de caridad con caridad, con ternura, y siempre con humildad! ¿Saben? ¡A veces también se encuentra la arrogancia en el servicio a los pobres! Estoy seguro de que ustedes la han visto. La arrogancia en el servicio a quienes necesitan de nuestro servicio. Algunos se hacen “lindos”, se llenan la boca con los pobres; algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. ¡Lo sé, esto es humano, pero no va bien! No es de Jesús esto. Y digo más: ¡esto es pecado! Es un pecado grave, porque es “usar” a los necesitados, a los que necesitan, que son la carne de Jesús, para “mi vanidad”. ¡Esto es pecado grave! ¡Sería mejor que estas personas se quedaran en casa!
Pues: seguir a Jesús en el camino de la caridad, ir con Él a las periferias existenciales. “¡La caridad de Jesús es una urgencia!”, escribía San Pablo (Cfr. 2 Co 5, 14) Para el buen Pastor lo que está lejano, periférico, lo que está apartado y despreciado es objeto de un cuidado mayor, y la Iglesia no puede que hacer suya esta predilección y esta atención. En la Iglesia los primeros, son aquellos que tienen más necesidad: humana, espiritual, material. Más necesidad.
Siguiendo a Cristo en el camino de la caridad, nosotros sembramos esperanza. Sembrar esperanza. Ésta es la tercera convicción que me gusta compartir con ustedes. La sociedad italiana tiene hoy mucha necesidad de esperanza y Cerdeña de modo particular. Quien tiene responsabilidades políticas y civiles tiene la propia tarea, que como ciudadanos hace falta sostener de modo activo. Algunos miembros de la comunidad cristiana son llamados a empeñarse en este campo de la política, que es una forma alta de caridad, como decía Pablo VI. Pero como Iglesia todos tenemos una responsabilidad fuerte que es aquella de sembrar la esperanza con obras de solidaridad, buscando siempre de colaborar en el mejor modo con las instituciones públicas, en el respeto de las respectivas competencias. La Caritas es expresión de la comunidad, y la fuerza de la comunidad cristiana es hacer crecer la sociedad desde el interno, como la levadura. Pienso en sus iniciativas con los detenidos en las cárceles, pienso al voluntariado de muchas asociaciones, a la solidaridad con las familias que sufren de más a causa de la falta de trabajo. En este les digo: ¡Coraje! ¡No se dejen robar la esperanza y vayan hacia adelante! Que no se la roben, al contrario, ¡sembrar esperanza! ¡Gracias, queridos amigos! Los bendigo a todos, junto con sus familias.
Fuente:: News.va
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A la hora del ángelus el Papa recuerda al nuevo beato Tommaso Acerbis da Olera
Noticias religiosas - archivo(RV).- (Con audio) A la hora del ángelus dominical el Papa Francisco saludó y agradeció a todos la colaboración prestada en la preparación de su visita. Y recordó que ayer, en la ciudad italiana de Bérgamo, fue proclamado beato Tommaso Acerbis da Olera, fraile Capuchino que vivió entre los siglos XVI y XVII. De ahí la invitación del Pontífice: “¡Demos gracias por este testigo de la humildad y de la caridad de Cristo!”.
Al final, y como es costumbre, el Santo Padre deseó a todos un feliz domingo y buen almuerzo.
(MFB – RV).
Fuente:: News.va
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“Que no nos roben la mirada de María, que está llena de ternura”, dice el Papa en su homilía en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria
Noticias religiosas - archivo(RV).- (Con audio) El Papa Francisco celebra la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria, vinculado de modo especial a su ciudad natal de Buenos Aires al que debe su nombre. Fuera de la basílica el Pontífice mantuvo un encuentro con las autoridades civiles, y otro con los enfermos. Mientras en la explanada del santuario mariano el Santo Padre está celebrando la Santa Misa.
En su homilía, el Sucesor de Pedro dijo:
Fuente:: News.va
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