Ciudad del Vaticano (Miércoles, 18-12-2013, Gaudium Press) El Beato Pedro Fabro nació el 13 de abril de 1506, en Villaret, Alta Saboya (Francia).
Su adolescencia la pasó apacentando los rebaños de su padre en un valle de los Alpes.
Él estudió en una modesta escuela de su región y fue iniciado en las letras por un fervoroso maestro, el Padre Pierre Veillard. Una formación que, sumada a la que recibió de su católica familia, fue determinante para el florecer de su fe profunda.

Cuando Pedro Fabro dejó su familia en Saboya y fue a París él respondía a un apelo de su corazón y de su inteligencia que no encontraban satisfacción en su pequeña aldea. Él deseaba proseguir sus estudios, pero en verdad, estaba respondiendo «sí» a un llamado de Dios. Además de maestro en humanidades, Pedro quería ser sacerdote: esta era la verdad.
En París, Pedro se sumergió en el ambiente universitario con toda la disposición posible y contó para eso con la ayuda de su tío sacerdote. Por cerca de diez años estudió en la Ciudad Luz.
En ese sumergir tuvo la posibilidad de intercambiar experiencias con estudiantes de diversos países. La época era de tensiones y cambios en el campo religioso y también en el mundo de las ideas y costumbres.
Inicialmente él ingresó al Colegio Monteigu y, más tarde, Pedro Fabro fue al Colegio Santa Bárbara. En este colegio, estando ya con 19 años, tuvo como compañero de cuarto un joven de su misma edad. Era descendiente de una familia noble de la región de Navarra y tenía pretensiones de tornarse un gran abogado. Los dos, además de compartir todo lo que tenían, compartían también la misma Fe en Dios. El nombre de su compañero era Francisco Javier.
Algún tiempo después llegó un tercer colega. Este era un poco mayor, era de origen vasco y su nombre también era vasco: Iñigo. Iñigo venía de Loyola deseoso de convertir el mundo a Dios. Deprisa se tornara amigo y Javier pasó a ser su profesor.
La amistad creció mucho entre ellos, a punto de rezar juntos, compartir sus deseos, sus dudas, sus certezas, sus esperanzas, la comida y hasta la bolsa. En verdad una convivencia entre hombres de valor y de grandes ideales. Juntos hacían sus profundizaciones en la religión y en el conocimiento de las ciencias.
De esa convivencia que conducía a los más altos páramos surgió mucho más que el embrión de una sociedad humana buena, nació una Orden Religiosa. Una orden Religiosa que se colocaba al servicio de la Iglesia y del Santo Padre y, por la gracia de Dios, se tornó la mayor y más influyente Orden del mundo – ¡la Compañía de Jesús!
El Beato Pedro Fabro fue, entonces, uno de los primeros jesuitas, amigo de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. Fabro se tornó maestro en humanidades y filosofía y ordenado sacerdote, el primero de los siete compañeros de San Ignacio.
En medio al torbellino vivido en la época, el grupo de amigos fortalecía la comunión por medio de la oración y de la búsqueda de un camino común. Hicieron los Ejercicios Espirituales bajo la orientación de Ignacio de Loyola.
La vida de Pedro Fabro fue breve, murió a los 40 años. Los últimos diez años fueron de intenso servicio apostólico en el centro y norte de Italia, Francia, Bélgica, Portugal y Alemania, que comenzaba a dividirse por el protestantismo naciente y donde hizo sus conquistas San Pedro Canisio.
Pedro Fabro se consideraba «un contemplativo en la acción». Dotado de una profunda espiritualidad, ejerció gran influencia sobre muchos hombres de todas las condiciones que él fue encontrando a lo largo de su camino.
«Él tenía una dulzura alegre y una cordialidad que nunca encontré en nadie. Entraba, no sé cómo, en la intimidad de los otros, actuaba poco a poco sobre los corazones, y tan bien que por su modo de proceder y el encanto de su palabra, los llevaba al amor de Dios», dice una testigo. Uno de los trazos más característicos de su vida interior era la gran apertura a la moción del Espíritu, que lo llevó a una amplia apertura de corazón a los otros, a un universo fraternal.
Un día en que sintió que «el corazón se cerraba» con personas cuyos defectos él veía y lo inquietaban, oyó como que una respuesta interior: «Teme antes que el Señor te cierre el corazón a su alegría….Si conservares un corazón generoso para con Dios, Él deprisa te mostrará que todos se abren a ti y que tú puedes acoger a todos».
Iñigo, o mejor, Ignacio y Javier fueron canonizados y colocados, el primero como patrono de los Ejercicios Espirituales, el segundo, como patrono de las Misiones.
Ahora, recibirá la gloria de los altares, como santo, el primer sacerdote jesuita, Pedro Fabro.
Los corazones de tres hombres de Dios: Fabro, Javier y Loyola, se unieron en la Universidad de París para hacer el bien, para buscar la voluntad de Dios para sus vidas. Colocaron a Dios por encima de todo y todo lo demás consideraban como muy poco.
Sus bienes, sus inteligencias, voluntad y afecto, las propias vidas, todo fue colocado al servicio del anuncio de la buena nueva, del Reino de Cristo.
Pedro Fabro fue llamado por el Papa para participar del Concilio de Trento.
Falleció en Roma el 1º de agosto de 1546. Fue beatificado por el Beato Pío IX el 5 de septiembre de 1872. (JSG)
De la redacción, con informaciones Radio Vaticana.
Más de 100 pesebres son el encanto en la ‘Piazza del Popolo
Noticias religiosas - archivoRoma (Jueves, 19-12-2013, Gaudium Press) Desde hace más de 30 años, la ‘Piazza del Poplo’, en Roma, acoge cada fin de año una exposición muy especial. Se trata de la muestra ‘100 presepi’ -«100 pesebres»- con la que se busca rescatar y resaltar el principal significado de la Navidad: el nacimiento del Niño Jesús, acontecimiento muchas veces desplazado por otras tradiciones.
«La idea nació en los años 70 cuando la tradición del Nacimiento estaba siendo desplazada por la del árbol de Navidad. Mi padre, el periodista Mario Menaglia, estaba preocupado porque era una tradición sobre todo italiana y él era una persona religiosa. Con 10 amigos artistas empezó a organizar la exposición en el aparcamiento de Villa Borghese en Roma», comentó a Rome Reports Mariacarla Menaglia, directora de ‘100 Presepi’.
La muestra, que nació como una pequeña idea, hoy cuenta con el patrocinio de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el Consejo Pontificio para la Cultura, la Presidencia de la Republica, el Ayuntamiento de Roma, entre otros; y con más de 100 nacimientos artesanales procedentes de diversas partes del mundo. Para este 2013 están presentes belenes de 31 países diferentes y de 11 rejones italianas, que han sido elaborados de manera artesanal con diversos materiales.
Sobre ello se refiere también Menaglia: «Hemos recibido 450 peticiones de participación por lo que ha sido una selección muy difícil pero debo decir que las obras expuestas son de calidad. Y eso es lo que me gusta, el hecho de que se ha convertido en una muestra de artesanía. El tema es siempre el Nacimiento pero están tan bien hechos que son realmente obras de arte».
Entre los pesebres se destaca uno procedente de Perú que recrea una escena donde pequeños personajes cantan canciones al Niño Jesús; otro de Eslovenia donde la Virgen María arropa a su hijo y uno de Bélgica que ha recreado la adoración de los Reyes Magos, además de otros.
En las últimas ediciones, la exposición ha galardonado los mejores trabajos con una placa de plata del Presidente de la República, y placas y medallas del Senado y la Cámara de Diputados de Italia.
Con información de Rome Reports y ‘100 Presepi’.
Fuente:: Gaudium Press
Leer más http://es.gaudiumpress.org/content/54148
San Pedro Fabro: un nuevo santo para la Iglesia
Noticias religiosas - archivoCiudad del Vaticano (Miércoles, 18-12-2013, Gaudium Press) El Beato Pedro Fabro nació el 13 de abril de 1506, en Villaret, Alta Saboya (Francia).
Su adolescencia la pasó apacentando los rebaños de su padre en un valle de los Alpes.
Él estudió en una modesta escuela de su región y fue iniciado en las letras por un fervoroso maestro, el Padre Pierre Veillard. Una formación que, sumada a la que recibió de su católica familia, fue determinante para el florecer de su fe profunda.
Cuando Pedro Fabro dejó su familia en Saboya y fue a París él respondía a un apelo de su corazón y de su inteligencia que no encontraban satisfacción en su pequeña aldea. Él deseaba proseguir sus estudios, pero en verdad, estaba respondiendo «sí» a un llamado de Dios. Además de maestro en humanidades, Pedro quería ser sacerdote: esta era la verdad.
En París, Pedro se sumergió en el ambiente universitario con toda la disposición posible y contó para eso con la ayuda de su tío sacerdote. Por cerca de diez años estudió en la Ciudad Luz.
En ese sumergir tuvo la posibilidad de intercambiar experiencias con estudiantes de diversos países. La época era de tensiones y cambios en el campo religioso y también en el mundo de las ideas y costumbres.
Inicialmente él ingresó al Colegio Monteigu y, más tarde, Pedro Fabro fue al Colegio Santa Bárbara. En este colegio, estando ya con 19 años, tuvo como compañero de cuarto un joven de su misma edad. Era descendiente de una familia noble de la región de Navarra y tenía pretensiones de tornarse un gran abogado. Los dos, además de compartir todo lo que tenían, compartían también la misma Fe en Dios. El nombre de su compañero era Francisco Javier.
Algún tiempo después llegó un tercer colega. Este era un poco mayor, era de origen vasco y su nombre también era vasco: Iñigo. Iñigo venía de Loyola deseoso de convertir el mundo a Dios. Deprisa se tornara amigo y Javier pasó a ser su profesor.
La amistad creció mucho entre ellos, a punto de rezar juntos, compartir sus deseos, sus dudas, sus certezas, sus esperanzas, la comida y hasta la bolsa. En verdad una convivencia entre hombres de valor y de grandes ideales. Juntos hacían sus profundizaciones en la religión y en el conocimiento de las ciencias.
De esa convivencia que conducía a los más altos páramos surgió mucho más que el embrión de una sociedad humana buena, nació una Orden Religiosa. Una orden Religiosa que se colocaba al servicio de la Iglesia y del Santo Padre y, por la gracia de Dios, se tornó la mayor y más influyente Orden del mundo – ¡la Compañía de Jesús!
El Beato Pedro Fabro fue, entonces, uno de los primeros jesuitas, amigo de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. Fabro se tornó maestro en humanidades y filosofía y ordenado sacerdote, el primero de los siete compañeros de San Ignacio.
En medio al torbellino vivido en la época, el grupo de amigos fortalecía la comunión por medio de la oración y de la búsqueda de un camino común. Hicieron los Ejercicios Espirituales bajo la orientación de Ignacio de Loyola.
La vida de Pedro Fabro fue breve, murió a los 40 años. Los últimos diez años fueron de intenso servicio apostólico en el centro y norte de Italia, Francia, Bélgica, Portugal y Alemania, que comenzaba a dividirse por el protestantismo naciente y donde hizo sus conquistas San Pedro Canisio.
Pedro Fabro se consideraba «un contemplativo en la acción». Dotado de una profunda espiritualidad, ejerció gran influencia sobre muchos hombres de todas las condiciones que él fue encontrando a lo largo de su camino.
«Él tenía una dulzura alegre y una cordialidad que nunca encontré en nadie. Entraba, no sé cómo, en la intimidad de los otros, actuaba poco a poco sobre los corazones, y tan bien que por su modo de proceder y el encanto de su palabra, los llevaba al amor de Dios», dice una testigo. Uno de los trazos más característicos de su vida interior era la gran apertura a la moción del Espíritu, que lo llevó a una amplia apertura de corazón a los otros, a un universo fraternal.
Un día en que sintió que «el corazón se cerraba» con personas cuyos defectos él veía y lo inquietaban, oyó como que una respuesta interior: «Teme antes que el Señor te cierre el corazón a su alegría….Si conservares un corazón generoso para con Dios, Él deprisa te mostrará que todos se abren a ti y que tú puedes acoger a todos».
Iñigo, o mejor, Ignacio y Javier fueron canonizados y colocados, el primero como patrono de los Ejercicios Espirituales, el segundo, como patrono de las Misiones.
Ahora, recibirá la gloria de los altares, como santo, el primer sacerdote jesuita, Pedro Fabro.
Los corazones de tres hombres de Dios: Fabro, Javier y Loyola, se unieron en la Universidad de París para hacer el bien, para buscar la voluntad de Dios para sus vidas. Colocaron a Dios por encima de todo y todo lo demás consideraban como muy poco.
Sus bienes, sus inteligencias, voluntad y afecto, las propias vidas, todo fue colocado al servicio del anuncio de la buena nueva, del Reino de Cristo.
Pedro Fabro fue llamado por el Papa para participar del Concilio de Trento.
Falleció en Roma el 1º de agosto de 1546. Fue beatificado por el Beato Pío IX el 5 de septiembre de 1872. (JSG)
De la redacción, con informaciones Radio Vaticana.
Fuente:: Gaudium Press
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P. Federido Lombardi, Premio ¡Bravo! Especial 2013
Noticias religiosas - archivoPremios ¡Bravo! 2013
Premio ¡Bravo! Especial: P. Federico Lombardi, sj.
Premio ¡Bravo! de Prensa: Revista Mundo Cristiano, en su 50º anivesario
Premio ¡Bravo! de Radio: Iglesia Noticia, dirigido por Faustino Catalina y Eva Galvache, de la Cadena COPE
Premio ¡Bravo! de Televisión: MásterChef, de TVE
Premio ¡Bravo! de Cine: Un Dios prohibido, de Contracorriente Producciones
Premio ¡Bravo! de Publicidad: Campaña de la ONCE en su 75º aniversario, de la agencia Bassat Ogilvy
Premio ¡Bravo! de Música: Monstserrat Caballé
Premio ¡Bravo! de Nuevas Tecnologías: Agencia 101, creador de la cuenta en twitter @pontifex
Premio ¡Bravo! al Trabajo Diocesano en Medios de Comunicación: ODISUR, Oficina de información de los Obispos del Sur de España
Con la concesión del estos “Premios ¡Bravo!” se reconoce, “por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos” (Normas, art. 2).
El Jurado para la concesión de estos “Premios ¡Bravo!” estaba constituido por el Arzobispo Monseñor Vives, como presidente, y han sido sus vocales: Carlos Granados, director de la BAC; Rafael Ortega, presidente de la Unión de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E); Jesús de las Heras, director de la revista “Ecclesia”; Isidro Catela, director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española; Juan Orellana, director del Departamento de Cine de la CEMCS; Ulises Bellón Mena, director del Departamento de Prensa de la CEMCS; José Luis Restán, director editorial de la Cadena COPE; y Fernando Martínez Vallvey, decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca; y por José Gabriel Vera, director del Secretariado de la CEMCS, que actuó como secretario.
Fuente:: SIC
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Premios ¡Bravo! año 2013
Noticias religiosas - archivo, Sin categoríaEl Jurado designado por la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social (CEMCS) y constituido en Madrid el 18 de diciembre de 2013 ha otorgado los «Premios ¡Bravo!» que concede anualmente la CEMCS, con el fin de “reconocer, por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos” (Normas, art. 2).
Fuente::
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Como uno de nosotros
Noticias religiosas - archivoDios viene para estar con nosotros: Él es «Dios-con-nosotros». Y para que la gente fije bien en el corazón esta realidad el Papa Francisco pidió a los fieles —reunidos el miércoles 18 de diciembre, por la mañana, en la plaza de San Pedro para la habitual cita de la audiencia general— repetirlo juntos más veces: «Dios-con-nosotros». Y la plaza le seguía, repitiendo al unísono estas tres palabras.
La Navidad, explicó luego el Pontífice, recuerda precisamente la elección de Jesús de habitar en nuestro mundo real, marcado por «divisiones, maldad, pobreza, prepotencias y guerras». Actuando así Él se hace «como uno de nosotros». Ésta, continuó el Obispo de Roma, es «la manifestación de que Dios “tomó partido” una vez para siempre de la parte del hombre, para salvarnos, para levantarnos del polvo de nuestras miserias, de nuestras dificultades, de nuestros pecados». He aquí por qué la fiesta de Navidad es una «fiesta de la confianza y de la esperanza» que va más allá de «la incertidumbre y del pesimismo».
En este espíritu navideño tuvo lugar el último encuentro semanal del Papa con los fieles en el año que está por concluir: las audiencias generales, en efecto, se suspenden y se retoman el miércoles 8 de enero de 2014. Con este espíritu se ha de leer también el gesto de delicada atención del Papa Francisco respecto a su predecesor Benedicto XVI, con quien mantuvo ayer un coloquio telefónico, intercambiando palabras de saludos y de felicitación.
En la catequesis, el Pontífice insistió en particular en la necesidad de vivir la Navidad haciéndose «pequeños con los pequeños y pobres con los pobres». Porque es «algo feo —destacó— cuando se ve a un cristiano que no quiere abajarse, que no quiere servir». La actitud justa es, en cambio, prestar atención a quienes están solos, marginados, pasando hambre, sin techo, sufriendo o probados por la guerra, en especial los niños. A todos ellos debemos abrir «nuestro corazón de modo que participen en nuestra alegría», dijo al término de la audiencia: dejemos para ellos —ha sido su invitación para una santa Navidad— «un sitio libre en la mesa de la cena de Nochebuena».
Fuente:: News.va
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Papa Francisco: “No podemos situarnos por encima de los demás, sino que hemos de ponernos a su servicio”
Noticias religiosas - archivo(CdM – RV)
Fuente:: SIC
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“Se nos está olvidado integrar y no discriminar”, apunta Cáritas en el Día Internacional del Migrante
Noticias religiosas - archivoSomos conscientes, sin embargo, de que la defensa de esta realidad se produce en un contexto de endurecimiento del discurso y las políticas públicas, que tienden a señalar y criminalizar al “otro”. Por eso, es necesario avanzar, como señala el Papa Francisco, desde “la cultura del rechazo, a la cultura del encuentro”.
En este momento, las políticas de migración, tanto a nivel europeo como a nivel nacional, siguen centradas en unos métodos de control de los flujos migratorios que, bajo el objetivo de reforzar la lucha contra las mafias –que, sin duda, hay que combatir–, no dejan de reforzar los mecanismos de acceso mediante métodos disuasorios que lo único que consiguen es infligir más dolor. Como denuncian los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones en su reciente Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2014, “a los inmigrantes les abrimos las puertas cuando los necesitamos y se las cerramos cuando su presencia choca con nuestros intereses”.
A fecha de hoy, no existen políticas orientadas a explorar otras posibilidades más flexibles de acceso al territorio, ni una apuesta por impulsar políticas de desarrollo económico y social en los países de origen. En lugar de ello, no dejamos de constatar dificultades crecientes en los procedimientos de documentación y renovación, y la persistencia en un modelo que supone encerrar a las personas migrantes en centros de internamiento.
Cáritas está acompañando a personas cuyo proyecto de vida se ve interrumpido por falta de oportunidades, familias que, empujadas al retorno a sus países de origen, tienen que sufrir una nueva ruptura, un nuevo duelo migratorio y afrontar un regreso que, lejos de ser voluntario, se convierte en una nueva expulsión. Acompañamos también a muchas otras familias, vecinos de nuestras comunidades, que en este nuevo contexto de precariedad social caen en la irregularidad sobrevenida y, con ello, en la exclusión en el acceso a derechos tan básicos como la salud.
Se nos está olvidado integrar y no discriminar. Por eso, como sociedad y como Iglesia no podemos dejar de señalar que las razones para migrar son las mismas que buscan hoy muchos de nuestros jóvenes que emigran en busca de nuevas oportunidades y de un futuro más digno.
Como recuerda el Papa Francisco, “respetando la independencia y la cultura de cada nación, hay que recordar siempre que el planeta es de toda la humanidad y para toda la humanidad, y que el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo, no significa que vivan en menor dignidad” (Evangelii Gaudium, 190).
(Cáritas)
Fuente:: SIC
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La luz de Belén llega a Teruel
Noticias religiosas - archivoLa distribución de la Luz de la Paz a todos los países participantes se realiza desde Viena. Allí, unas semanas antes de Navidad, se reparte la Luz a todas las delegaciones asistentes para que la hagan llegar a sus respectivos países con un mensaje de Paz, Amor y Esperanza. Posteriormente, los Scouts y las Guías la distribuyen por parroquias, hogares particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones y otras asociaciones de sus respectivos pueblos y ciudades.
Mantén la llama encendida, es el lema de este año
La Luz de la Paz de Belén llegará este fin de semana a Alicante, y desde Alicante será llevada hasta Zaragoza y Teruel.
El acto comenzará en la Iglesia de las Madres Carmelitas a las 17:00 horas, para a continuación trasladarla hasta la Iglesia de las Clarisas donde permanecerá todas las navidades para que cada persona pueda llevarla a su hogar.
Finalizada la oración en colaboración con Cáritas Diocesana se hará un camino de velas desde el Belén del pino de la Plaza del Torico hasta la Plaza de San Juan. Es un acto solidario cuyos beneficios íntegros se
destinarán a Cáritas. Animamos a todos los turolenses a que se sumen al mismo, colaboren colocando una vela en este camino de luz navideño y vengan con faroles para poder llevarse la luz a sus casas, familiares y amigos.
Fuente:: SIC
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Creo en la resurección de la carne y en la vida eterna
Noticias religiosas - archivoExiste una necesidad personal de respuestas. Todos los hombres de todos los tiempos las han buscado desde la razón filosófica, la ciencia y la religión. Hay quienes afirman que todo termina aquí en la tierra y quienes se abren a un porvenir para el hombre después de esta vida. A lo largo de la historia todas las sociedades humanas, pueblos y culturas, han creído en la trascendencia. Lo demuestran las creencias, los monumentos arqueológicos, los ritos, especialmente los funerarios. Sin embargo, sobre todo en los últimos tiempos, el laicismo, el racionalismo y el humanismo ateo proponen una visión del mundo y de la historia sin Dios y sin trascendencia. El hombre se exalta a si mismo, se cree el centro del universo, hasta el punto de pretender sustituir a Dios. Afirma que la existencia humana se agota aquí en la tierra como la de todos los demás seres. Ésta es una visión puramente materialista y negativa de la vida. Pensar que hemos nacido para terminar en la nada es frustrante y cruel.
El saber humano no tiene respuestas satisfactorias para las grandes preguntas. Sólo la fe apoyada en la Palabra de Dios ilumina las realidades finales. En esta vida el ser humano busca la felicidad, pero se observa imperfecto, incapaz de conseguirla. Siente en su interior una tendencia hacia la plenitud, pero se ve muy limitado. Ansía el infinito. Lo expresa muy bien San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.
Dios nos llena de consuelo y esperanza cuando nos regala la fe en la resurrección. Jesucristo nos ha dado la respuesta. Hemos nacido a la vida de esta tierra para llegar a vivir un día, eternamente felices, resucitados en el cielo. Los creyentes profesamos que el hombre tiene una vida después de la muerte en la que habitará plenamente en el amor de Dios. Jesucristo resucitado de entre los muertos es nuestra garantía. La fe en la resurrección de los muertos es un elemento esencial y nuclear que nos identifica como cristianos.
Hemos nacido para el cielo. “Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día” (CEC 989 y cf. Jn 6, 39-40).
El Papa Francisco en su catequesis sobre la resurrección dijo: “Es precisamente la resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. ¡La resurrección de Cristo es nuestra fuerza!” (Día 3 de Abril del año 2013).
+ Francisco Pérez González
Arzobispo de Pamplona y Tudela
Fuente:: Mons. Francisco Pérez
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Domingo de la alegría
Noticias religiosas - archivoDoble es la enseñanza importante que recibimos en este Domingo que, por la cercanía de la llegada del Salvador, se le ha llamado el Domingo laetareo Domingo gaudete, el Domingo de la alegría:
La primera enseñanza es una invitación a la profunda alegría. El profeta Isaías da la razón: porque Dios viene en persona y os salvará. El apóstol Santiago recalca esta misma razón: la llegada del Señor está cerca. ¿Por qué esta insistencia en la alegría? Porque nuestro mundo es un mundo triste: aparentemente es un mundo alegre en el que hay jolgorio, bullicio, fiesta, ruido, etc. pero, en el fondo, es un mundo lleno de tristeza. Tristeza que lo invade todo y a todos: las personas (porque, tras tanto bullicio, ruido y fiesta, la persona se siente vacía y camina por la vida sin sentido), las familias (porque han perdido su rumbo ya que el amor se ha dejado morir en muchas de ellas y porque Dios no tiene ningún puesto en sus hogares, porque entre sus miembros existe el egoísmo y la falta de entendimiento), lasociedad entera (llena de problemas: falta de trabajo, el materialismo, la ausencia de Dios, etc.)
Por estas y por muchas más razones tiene sentido la llamada a la alegría: la alegría que experimentó el pueblo de Israel cuando se le anuncia la liberación del destierro y la llegada del Salvador. La alegría que se anuncia a los pastores en la noche santa de la Navidad.Vivamos, pues, con verdadera alegría este tiempo que nos queda de Adviento porque el Señor ya viene a librarnos de todos nuestros males.
Pero encontramos en el Evangelio una segunda enseñanza que nace de la pregunta de los enviados de Juan y de la respuesta que Jesús les da: “¿eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. A esta pregunta Jesús no contesta con un largo discurso ni con una sarta de razones para convencerlos y justificar la respuesta. Solamente da una respuesta proveniente desde lo que hace y que todos pueden comprobar: “Id y decid a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los enfermos son curados y los pobres son evangelizados”.
Pocas cosas hay tan importantes como el testimonio de vida en el seguimiento deJesús. Nosotros tenemos unas señas o signos de identidad que jamás podemos abandonar: la valoración de la fe y de los valores del Evangelio; la centralidad de Dios ante todo y sobre todo; el amor a Dios y a los hermanos; etc. Hoy, III Domingo de Adviento, se nos lanza una llamada a la autenticidad y a la coherencia, a que lo que decimos que somos lo confirmemos con nuestra vida, con nuestros actos. Autenticidad y coherencia que nos pide el propio Jesús y nuestra condición de ser seguidores suyos enviados a ser sus testigos por todo el mundo; un mundo que espera encontrar en nosotros no a unos expertos en palabras sino seguidores en la vida y desde la vida del Señor.
No olvidemos estas dos actitudes: laalegría para la que tenemos sobradas razones porque el Señor está con nosotros, nos quiere y quiere entrar en nuestro corazón; y la importancia del testimonio de vidaporque sólo así hemos de confesar a Cristo en medio de nuestro mundo.
¡Feliz Domingo de la alegría para todos!
Vuestro Obispo,
+ Gerardo Melgar
Obispo de Osma-Soria
Fuente:: Mons. Gerardo Melgar
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