Oración para propagar la práctica de la Comunión diaria
¡Oh dulcísimo Jesús!, que habéis venido al mundo para dar a todas las almas la vida de la gracia, y que para conservar y aumentar en ellas esta vida habéis querido ser el manjar de cada día y el remedio continuo de su cotidiana debilidad; humildemente os suplicamos, por vuestro Corazón abrasado en amor nuestro, que derraméis sobre todas las almas vuestro divino Espíritu. Haced que vuelvan a Vos y recobren la vida de la gracia aquellas que estén en pecado mortal; y que las almas dichosas, que por vuestra bondad viven de esta vida divina, se acerquen devotamente cada día, siempre que puedan, a vuestra sagrada Mesa, a fin de que por medio de la Comunión diaria reciban cada día el antídoto de sus pecados veniales cotidianos, y alimentando en ellas cada día la vida de la gracia y hermoseándose más con ella, lleguen por fin a poseer con Vos la vida bienaventurada. Amén.