Lámina de Jesús Misericordioso
Deje que la bondad de Jesús penetre su corazón y su alma; la purifique e inunde de confianza y de amor por su Divina Misericordia.
Nunca, como en nuestros días, asistimos a tantas y tan generalizadas injusticias, violencias o guerras.
Hasta en el recinto sagrado del hogar, vivimos, con aprensión y tristeza, muchas situaciones dolorosas y nos sentimos desanimados ante tanta maldad y sufrimientos.
Se tiene la fuerte impresión de que las personas están cada vez más alejadas de Dios y de sus Mandamientos y, en consecuencia, son más egoistas, maltratando a sus seres queridos o a quienes se encuentren a su alrededor…
Sin duda alguna, esta es la hora de la Divina Misericordia, para vencer al mal a fuerza de bien.
¿Ha escuchado alguna vez hablar de esta devoción que ha conquistado muchas almas?
Todo comenzó con motivo de las apariciones y diálogos de Jesús (1931-1938) con una joven religiosa polaca, sor María Faustina Kowalska.
Entre los principales aspectos a resaltar del mensaje del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Faustina destaca el pedido de Nuestro Señor de instituir en la Iglesia la celebración de la fiesta de la Divina Misericordia; el rezo de la coronilla de la Misericordia; la oración de las tres de la tarde; la novena de la Misericordia, y la divulgación del cuadro de Jesús de la Misericordia.
Hoy nuestro envío es sobre esta última petición.
Podrá acompañarme con más facilidad, con esta fotografía que hoy enviamos a nuestros adherentes. Es un placer para nosotros regalársela.
Nos gustaría mucho, que en cuanto pueda la enmarcara y pusiera en un lugar destacado de su casa. Nuestro Señor Jesucristo hizo una promesa, a todos los que veneren con fe y devoción este cuadro, como verá más adelante.
Narra sor Faustina en su Diario que el 22 de febrero de 1931 «al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido».
Y continúa: «Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en Ti confío’. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero».
«Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la Tierra, la victoria sobre los enemigos, y sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria», añadió Jesús.
Es por eso que le escribo hoy, regalándole esta fotografía. Para los que tienen fe, es una «tabla de salvación», pues serán protegidos por el Divino Redentor del peligro de la Perdición Eterna, como Él mismo afirmó a Santa Faustina.
Le animo ahora a coger en sus manos la lámina; Mírela bien, y fíjese en el significado de algunos detalles del cuadro.
Como explica la santa, Jesús le reveló el simbolismo de los dos rayos de la imagen:
«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo palido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas […]. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi Misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. […] Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos».
Al comunicar a su confesor, el P. Sopocko, el pedido que Jesús le había hecho de pintar un cuadro, el sacerdote confió la importante tarea, a principios de 1934, al pintor Eugenio Kazimirowski.
Durante seis meses, sor Faustina iba a dirario al taller, orientando personalmente su realización y sugiriendo detalles. Por su parte, el P. Sopocko cuidó personalmente de que el lienzo fuese hecho exactamente como lo había indicado la religiosa, según lo que le había sido revelado en la visión, conforme a la Voluntad Divina.
Por fin, en junio de 1934 el cuadro fue terminado. Y estuvo expuesto del 26 al 28 de abril de 1935, venerado por numerosos fieles que rezaban durante las solemnidades de la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, fecha que coincidía con el primer domingo después de Pascua, como lo había pedido el Señor.
Desgraciadamente, debido a la ocupación soviética de Lituania, el cuadro sufrió avatares diversos, teniendo que estar por ejemplo, de 1948 a 1956 escondido en un desván. Tantas peripecias fueron la causa de que sufriera daños de diversa consideración y algunas reparaciones -en el transcurso de estos difíciles años- poco felices. Su restauración definitiva en el año 2003, logró recuperar su primitivo aspecto.
Esta fotografía que ahora divulgamos, nos gustaría, con la ayuda de nuestros adherentes, difundirla a millares de personas de nuestro país.
Sí. No fue en vano que Nuestro Señor prometió conceder gracias especiales a los devotos de este cuadro: «Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella».
Cabe aquí recordar a nuestro añorado Beato Juan Pablo II; gran promotor de esta devoción, tan adecuada a nuestros tiempos.
Siendo arzobispo de Cracovia, el futuro Papa introdujo la causa de canonización de sor Faustina y ya como Pontífice escribió tres importantes encíclicas que forman como un tríptico: Redemptor hominis (El Redentor del hombre), en la que destaca a Jesucristo como el centro de la Historia y del Universo; Dives in misericordia (Rico en misericordia), el Hijo de Dios hecho hombre nos revela definitivamente la misericordia del Padre, única esperanzxa de paz para el mundo; Dominum et vivificantem (Señor y dador de vida), el Espíritu Santo es el único capaz de liberarnos del ateísmo práctico.
También fue quien elevó a sor Faustina a la honra de los altares: en 1993 la beatificó, y en el año 2000 la canonizó, convirtiéndose en la primera santa canonizada del tercer milenio. No terminaría el mismo año sin instituir en toda la Iglesia la Fiesta de la Divina Misericordia, decretando que desde entonces el domingo siguiente al de Pascua, pasase a llamarse Domingo de la Divina Misericordia.
Y así fue como se instituyó esta Solemnidad que el Señor le pidió a Santa Faustina. Este año la celebraremos el 15 de abril. Una oportunidad única para que todos recibamos un verdadero mar de gracias.
Sí. El mismo Jesús afirmó que «en ese día están abiertas todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias».
Creo que estará de acuerdo con nosotros, si afirmamos estar plenamente convencidos de que únicamente la Misericordia Divina puede librar al mundo de tantos problemas y tribulaciones que nos rodena: «La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia», le dijo nuestro Salvador a Santa Faustina.
Por esta razón, el Señor pidió insistentemente, que su miseridordia fuese conocida por todos los hombres: «Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a mi misericordia».
También prometió enormes recompensas a quien difundiera esta devoción:
«A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso».
Un excelente medio de atender los pedidos de Jesús de propagar la devoción a la Divina Misericordia, es participar y colaborar con esta iniciativa, difundiendo tanto su bendita imagen como esta devoción entre familiares y amigos.
Una de las lamentaciones de Jesús más impresionantes es que, incluso los justos, tienen dificultad para comprender su misericordia:
«Mi Corazón sufre, a causa de que ni las almas elegidas entienden lo grande que es mi misericordia. […] Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en mi bondad. También los demonios admiran mi justicia, pero no creen en mi bondfad».
Por este motivo, estamos organizando una gran campaña de difusión del cuadro de Jesús Misericordioso, y necesitamos su ayuda para poder llevar a cabo tan grande tarea. ¿Podemos contar con usted?
¿Podríamos contar con su ayuda para propagar la devoción a esta imagen de la Divina Misericordia; la devoción a la Santísima Virgen, nuestra Madre de Misericordia, y apoyar el Seminario de los Heraldos del Evangelio?
Hasta ahora sólo hemos expuesto la parte práctica de esta iniciativa. Hemos dejado a propósito para el final lo más importante.
Sin oraciones y sacrificios no hay nada espiritualmente provechoso. Bien sabemos que Dios pide la parte que nos corresponde, pero lo principal es que Él se nos da gratuitamente sin condiciones. Evidentemente, eso significa que debemos poner estas intenciones en nuestras oraciones.
Creemos poder contar con las suyas, junto con algunos sacrificios, por pequeños que sean, para el éxito de esta iniciativa y así poder difundir ampliamente la devoción a Jesús Misericordioso.