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Contemplando las ardillas
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Consideraciones teológicas y antropológicas sobre el sacramento de la Penitencia …
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Fuente:: Gaudium Press
Agencia informativa católica Asia News comenzará a publicar noticias en español
Ciudad del Vaticano (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) La agencia informativa Asia News, una iniciativa del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras que publica noticias sobre la Iglesia Católica y la actualidad en Asia y Medio Oriente, cumplió 10 años de vida y recibió como regalo un mensaje del Papa Francisco. A su vez, anunció el próximo lanzamiento de su edición en español, que se suma a las tres lenguas de publicación actual.
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| Padre Bernardo Cervellera. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada. |
El Pontífice animó a la agencia y sus colaboradores a «intensificar los esfuerzos para aumentar la conciencia y las actividades misioneras, de forma que el mensaje salvador del Evangelio alcance los márgenes del mundo, mientras aumenta la comunión cercana entre las Iglesias locales, íntimamente unidas al sucesor de Pedro». El Papa Francisco también manifestó su deseo de que «su «incremente su mutua ayuda generosa».
El mensaje del Santo Padre fue enviado a través del Secretario de Estado, Card. Tarcisio Bertone, a todos los asistentes al simposio «10 años de Asia, 10 años de nuestra historia» con el cual la agencia celebró su aniversario el pasado 09 de octubre. Durante este evento, el Padre Bernardo Cervellera anunció el próximo lanzamiento del servicio informativo en lengua española: «Queremos usar AsiaNews para ayudar aumentar la conciencia entre las Iglesias y pueblos de Latinoamérica sobre la misión en Asia. Por esta razón hemos decidido lanzar una edición en español».
Según explicó la agencia, los artículos en español serán traducidos por un sacerdote y un laico de Argentina y comenzarán a ser publicados experimentalmente en la página web del servicio informativo. Asia News publica actualmente sus niticias en italiano, inglés y chino.
Con información de Asia News.
Fuente:: Gaudium Press
Cristianos en Egipto aún viven con temor por la violencia anticristiana, denuncia vocero de la Iglesia
El Cairo (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) El drama de los cristianos en Egipto no ha terminado. Después de la intensa oleada de violencia que dejó como huella los estragos de decenas de templos destruidos y numerosos ataques a instituciones cristianas, los creyentes aún padecen la incertidumbre sobre el cumplimiento de las amenazas aún vigentes en contra de sus comunidades. Así lo denunció a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) el vocero de la Iglesia Católica en Egipto, Padre Rafic Greiche.
«Las cosas se han hecho un poco más calmadas en El Cairo (capital del país). Pero siempre estamos temerosos de lo que pueda pasar después», describió el sacerdote. «Los Hermanos Musulmanes y otros extremistas están amenazando de atacar templos cristianos y casas; como resultado nunca sabemos dónde puedan atacar después». El sacerdote también denunció intentos de asesinato y afirmó que los criminales han sido reconocidos por los pobladores locales como pertenecientes a grupos radicales.
El P. Greiche expresó su preocupación por las provincias de Menia y Sohag, al interior del país, donde los grupos radicales tienen una mayor presencia y cuentan con apoyo de civiles para huir de las autoridades después de los ataques. En Menia, por ejemplo, las familias cristianas tuvieron que huir del pueblo de Ezbet Zakariya a causa de una oleada de atentados contra las viviendas de los creyentes.
Sobre la reacción de las autoridades, el vocero de la Iglesia manifestó a AIN que «las fuerzas de seguridad están haciendo lo que pueden. Pero esto no es suficiente». Según el sacerdote, las múltiples amenazas no pueden ser controladas a la vez. «No es que realmente no deseen protegernos. Pero frecuentemente, dadas sus capacidades limitadas, simplemente no pueden hacerlo».
Mientras tanto, la Iglesia tomas las medidas de seguridad que puede, como la adquisición de extintores adicionales para contener ataques incendiarios como los registrados en julio. El P. Greiche afirmó que la población local, incluso musulmanes, están ayudando a detener los ataques de los grupos radicales. «Lo he visto yo mismo», confirmó el vocero. «La gente ha enfrentado a los atacantes hasta que llega la policía. Eso muestra que, contrario a lo que se afirma, los Hermanos Musulmanes no tienen necesariamente apoyo en la población local. La gente los está rechazando».
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Fuente:: Gaudium Press
Polonia celebra congreso internacional sobre el pontificado del Beato Juan Pablo II
Cracovia (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) Polonia vive con intensidad la espera por la canonización del Beato Juan Pablo II, quien en medio de una enorme fama de santidad será venerado como Santo el próximo 27 de abril, junto el el también Pontífice y Beato Juan XXIII. En medio de este ambiente, los próximos días 11 y 12 de octubre se desarrollará en Cracoviala conferencia internacional «»La Santa Sede en la escena internacional durante el Pontificado de Juan Pablo II – 1978-2005».
El evento es preparado por varias instituciones católicas y culturales con el apoyo del Cardenal Stanislaw Dziwisz, Arzobispo de Cracovia y quien trabajó muy de cerca al beato, como secretario personal durante muchos años. «Pasados algunos años de este gran Pontificado, su memoria sigue siempre viva», afirmaron los organizadores del evento, en declaraciones difundidas por Vatican Insider. «Las operaciones y el compromiso de la Sede apostólica en la vida de la comunidad internacional vivieron un notable reforzamiento arraigado en la autoridad moral y ética del Papa en el mundo contemporáneo», destacaron.
Los participantes abordarán en tres sesiones la realidad internacional de la época, a la luz de «la extraordinaria enseñanza de Juan Pablo II», además de recordar «operaciones concretas emprendidas por la Santa Sede en el escenario internacional en relación con las principales áreas del mundo». Por supuesto la situación de la región centro oriental de Europa (bajo el régimen soviético durante gran parte del Pontificado) ocupará una atención especial, ya que Polonia celebra el aniversario número veinte de la firma del Concordato con la Santa Sede.
Entre los participantes en el congreso, además del Cardenal Dziwisz, se encuentran el Arzobispo de Gniezno y primado de Polonia, Mons. Jozef Kowalczyk, el Arzobispo de Ferrara – Comacchio, Mons. Luigi Negri, el Obispo de Varsovia-Praga, Mons. Henryk Hoser, el Nuncio Apostólico en Polonia, Mons. Celestino Migliore, el rector de la Pontificia Universidad Juan Pablo II de Cracovia, Mons. Wladislaw Zuziak, entre otros notables ponentes.
El congreso es organizado por el Instituto para el Diálogo Intercultural Juan Pablo II de Cracovia, la Fundación Internacional Juan Pablo II para la Doctrina Social de la Iglesia de San Marino, la Fundación Europa Civilta y el servicio de Correo de Polonia.
Con información de Vatican Insider.
Fuente:: Gaudium Press
Jóvenes de Panamá celebrarán 500 años de la primera diócesis en tierra firme de América
Ciudad de Panamá (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) Los 500 años de la diócesis de Santa María la Antigua en Panamá, primera diócesis en tierra firme de América -evento que se conmemoró el pasado 9 de septiembre-, también será el epicentro del Jubileo Juvenil que tendrá lugar en Ciudad de Panamá el próximo 23 de noviembre, víspera de la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
Para la ocasión, miles de jóvenes celebrarán con gozo el 5º centenario de la diócesis y darán testimonio de la alegría de la fe, aquel testimonio vivido también durante la pasada Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada durante el mes de julio en Río de Janeiro, Brasil.
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Organizado por la Comisión de Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Panamá, el Jubileo busca ser también un espacio de encuentro de los jóvenes con Cristo, y una oportunidad para descubrir que se puede celebrar la fe con alegría y dinamismo, según ha noticiado la diócesis panameña en una nota de prensa.
Con ocasión del evento, y haciendo eco de algunas palabras pronunciadas por el Papa Francisco durante la JMJ de Río, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, Arzobispo de Panamá, ha animado a los jóvenes a salir al encuentro de quienes más necesitan: «No se queden encerrados en sus comunidades. ¡La Iglesia tiene que salir a la calle! ¡Si no sale, la Iglesia se convierte en una ONG y la Iglesia no es una ONG!».
La jornada, que tendrá lugar en el Gimnasio de la Universidad Santa María la Antigua (USMA), comenzará a las 7:00 horas con una caminata que tendrá como punto de encuentro la Parroquia Santa María la Antigua de Betania y será presidida por la imagen venerada de Nuestra Señora.
Una vez finalizada la caminata en el Gimnasio de la USMA, los jóvenes participarán allí de las catequesis que ofrecerán varios obispos, podrán apreciar la feria vocacional y serán parte de la solemne celebración Eucarística en homenaje a la Virgen Patrona. El Jubileo será clausurado con el Festival Juvenil, encuentro de música católica.
Según la Arquidiócesis de Panamá se espera la presencia de unos 5 mil jóvenes en este gran evento de fe.
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Con información de la Arquidiócesis de Panamá.
Fuente:: Gaudium Press
Ciudad del Vaticano (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) Son 30 años de experiencia a través de tres pontificados diferentes (Papa Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco). Creado en 1983, el Centro Televisivo Vaticano (CTV) promoverá el próximo día 18 de octubre, en Roma, un encuentro para conmemorar un año más de existencia.
Titulada «Treinta años del Centro Televisivo Vaticano. La TV que muestra el Papa al mundo», la iniciativa apropiada para la ocasión promoverá un balance y reflexión sobre los nuevos desafíos de la comunicación en un mundo donde los medios de comunicación están cada vez más interrelacionados.
El Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, y el Papa Francisco, leerán dos mensajes durante el evento conmemorativo.
De acuerdo con el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Stanislaw Dziwisz, ex-secretario del Beato Juan Pablo II, el Papa como un hombre abierto a los medios de comunicación y al mundo, pensó que no era suficiente apenas tener el portal de noticias Radio Vaticana para ofrecer conocimiento del Evangelio y difundir el ministerio pastoral del Sumo Pontífice.
El Presidente del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales y del Consejo de Administración del CTV, Mons. Claudio Maria Celli, afirmó que «treinta años después, el CTV debe enfrentar nuevos desafíos».
«El Papa Francisco nos invita a promover una cultura del encuentro y con su persona, sus gestos elocuentes y sus palabras. Él nos invita a estar próximo a cada hombre y mujer que encontramos en nuestra vida. Creo que en esa perspectiva, el CTV, que ya ofreció momentos particularmente intensos de esta proximidad, puede y debe acoger ese desafío», enalteció Mons. Celli.
Sobre el mensaje del Santo Padre, Monseñor Dario E. Viganò, director del CTV, dijo que el pontificado del actual Papa «despertó un gran interés de las grandes redes nacionales e internacionales».
«Nosotros del CTV tenemos que mantener el ritmo, pues son muchos los pedidos que nos llegan también a través de internet. Por eso, comenzamos a trabajar sobre las grandes innovaciones, como la digitalización de nuestro archivo, un nuevo site y una plataforma innovadora para la gestión de los contenidos», completó. (LMI)
Con informaciones de la Radio Vaticana.
Fuente:: Gaudium Press
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Fuente:: Gaudium Press
Redacción (Jueves, 10-10-2013, Gaudium Press) En cierta ocasión, hace algunos siglos atrás, un personaje renombrado, contrario a las prácticas de piedad propias de la Iglesia, conversando con el anciano párroco de su ciudad, se burlaba de la confesión diciendo: Padre, yo no me confieso por la simple razón que no cometo pecados. El sacerdote, acostumbrado a este argumento en los largos años que llevaba ejerciendo su ministerio le respondió: siento pena por usted señor, pues, es verdad que existen personas que no pecan, pero yo conozco sólo dos tipos: aquellos que todavía no llegaron al uso de la razón, y aquellos que la perdieron.
Frente a esta respuesta ingeniosa del anciano párroco, creemos no tener necesidad de tratar en este artículo de si es propio del ser humano pecar, pues es evidente que cada uno de nosotros ha experimentado en algún momento el remordimiento o peso de conciencia por no haber hecho lo que debía en alguna circunstancia de la vida. Equivocarse es algo propio a nuestra naturaleza caída. Al abrir los ojos a la luz de la razón, el hombre se enfrenta a la toma de decisiones, que al no ser siempre bien resueltas, hacen experimentar el peso del error, del pecado.
Ahora, cuando nuestro alto personaje decía al sacerdote que él no cometía pecados, pensamos que de alguna manera su objeción más profunda no era tanto acerca del pecado en sí, sino más bien a la necesidad de ser confesados a alguien para ser perdonados.
Lo que ahora queremos abordar es justamente este punto, muy cuestionado, no sólo en nuestra época, sino desde hace ya un par de siglos en que la sociedad ha exacerbado el individualismo y la libertad personal; ¿por qué debo contarle a un hombre tan pecador como yo las cosas de mi intimidad? ¿Acaso no puedo reconciliarme con Dios directamente, en lo íntimo de mi corazón?
Un poco de historia
No siempre la confesión oral fue la parte central del sacramento de la Penitencia. La historia nos muestra ser este uno de los sacramentos que más ha variado en sus formas desde cuando fue instituido por Jesús en el Cenáculo, después de la resurrección (Jn 20, 21-23) hasta lo establecido hoy por los últimos documentos magisteriales.[1] Pero siempre este elemento ha estado presente – es lo que intentaremos demostrar aquí – por responder a una necesidad antropológica del hombre compuesto de cuerpo y alma.
En sus inicios la confesión era más bien una condición necesaria para la imposición de la penitencia, ya que de acuerdo a las faltas del pecador, era aplicada la penitencia previamente establecida en diversos ‘penitenciarios’.[2] Pero es a partir del siglo XIII, cuando la confesión sustituye propiamente las ‘obras de penitencia’, donde esta expresión oral de los pecados pasa a ser el elemento esencial dentro del sacramento. Esto en el siglo XVI se confirma y potencia con el Concilio de Trento, cuando la confesión pasa a tener una mayor importancia dentro de la espiritualidad cristiana.[3]
La confesión oral como condición relativa
Podría cuestionarse como las personas, que por diversas razones no pueden expresarse oralmente ante un confesor pueden beneficiarse del sacramento. Debemos decir que esto ya ha sido respondido por diversos teólogos, quienes apoyándose en el magisterio, concluyen ser esta una concesión de la Iglesia «que no debe entenderse de modo absoluto y material, sino relativo y formal (modo humano), según las condiciones físicas y morales del sujeto.»[4] Entretanto, no se trata de que cada individuo determine si está en condiciones o no de confesarse oralmente, sino que existen una serie de concesiones a quienes particularmente están impedidos (como es el caso de los sordomudos por citar uno de tantos otros ejemplos).[5]
En condiciones normales, la Iglesia es bien clara cuando afirma: «la confesión individual e integra y la absolución constituyen el único modo ordinario con el que un fiel consciente de que está en pecado grave se reconcilia con Dios y con la Iglesia.»[6]
Esta obligación no la pone la Iglesia porque quiere entrometerse y dirigir la vida de sus seguidores, sino que como madre quiere responder a una necesidad vital del hombre.[7] ¿Cuál es esa necesidad? Es la que veremos a continuación.
La confesión oral y su implicancia antropológica
Como ya habíamos dicho anteriormente, la conciencia de pecado es propio a la naturaleza caída del hombre, pero de esa misma manera es propio también a él la necesidad del perdón. Así, «desde el punto de vista antropológico, la oferta del sacramento viene a satisfacer acabadamente esta íntima precariedad del hombre caído, frente a la potencia destructiva del pecado. Gracias a la Penitencia, el cristiano cuenta con un instrumento de perdón.»[8]
El hombre, constituido de cuerpo y alma, necesita por su naturaleza liberarse de alguna manera material de aquello que lo atormenta en su interioridad. Esto es algo que se puede ver como una expresión en las más variadas costumbres culturales. Veamos por ejemplo como se daban estos ‘ritos de expiación’ en los pueblos antiguos cuando se había generado un estado de enemistad entre la comunidad y la divinidad. Arocena nos comenta:
«A menudo, esa ruptura se percibía por la aparición de una calamidad o una catástrofe natural, como síntoma indicador de que la armonía entre los hombres y la divinidad se había trastocado. La presencia de esa adversidad significaba que se había incurrido en algún «pecado», es decir: que se había violado algún «tabú», a consecuencia de lo cual se habían desencadenado las fuerzas maléficas, de las que aquél protegía; o bien que se había violado alguna de las leyes o ceremonias a las que estaba ligada la vida de la tribu. En el primer caso, el mal, que era manifestación de la fuerza funesta ya no retenida por el tabú, debía ser purgado en el cuerpo del pecador. Los tres grandes elementos purificadores eran el agua, el fuego y la sangre. Los modos de conseguir esta purgación eran muy diversos: sangrías, abluciones, vómitos… En el segundo caso, el dios del clan era aplacado por la confesión del propio pecado, seguida de una ofrenda a los difuntos, que expiaba la ofensa. De ahí que, desde la perspectiva de la antropología cultural, la confesión era, ante todo, una actitud humana liberadora. Confesar el pecado quería decir separarse, sacar fuera de uno mismo aquello que causaba el mal que se padecía.»[9]
En la Iglesia, esta actitud liberadora se completa agregando el bálsamo regenerador de los efectos de la preciosa sangre derramada por Jesús en el Calvario, que con la absolución proferida por los labios del sacerdote borra la culpa de la ofensa. Pero para esto, repetimos, en los casos normales es necesaria esa declaración oral e individual.
Tribunal de misericordia: carácter medicinal de la confesión

«La confesión es un acto por el que se descubre la enfermedad oculta con la esperanza del perdón.»[10] El Aquinate aquí nos muestra un aspecto de la confesión oral que junto con el aspecto judicial, pastoral y paternal del sacramento de la penitencia completa esta necesidad de confesarse: el carácter medicinal del sacramento.
El pecador cuando peca se asemeja al enfermo con su enfermedad. Para el sacerdote, ministro del perdón, al igual que el médico, le es imposible recetar la medicina adecuada si el paciente no revela los síntomas de su enfermedad. San Jerónimo decía que si el enfermo se avergüenza de descubrir la llaga al médico, difícilmente este lo podrá curar, pues ‘la medicina no cura lo que ignora’.
Así también se refiere el magisterio de la Iglesia a este aspecto del sacramento: «Tribunal de misericordia o lugar de curación espiritual; bajo ambos aspectos el Sacramento exige un conocimiento de lo íntimo del pecador para poder juzgarlo y absolver, para asistirlo y curarlo. Y precisamente por esto el Sacramento implica, por parte del penitente, la acusación sincera y completa de los pecados, que tiene por tanto una razón de ser inspirada no sólo por objetivos ascéticos (como el ejercicio de la humildad y de la mortificación), sino inherente a la naturaleza misma del Sacramento.»[11]
Analizando esta realidad desde la perspectiva actual y corroborando la triste situación de la disminución de la frecuencia por parte de los cristianos al sacramento de la penitencia, es paradójico ver por otro lado, como las consultas de los sicólogos están llenas de pacientes a la búsqueda de ser escuchados… Lejos estamos de querer acabar con estas prácticas que en muchas ocasiones acompañan con el rigor profesional a problemas complejos y difíciles de resolver, pero debemos reconocer que ningún sicólogo, por capaz que sea, puede dar lo que el sacerdote da en la confesión. En la confesión «algunos casos pueden requerir psicólogo, pero ningún psicólogo podrá sustituir al confesor en el acto y el significado de la confesión sacramental. Ninguna terapia de gabinete (consulta) podrá suplantar a la terapia del sacramento, cuando se celebra con todas sus condiciones y verdad.»[12]
Debemos, entretanto, evitar considerar la confesión como un mero acto terapéutico. A veces el confesor debe hacer de psicólogo, sin embargo el carácter medicinal del sacramento está configurado principalmente con la alta medicina que otorga la cura inmediata y total de la enfermedad a través de la absolución sacramental de los pecados.
Ahora, «si la necesidad de discernir y de aplicar la medicina adecuada, exige la confesión, esto no supone que se ha de atormentar a los fieles con un interrogatorio que les lleve, más que al aprecio, al desprecio de la penitencia.»[13] El sacerdote hará bien en asumir este papel de ‘cura de almas’ a la hora de tratar con el penitente que frecuentemente con no poco esfuerzo está intentando descubrir su enfermedad.
La confesión regular, para el progreso espiritual
Ya que estamos analizando la confesión oral en su carácter medicinal, no podemos dejar de mencionar algo sobre el beneficio que esta nos trae cuando es regular.
De la misma manera que catalogaríamos de negligente aquel que sólo acude al médico cuando está en un estado avanzado de enfermedad, al borde de la muerte, así también podríamos pensar de aquellos que pretenden acercarse a la confesionario sólo cuando estén en una situación de pecado mortal, ya habiendo perdido la amistad con Dios.
«La cualidad terapéutica de la Penitencia recomienda también el recurso al sacramento para los pecados veniales, justificado por la experiencia multisecular de la Iglesia como cauce idóneo para intensificar la conversión permanente del cristiano (CCE 1458). El bautizado que confiesa sus faltas y pecados veniales de forma asidua recibe de modo personal y, desde el discernimiento del ministro, el aliento oportuno que purifica y enciende una vida cristiana que no ha conocido quiebra»[14]
El propio Voltaire reconoció el beneficio que traía a los cristianos la confesión auricular de manera regular, diciendo que el sólo hecho de saber la persona que tendrá que presentarse delante de otro para recibir el perdón de su pecado, se tornaba la propia idea de la confesión en un freno para los vicios, especialmente de los ocultos.[15]
Así, sabiendo que no es una obligación confesarse a no ser una vez al año, la Iglesia anima a los fieles a acercarse con solicitud al tribunal del perdón: «Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia (Cf. Cc. de Trento: DS 1680; ?CIC 988,2). En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu.»[16]
Situarse frente a la verdad
Para concluir, gustaríamos de recordar una frase de San Alberto Magno en su comentario a las epístolas del Pseudo Dionisio: «la verdad es la medicina para el alma».
Es fundamental considerar, más aún en los tiempos actuales, la importancia de situarnos frente a lo que realmente somos y reconocer nuestras miserias. Hoy en día es tan incentivado el vivir de apariencias, que las personas no tardan en caer en grandes depresiones cuando se dan cuenta que todo ese mundo de fantasías que deseaban sostener en torno de sí, cae como un castillo de naipes al experimentar su propia fragilidad y contingencia.
Si tuviésemos la costumbre de enfrentar con humildad (no olvidemos lo dicho por la Santa de Ávila que homologaba la humildad con la verdad) y verdadero arrepentimiento nuestras flaquezas, para luego confesarlas al sacerdote que en nombre de Dios nos perdona, ciertamente tendríamos otra estatura moral para enfrentar los momentos difíciles que a todos los católicos nos toca y nos seguirá tocando vivir.
Por Cristián Núñez Durán
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[1] En los últimos cincuenta años han sido cinco los documentos más importantes en donde la Iglesia se ha pronunciado sobre el sacramento de la Penitencia: el Ordo Poenitnetiae (1974), el Código de Derecho Canónica (1983), Reconciliatio et Poenitentiae (1984), el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) y Misericordia Dei (2002).
[2] Como ejemplo veamos las penitencias que se encontraban en libro penitencias de Finiano citado en (Philippe Rouillar. Historia de la penitencia, desde los orígenes a nuestros días. Ed. Mensajero, Bilbao, 1992): «1. Si alguien peca de pensamiento y se arrepiente enseguida, se golpeará el pecho, pedirá perdón a Dios, hará una penitencia apropiada, y estará curado.2. si alguien discute con los clérigos y los ministros de Dios, ayunará durante una semana a pan y agua; pedirá perdón a Dios y a su prójimo, humilde y sinceramente, y así se reconciliará con Dios y con el otro. (…) 8. Si un clérigo pega a su hermano o al prójimo y ha derramado su sangre, el crimen es el mismo que si lo hubiera matado pero la penitencia es diferente: ayunará un año a pan y agua y no ejercerá su ministerio»
[3] Cfr. Dionisio Borobio. El sacramento de la Reconciliación Penitencial. Ed. Sígueme, Salamanca, 2006. 301-303
[4] Ibíd., 307
[5]Para ver otros ejemplos referidos a estas excepciones podemos ver las citas a Domingo Soto en: Dionisio Borobio. El sacramento de la Reconciliación Penitencial. 312,ss
[6]Juan Pablo II. Carta apostólica Misericordia Dei, 1.a.Disponible en http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/motu_proprio/documents/hf_jp-ii_motu-proprio_20020502_misericordia-dei_sp.html [fecha de consulta: 27 de octubre de 2011]
[7] Claro que ha habido casos aislados de clérigos que aprovechándose de esta forma del sacramento han querido manipular las conciencias, pero no podemos generalizar esta situación y elevarla por encima de miles de personas que a lo largo de la historia multisecular de la Iglesia se han visto beneficiados por este medio de obtener el perdón de Dios.
[8] Félix M. Arocena, Scripta Theologica sep-dic2009, Vol. 41 Issue 3, p745-783. Disponible en http://web.ebscohost.com.ezproxy.puc.cl/ehost/detail?vid=4&hid=119&sid=51c795e6-b830-41b7-8477-27da4a279505%40sessionmgr111&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d#db=a9h&AN=47684854° [fecha de consulta: 29 de octubre de 2011]
[9] Ibíd.
[10] Tomás de Aquino,SummaTheológicaSuppl., q. VII, a. 1 co
[11]Juan Pablo II. Exhortación apostólica Reconciliatio et Poenitentiae. 31, II. Disponible en
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_02121984_reconciliatio-et-paenitentia_sp.html[fecha de consulta: 27 de octubre de 2011]
[12]Dionisio Borobio. El sacramento de la Reconciliación Penitencial. 317
[13]Ibíd. 309
[14]Félix M. Arocena, ScriptaTheologica sep-dic2009, Vol. 41 Issue 3, p745-783. (en línea)
[15] Citado en Antonio Royo Marín.Teología Moral para seglares, V. II, BAC, Madrid (1994), 334
[16]Catecismo de la Iglesia Católica, 1458. Ed. San Pablo, Bogotá (2000), 500
Fuente:: Gaudium Press
«En el humilde signo del Pan y del Vino el Señor Jesús se entrega a nosotros para siempre y nos da la fuerza para vencer la indiferencia: unamos nuestros esfuerzos comenzando por la verdad profunda de esta oración para ser decididos en la ayuda y estar preparados en la medida de lo posible para prevenir las tragedias, para evitar que la noche caiga con demasiada frecuencia en los inocentes y los indefensos».

Así ha querido dirigir su pensamiento el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, a las víctimas de la enésima terrible tragedia perpetrada los días pasados en Lampedusa. El cardenal presentó su oración a los pies del altar del sepulcro del bienaventurado apóstol Pedro, en la cripta de la basílica vaticana, durante la misa que celebró el miércoles 9 de octubre, por la mañana, junto con los obispos de rito alejandrino ge’ez provenientes de Etiopía y Eritrea, arzobispos y obispos de la región de Las Marcas, quienes, encontrándose en Roma, pidieron concelebrar la misa. Estaban también presentes el embajador de Francia ante la Santa Sede y el de Etiopía ante el Estado italiano, los superiores y los oficiales de la Congregación y la comunidad del Pontificio Colegio Etiópico que acoge en el Vaticano a los sacerdotes de Etiopía y Eritrea que realizan sus estudios en Roma.
El cardenal Sandri, en la homilía, tras haber recordado que Dios «a los hijos dona el silencio de su Cristo recogido en la inmolación de la cruz», ese silencio «eternamente convincente porque es la prueba absoluta de su fidelidad», volvió con el pensamiento a uno de los numerosos llamamientos a la oración lanzados por el Papa Francisco en sufragio por las víctimas de la tragedia, en particular el del Ángelus del domingo pasado, cuando pidió rezar «todos en silencio por estos hermanos y hermanas nuestros… Dejando llorar a nuestro corazón».
Fuente:: News.va
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Asociación de seglares, que se dedica a trabajar en la Nueva Evangelización, en estrecha comunión con el Santo Padre, los Obispos y Sacerdotes de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
C/ Balbina Valverde, 23 – Local
28002 Madrid – España
Tel. +34 912 770 770
Whatsapp +34 667996265
correo@salvadmereina.org
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