Visita pastoral en Salamanca

Mons. Carlos López

Mons. Carlos LópezMons. Carlos López    En continuidad con los objetivos del Año de la Fe y con el espíritu de alegría y esperanza que recibimos en la celebración diocesana de su clausura en la Catedral, el pasado día 24 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey, tengo el propósito de realizar durante los meses de diciembre, enero y febrero la Visita Pastoral en el Arciprestazgo de Santa Teresa, en la ciudad, que comprende las parroquias de San Juan de Mata, Santa Teresa, Cristo Rey, Jesús Obrero, Nuestra Señora de Lourdes, María Mediadora, San Juan de Ribera, Villamayor de Armuña, Villares de la Reina, Monterrubio de la Armuña, San Cristóbal de la Cuesta y Aldeaseca de Armuña. Así deseo seguir cumpliendo, con la ayuda de la gracia de Dios, la misión de Pastor en toda la Diócesis.

El inicio de la visita pastoral tendrá lugar con la celebración de la Eucaristía en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, el Domingo primero de Adviento, día 1 de diciembre por la mañana, y con una celebración de Vísperas de todas las parroquias del arciprestazgo en la Parroquia de Jesús Obrero, el mismo domingo a las 5 de la tarde.

Con este gozoso motivo, recuerdo a toda la comunidad diocesana el significado de la visita pastoral y le ruego que la acompañe con su oración.

La visita pastoral a las parroquias, y. a todas las instituciones eclesiales que en ellas se encuentran, es necesaria para el Obispo, en orden a conocer la realidad religiosa de la Diócesis y a hacer posible una relación personal más cercana con los sacerdotes, los religiosos y todos los fieles, que contribuya a fortalecer la comunión en la fe y en el amor cristiano.

El encuentro del Obispo con el párroco y los fieles en la parroquia tiene un profundo significado eclesial. En efecto, la integración de la comunidad parroquial en la diócesis se expresa y realiza de forma visible mediante la comunión de los fieles v de su párroco con el Obispo, que es el principio y fundamento visible de la unidad en la Iglesias diocesana. Y a través de esta comunión con el Obispo se expresa y se hace realidad también la comunión con la Iglesia universal. Por ello, la presencia del Obispo expresa y hace realidad de forma visible la naturaleza de la parroquia corno comunidad de fieles dentro de la Diócesis.

De acuerdo con esta significación eclesial, la visita pastoral debe tener como objetivo para todos los fieles fortalecer la fe en Jesucristo y el sentido de pertenencia a la Iglesia. Y la conciencia de ser Iglesia lleva consigo la aceptación gozosa del lugar, estado y tareas que en la unidad del Cuerpo de Cristo corresponden a cada fiel cristiano. En efecto, ser miembro de la Iglesia implica participación activa y responsable en su misión. Por ello, la visita pastoral pretende suscitar en los fieles un impulso evangelizador cada vez más vivo, sobre todo en relación con las personas más necesitadas de la luz del Evangelio y de la solicitud y servicio de amor de la Iglesia.

El Año de la Fe nos ha ayudado a comprender mejor que el logro de estos objetivos sólo es posible a partir de una profunda y gozosa experiencia, personal de encuentro con Jesucristo, que hace surgir en nosotros una actitud decidida de orientar la vida según la verdad de su Evangelio.

 

La visita pastoral debe ser un encuentro de familia. Por ello, el Obispo busca la ocasión de visitar, conocer y escuchar a cuantos lo deseen, y estima muy conveniente tener encuentros de diálogo fraterno con cada comunidad parroquial y con los niños, adolescentes y jóvenes, así como con las familias que la integran. También es muy necesario el encuentro del Obispo con los grupos de fieles que llevan a cabo especiales tareas de participación apostólica en la misión de la Iglesia, en comunión y colaboración con los párrocos.

De forma particular valoro y deseo la visita en su casa a los ancianos y enfermos que no pueden participar en los actos comunes en la Iglesia.

La visita pastoral debe ser una fiesta, una celebración gozosa de la fe en Jesucristo y en su Iglesia. Por ello, la celebración de la Eucaristía, fuente de donde brota la vida de la Iglesia y culmen de toda su actividad, es el momento central de nuestro encuentro festivo y gozoso en la visita pastoral. La Eucaristía, auténticamente celebrada, puede hacer posible que la alegría de la fe sea la nota dominante de la vida de cada fiel y de las comunidades cristianas; en ella aprenderemos a alegrarnos cuando compartimos los padecimientos de Cristo.

Ha llegado la hora de superar las vacilaciones y de perder el miedo a ser y aparecer en público como creyentes. La aportación de la verdad del Evangelio es el mejor y más urgente servicio de amor que los cristianos debemos prestar al hombre de hoy. Y este servicio se realiza más eficazmente mostrando con intensa y firme alegría la plenitud y perfección de vida que el Espíritu Santo suscita en quienes seguimos a Jesucristo, en su camino de amor a Dios y a cada hombre.

+ Carlos López,

Obispo de Salamanca

Fuente:: Mons. Carlos López Hernández

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