Visita a los misioneros menorquines

Mons. Salvador Gimenez Valls

Mons. Salvador Gimenez VallsMons. Salvador Giménez    Hace prácticamente un mes el tema central de nuestro comentario tenía que ver con las misiones. La Iglesia nos recordaba la importancia del primer anuncio de Jesucristo en países lejanos. Era la jornada del Domund en la que también nos quería comprometer a todos los católicos en la oración y en la colaboración económica.
Hoy deseo concretar el compromiso misionero universal en personas de nuestra diócesis agradeciendo el servicio de sus vidas por hacer de su fe y de su caridad el elemento fundamental de su misión. Desde hace muchos años algunos miembros de nuestras comunidades partieron a predicar el Evangelio a tierras lejanas. Muchos conocéis sus biografías o habéis escuchado de vuestros familiares o amistades el relato de sus hazañas. Todos hemos sentido respeto y admiración. También gratitud.

Hemos tenido sacerdotes, religiosos y laicos en este servicio en los distintos continentes y todos ellos han recibido nuestra ayuda y nuestra oración. Eran y son la larga mano de la caridad de nuestras respectivas comunidades puesto que han hecho llegar a los más desfavorecidos las aportaciones de nuestra isla. También han recibido la visita de amigos y benefactores para conocer la situación de su vida y de su tarea. Me consta que todos ellos han agradecido estas muestras de apoyo y cercanía.

Es habitual la visita del obispo a los misioneros de Menorca para trasladarles, en nombre de toda la comunidad diocesana, un emocionado reconocimiento. Así lo hicieron los Pastores anteriores. Así lo va a hacer este obispo en las últimas semanas de este año. En efecto, acompañado del director del Secretariado de Misiones, girará una visita a los países americanos donde residen en la actualidad tres laicos de nuestra diócesis: Ecuador, Honduras y República Dominicana. También conocerá el monasterio de las RR. Concepcionistas que, hace unos años con gran coraje evangélico, inició su andadura como parte de la casa de Maó. Durante tres semanas, desde el lunes, 25 de noviembre, hasta el sábado, 14 de diciembre, seremos acogidos por los tres laicos en
sus respectivos domicilios; por Toni en Quito, por Oscar en San Pedro Sula, y por Tomé en San Juan de la Managua.

En el número 64 de la encíclica del Beato Juan Pablo II “Redemptoris missio” se afirma:

“Amplio es también el deber misionero de cada obispo, como pastor de una Iglesia particular. Compete a él, ‘como rector y centro de unidad en el apostolado diocesano, promover, dirigir y coordinar la actividad misionera… Procure, además, que la actividad apostólica no se limite a los convertidos, sino que se destine una parte conveniente de operarios y de recursos a la evangelización de los no cristianos’ (Ad gentes 30)”.

Es una gran responsabilidad de mi función episcopal y deseo que todos los diocesanos oren de modo especial por los misioneros y por quienes les visitan sabiendo que “La llamada a la misión deriva de por sí de la llamada a la santidad. Cada misionero lo es auténticamente si se esfuerza en el camino de la santidad” (RM 90).
Que la Virgen María, Madre de los misioneros, nos acompañe en estos deseos.

† Salvador Giménez Valls

Obispo de Menorca

Fuente:: Mons. Salvador Giménez Valls

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