Vida de Santa Laura Montoya – I Parte

Redacción (Lunes, 14-10-2013, Gaudium Press) Corría el año de 1874, cuando valiente y santamente el Beato Pío IX dirigía la nave de la Iglesia. Era la época de Don Pedro II en el Brasil, y Ecuador tenía como presidente a Don Gabriel García Moreno, quien estaba concluyendo su segundo período de gobierno y en breve ganaría su tercera elección, antes de ser victimado mientras proclamaba el grito «Dios no muere». En Colombia era presidente Santiago Pérez Manosalva (1874-1876).

Colombia país andino, de muchas riquezas naturales, era habitado por una sociedad patriarcal pero también matriarcal, de proles numerosas. Así era el departamento de Antioquia, donde era prestigioso tener al menos un religioso en la familia. País con un gran respeto a la Iglesia, de fe profunda, de carbonero, antes que académica. Un pueblo inteligente, intuitivo, trabajador, y luchador.
Fue pues, por estos días, exactamente el 26 de mayo de 1874 que nace en Jericó-Antioquia la niña Laura Montoya, hija de Don Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui. Laurita no conoció a su padre, que era médico y comerciante, pues fue también victimado en medio de las guerras civiles que asolaban a Colombia en aquellos tiempos.

La fuerza religiosa y piadosa de esta nación se palpa en pequeños hechos: Doña Dolores da a luz a María Laura de Jesús, y no la besa hasta que esté bautizada, lo que ocurrió pocas horas después de nacida. La familia rezaba el rosario en conjunto todos los días y entre otras intenciones rezaban por un señor Clímaco Uribe. En cierta ocasión la niña Laura con toda su inocencia le pregunta a su madre que quién era y en dónde vivía éste señor, a lo que se le responde con entera serenidad de ánimo: «Ese fue el que mató a su padre: debe amarlo porque es preciso amar a los enemigos porque ellos nos acercan a Dios, haciéndonos sufrir». (1)

La madre de Laura, ella y sus dos hermanos tuvieron una infancia muy difícil, la pobreza era casi extrema, vivían en las casas de sus parientes. La futura Madre Laura comenta que esa situación le ayudó a curtirse en medio de las adversidades y a no tener sentimentalismos.

Niña inocente

Cuando tenía 8 años contemplando la naturaleza, vio unas hormigas que llevaban sus hojas, y se saludaban cuando se encontraban con otras, y unas les entregaban su carga a otras que llevaban al hormiguero. Tuvo en ese momento un «flash», término éste acuñado por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira que expresa una gracia sensible de orden mística, en que se «palpa» lo sobrenatural a partir de un elemento sensible y mucho se progresa en el amor a Dios. (2)

La futura fundadora tuvo una «iluminación» algo a la manera de un rayo de conocimiento de Dios y sus grandezas, tan hondo y amoroso que nunca lo olvidó. En ese momento «sintió» como que físicamente la existencia de Dios. Ese fenómeno duró dos horas, según narra la Madre Laura.

Fuente:: Gaudium Press

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