Una Iglesia abierta

Significativo el abrazo con el que se concluyó, el 5 de octubre, la visita a Corea del cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos. Fueron protagonistas los seminaristas, a quienes se les confía el futuro de una Iglesia que al purpurado se le presentó en toda su vivacidad, decidida a abrirse aún más a la missio ad Una Iglesia abierta
gentes. En su visita pastoral al país asiático, el purpurado tuvo la oportunidad de encontrar a todas las realidades de la comunidad católica: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Así que para la vivaz Iglesia coreana ha sido una ocasión de diálogo, confrontación, verificación y también de impulso para una renovada evangelización. Momento central de la misión del cardenal Filoni ha sido –el jueves 3 de octubre en Suwon– la misa por el quincuagésimo aniversario de la diócesis. «A la Iglesia –dijo– no le toca llorar por un pasado que cambia, sino que le corresponde la tarea de volver a poner a Jesucristo en el centro de la propia misión, para que una Iglesia cristológica sea signo de reconciliación y de esperanza en la sociedad, y jamás deje de predicar el tiempo de gracia del Señor». Recorriendo la historia de la diócesis de Suwon, el cardenal recordó que fue erigida por Pablo VI mientras en Roma se desarrollaba la segunda sesión del Concilio Vaticano II: «Podemos afirmar –subrayó– que la diócesis de Suwon nació como de una costilla del Concilio». El purpurado evidenció también «los profundos cambios sociales y económicos» que afectan hoy a la familia y a los jóvenes». Pero «el crecimiento vistoso de la comunidad católica en estos años –dijo– nos estimula y alienta a comprender cuánta necesidad tiene la gente de Dios y cuán pocos son siempre los obreros en su campo».

 

Fuente:: News.va

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