La misericordia es el pilar y el fundamento de la paz, porque ella coloca al otro en el centro , afirma el arzobispo de Londrina, Brasil

«La misericordia es el pilar y el fundamento de la paz, porque ella coloca al otro en el centro», afirma el arzobispo de Londrina, Brasil

Londrina (Jueves, 09-01-2014, Gaudium Press) En su más reciente artículo, Mons. Orlando Brandes, arzobispo de Londrina, en el estado de Paraná, Brasil, afirmó que la paz de la consciencia es la mejor almohada y protege contra los desgastes emocionales. Para él, la paz interior, paz del corazón, coincide con nuestra autoestima positiva y con el perdón dado setenta veces siete, o sea, siempre y de todo corazón.

De acuerdo con el prelado, la paz en la familia se sustenta con diálogo verdadero y con gestos de amabilidad. Mons. Orlando cree que la paz con los otros y con el mundo, comienza dentro de nosotros mismos y, por tanto, convivir con las diferencias, requiere espíritu de tolerancia y reconciliación.

Según el arzobispo, Jesús abatió el muro de la enemistad y abrió las puertas de la reconciliación. Él destaca que la ley del más fuerte es la ley de la selva y la guerra es siempre una derrota de toda la humanidad, pero el espíritu de pertenencia común, la creencia en la dignidad e igualdad humanas, el buen sentido superan la lógica de la fuerza y dan espacio a la fuerza del derecho y de la sabiduría de los pueblos. Conforme el prelado, esta sabiduría está en el diálogo y la fuerza del amor es más duradera que la del terrorismo y de la prepotencia, pues es la omnipotencia del amor que vence el imperio del mal.

La paz tiene gran precio, sin embargo se manifiesta en pequeños gestos: en el apretar de manos, en la sonrisa, en el abrazo, en la mirada, en la forma de atender el teléfono. Así, encontramos personas de paz, gestos de paz, comunidades de paz para una cultura de paz: ‘O vivimos como hermanos, o morimos como locos’ (M. L. King). Vuestras lanzas y espadas se tornen hoces y arados dicen las Sagradas Escrituras. Precisamos ser testigos de la paz, instrumentos de la paz y educadores de la paz», resalta.

Además de eso, Mons. Orlando resalta que la paz está hecha de pequeños gestos y de grandes decisiones. Para él, los pequeños gestos pueden ser: evitar la prisa, oír con paciencia, saber consolar, hacer con amor algo difícil, ser gentil, adaptarse a las situaciones, abstenerse de juzgar, alegrarse con el éxito ajeno, aproximarse a alguien, elogiar e incentivar a las personas. «La paz tiene cuatro ‘c’: concordia, cuidado, compasión, consciencia», completa.

En relación a las grandes decisiones en favor de la paz, el prelado afirma que ellas pueden ser: respetar la sacralidad de vida, aceptar la diversidad y la diferencia, unir libertad y responsabilidad, creer en el diálogo, reverenciar la dignidad de la persona, seguir la recta razón, salvar el medio ambiente, abrirse al Dios de la paz. «Vale para la conquista de la paz la llamada ley de oro: hagas a los otros lo que quieres que te hagan a ti.

Por último, el arzobispo enfatiza que la condición indispensable para la paz se llama capacidad de perdonar. Él evalúa que los sentimientos de odio, venganza, decepción, resentimiento son destructivos y explosivos, y que Jesús recomienda el perdón setenta veces siete, por tanto, perdón inmediato, total, incansable, incondicional y cordial. Para Mons. Orlando, el nuevo nombre de la paz se llama perdón.

«La paz del mundo comienza en mí, dice un dictado popular. El instinto de la destructividad y la cultura de la muerte son un regreso de la humanidad. El mundo nuevo que está contenido en el reino de Dios, consiste en hacer del otro, un prójimo, un igual, un hermano, un amigo. La misericordia es el pilar y el fundamento de la paz, porque la misericordia coloca al otro en el centro», concluye. (FB)

Fuente:: Gaudium Press

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