Iglesia Diocesana / Fondo común 2013 – La Iglesia con todos, al servicio de todos

Mons. Francesc Pardo i Artigas

Mons. Francesc Pardo i ArtigasMons. Francesc Pardo i Artigas      Con frecuencia he oído criticar a la Iglesia por sus “tesoros”, que debería vender dando  a los pobres el resultado de lo obtenido. 

Me he esforzado en ayudar a reflexionar sobre esta percepción crítica ofreciendo razones que ayuden a hacer entender la  responsabilidad que tenemos actualmente como Iglesia y desde hace dos mil años: una misión confiada por Jesucristo y que nos hemos esforzado en ejercer de generación en generación. 

El tesoro de la Iglesia es Jesucristo y las personas; si, todas las personas, porque la Iglesia ha sido enviada a todas las personas que constituyen las sucesivas generaciones de la historia humana. Y las personas somos pobres, estamos limitadas por nuestra condición humana, con frecuencia pobres de salud, de sentido, de esperanza, de confianza, de amor, de bienes materiales, de experiencia de Dios, de espiritualidad, pero al mismo tiempo, en definitiva, “pobres de salvación”. Por todo ello proponemos a Cristo como Salvador. 

Durante dos mil años, los que han constituido y hoy somos la Iglesia, hemos necesitado lugares para las celebraciones, reuniones —iglesias, ermitas…— o espacios para las actividades pastorales: monasterios, escuelas… Ha sido necesario expresar la belleza de Dios y de la fe por medio de obras de arte, de música, de arquitectura. Ha sido necesario reflejar el Evangelio, los contenidos de la fe, la vida de los santos y santas por medio de pinturas, relieves, retablos… especialmente cuando el pueblo necesitaba de tales obras de arte para su formación en la fe y para vivir la espiritualidad cristiana. 

También por el bien del pueblo ha sido necesario enseñar a trabajar la tierra para proporcionar alimentos; acoger, enseñar, sostener a los niños, jóvenes, adultos, enfermos, pobres… a toda persona que se ha descubierto como necesitada en el camino de la vida. Noolvidemos que durante siglos construimos y sostuvimos los primeros hospitales, las primeras universidades y escuelas, acogimos a los inmigrantes… Hoy seguimos ofreciendo —en ciudades y pueblos, ja sean grandes o pequeños— el servicio de la fe, de la educación, atención a los necesitados, a los enfermos y muchos otros, como verificación del Evangelio que vivimos, anunciamos y celebramos. 

Es cierto también, que de generación en generación han llegado a nuestras manos iglesias, ermitas, monasterios, obras de arte, archivos, lugares de encuentro… para que los administremos y así continuar la misión de Jesús de liberar y salvar a todas las personas. Ahora bien, muchos pueblos y ciudades, consideran tales bienes como propios, ya que forman parte de su historia, cultura y hasta de su alma cristiana, de sus propias raíces. 

Somos conscientes de nuestra tarea de administradores, y debemos serlo con fidelidad a las finalidades de los bienes recibidos. Pero hoy, para continuar siendo fieles a la misión recibida del Señor, para mantener los medios necesarios para ofrecer el Evangelio, para celebrar la fe, para acompañar y acoger a las personas, necesitamos la colaboración económica de todos los creyentes y de las personas de buena voluntad que valoran la tarea que llevamos a cabo. 

Desde el deber de mantener unas actividades pastorales y un patrimonio al servicio de los pueblos y de las personas, hasta la necesidad de ofrecer una vida mínimamente digna a los sacerdotes y a otros trabajadores del Evangelio, necesitamos tu colaboración al fondo común diocesano en la jornada de la Iglesia diocesana que celebraremos el próximo domingo. 

¡Ayuda a la Iglesia, todos salimos ganando! 

+Francesc Pardo i Artigas

Obispo de Gerona

Fuente:: Mons. Francesc Pardo i Artigas

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