Gratitud y transparencia

Gratitud y transparencia

Gratitud y transparenciaMons. Atilano Rodríguez    Hace algunas fechas el Vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española, don Fernando Giménez Barriocanal, presentaba a los medios de comunicación la Memoria de Actividades de la Iglesia en España, correspondiente al año 2011. Con esta presentación, Don Fernando mostraba, con la claridad expositiva que le caracteriza, la procedencia de los dineros de la Iglesia y la utilización que ésta hace de los mismos.

Sin entrar ahora en una enumeración pormenorizada de los datos económicos ofrecidos por don Fernando, considero oportuno resaltar los más de 300 millones de euros aportados por Cáritas y Manos Unidas, instituciones de la Iglesia, para la atención a los más necesitados, así como los 4.091 millones de euros que los colegios concertados de la Iglesia ahorran al Estado cada año por la actividad educativa que realizan.

Esta contribución de la Iglesia al bien común de la sociedad, además de llenarnos de profunda alegría por la obra bien hecha, tiene que impulsarnos a todas las instituciones eclesiales a ser muy transparentes en la administración de los recursos recibidos. En todo momento hemos de dar gracias a Dios por la generosidad de tantos hermanos que, habiendo descubierto la misión de la Iglesia, no dudan en ofrecerle sus aportaciones para que pueda seguir haciendo el bien y atendiendo a los más necesitados.

En este sentido, no debemos olvidar nunca que el conjunto de acciones caritativas, culturales, pastorales y asistenciales, promovidas por la Iglesia en las diócesis y parroquias, no podría llevarse a cabo sin los donativos de los fieles y sin las aportaciones libres de más de nueve millones de contribuyentes, que marcaron la X en la casilla correspondiente a la Iglesia católica en la declaración de la renta.

A todos ellos quiero agradecerles, en el “Día de la Iglesia diocesana”, su confianza en la misión evangelizadora y humanizadora de la Iglesia. Pero, de un modo especial, deseo hacer llegar mi gratitud más sincera a todos los diocesanos y a las personas de buena voluntad que depositan su confianza en el servicio que la Iglesia presta a la sociedad. En estos momentos, la provincia de Guadalajara está entre las primeras de España a la hora de marcar la X en la casilla correspondiente a la Iglesia católica.

Ahora bien, aunque la Iglesia siempre necesitará recursos económicos para llevar a cabo su misión, considero que lo más importante y, sin duda, la mayor riqueza de la Iglesia está en los miles de sacerdotes, religiosos y fieles laicos que, impulsados por la fe en Jesucristo y por el amor a los hermanos, han dedicado más de 49 millones de horas a escuchar, acompañar y ayudar a más de cuatro millones de personas desorientadas y necesitadas de ayuda material y espiritual.

La crisis económica, que está afectando a muchos países del mundo, se ha cebado de un modo especial con nosotros. La Iglesia quiere y debe seguir colaborando en la medida de sus posibilidades a la atención de los más empobrecidos. Los cristianos no podemos estar nunca satisfechos de lo ya realizado. Siempre es posible hacer más por nuestros semejantes. Por eso, con la colaboración generosa de todos, tenemos que seguir mostrando el amor de Dios a cada ser humano y colaborar a la consecución de una sociedad más justa y solidaria.

Con mi sincero afecto y gratitud, feliz día del Señor.

+ Atilano Rodríguez,

Obispo de Sigüenza-Guadalajara

 

Fuente:: Mons. Atilano Rodríguez

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