En la fiesta del bautismo del Señor

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 eusebiohernandezobtarazonaMons. Eusebio Hernández       Queridos hermanos y amigos: Concluimos con la fiesta del bautismo del Señor el tiempo litúrgico que hemos dedicado al nacimiento y manifestación del Señor en la Navidad y la Epifanía. Todavía hoy contemplamos a Cristo hecho hombre que, tras su vida oculta, va a iniciar su ministerio público y de una forma solemne resuena la voz del Padre que confirma la misión de Jesús.

San Juan Bautista, figura presente en todos los Evangelios (Mateo 3; Lucas 3; Marcos 1 y en distintos lugares de Juan), recuerda la figura de los profetas del Antiguo Testamento; su aspecto y su palabra nos recuerdan especialmente a uno de los mayores profetas de la Antigua Alianza, el profeta Elías. Es como un eslabón que une las dos Alianzas, el final de la primera y el inicio de la Nueva.

El bautismo de San Juan es un bautismo de conversión, es decir un bautismo que pide un cambio de actitudes en aquel que lo recibe y supone, por lo tanto, tomar partido a favor de los planes de Dios. A su vez es también provisional ya que como el mismo San Juan dice: “viene detrás de mí el que no bautiza con agua, sino con Espíritu Santo y fuego”. En el momento en que Jesús es bautizado se realiza una especial manifestación de Dios –teofanía- que confirmará la misión de Jesús como Mesías Salvador y, a su vez, también confirma lo que ha sido la misión de San Juan como Precursor.

Jesús no necesita el bautismo de Juan pero quiere participar en él. Para los evangelistas tuvo una especial importancia este hecho ya que los tres primeros Evangelios lo recogen al inicio de la vida pública de Cristo. El bautismo de Jesús tiene un sentido importante ya que lo vemos en este momento sumándose a la fila de los pecadores y, en definitiva, haciéndose solidario de la humanidad pecadora y débil. A su vez, este gesto de Jesús, más allá de su manifestación de humildad, es un anticipo de lo que será su misión salvadora que culminará en la Cruz, el sacrificio que sella el amor que en todo ha mostrado a la humanidad.

Jesús es ungido como Mesías y el Espíritu Santo moverá su vida, como lo ha hecho desde el momento de su Encarnación en el seno de Santa María. De una forma breve el Prefacio de la Misa de este día nos presenta la novedad del bautismo de Cristo:

Porque en el bautismo de Cristo en el Jordán?has realizado signos prodigiosos,?para manifestar el misterio del nuevo bautismo:?hiciste descender tu voz desde el cielo,?para que el mundo creyese?que tu Palabra habitaba entre nosotros;?y por medio del Espíritu,?manifestado en forma de paloma,?ungiste a tu siervo Jesús,?para que los hombres reconociesen en él al Mesías,?enviado a anunciar la salvación a los pobres.

Incorporémonos a Cristo en este día, renovando nuestro propio bautismo y vivámoslo en cada momento de nuestra vida en una actitud de renovación espiritual y abiertos al Espíritu Santo que nos impulsa a evangelizar y hacer presente a Cristo.

Con todo afecto os saludo y os bendigo.

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

Fuente:: Mons. Eusebio Hernández Sola

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