Empobrecimiento y Acción caritativa y social

Mons. Joan Piris

Mons. Joan PirisMons. Joan Piris     Ahora que vamos a vivir la Navidad y a todos se nos despierta una mayor sensibilidad hacia el prójimo, quiero hacerme eco de algunas constataciones de la última Memoria publicada por Cáritas, donde se puede leer que: el descenso de la renta media ha supuesto un proceso de empobrecimiento especialmente para las personas y familias más vulnerables (con baja intensidad laboral, inmigrantes, extracomunitarios, hogares monomarentales, personas sin hogar…); que hay 3 millones de personas (el doble de las que había antes de la crisis) que tienen que vivir con menos de 307 € al mes, y que aumenta la desigualdad social en España con el valor más alto de toda Europa (el 20% de la población más rica concentra 7’5 más riqueza que el 20% más pobre).

Los primeros efectos de la crisis económica se paliaban con las prestaciones del desempleo y el apoyo de las familias pero, al agotarse de las ayudas, la duración de las situaciones de paro, las políticas de ajuste y sus recortes, junto a las dificultades en las familias, ha creado una situación favorable a una segunda oleada de empobrecimiento y exclusión social.

Gracias a Dios, hay más de 70.000 voluntarios que, con su trabajo gratuito en las comunidades parroquiales y en las Cáritas Diocesanas, nos aportan el testimonio de la fuerza transformadora de la solidaridad. Es la mejor expresión de la Iglesia samaritana, siempre contribuyendo a la defensa de la dignidad humana, sobre todo de los más empobrecidos.

Conocemos las necesidades más demandadas: prioritariamente empleo, alimentación y vivienda. Después, ropa y calzado -o utensilios en general-, gastos sanitarios y asuntos legales. Y también -y no menos necesario- ayudas no económicas: servicios de información, orientación y asesoramiento, pasando por la escucha, el seguimiento o la derivación a servicios especializados.

Quiero agradecer, de manera especial, este servicio tan evangélico que realizan muchos de nuestros voluntarios en el acompañamiento de las personas y familias en situación de pobreza y exclusión: hay una necesidad no económica muy importante (y muy extendida) que es la escucha y el acompañamiento de las personas, y la necesidad de espacios donde hablar…, personas y espacios para compartir experiencias de vida o de autoayuda; igualmente la mediación en situaciones conflictivas (generalmente familiares), en temas laborales o de relación con las instituciones. Es un servicio que favorece la necesidad de crecimiento personal en términos de autoestima, de capacitación emocional y de autonomía personal, y ayuda a encontrar un horizonte vital y un futuro con perspectivas positivas. Y esto es alimentar la esperanza “ayudando a vivir”.

Ahora que nos preparamos para la celebración festiva del misterio del “Dios -con-nosotros”, el nacimiento de Jesús, Dios viviendo nuestra vida humana, Dios compartiendo nuestra fragilidad, es necesario reflexionar sobre estas necesidades, también las no económicas, para ver la gran importancia que hay que dar a la calidad y la calidez de las relaciones interpersonales en nuestra acción caritativa y social.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola,

Obispo de Lleida

Fuente:: Mons. Joan Piris

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