El Obispo de León expresa el duelo de la diócesis por los seis mineros fallecidos y lanza un mensaje en favor del futuro de la minería

JOSÉ FERNÁNDEZ CORRAL, DE CAJA ESPAÑA Y EL OBISPO JULIÁN LÓPEZ

JOSÉ FERNÁNDEZ CORRAL, DE CAJA ESPAÑA Y EL OBISPO JULIÁN LÓPEZEl Obispo de León, Mons. Julián López, presidía ayer la misa-funeral conjunta que se ha celebrado en el Pabellón Polideportivo de Santa Lucía de Gordón por la memoria de los seis mineros fallecidos en el accidente mortal registrado el pasado lunes en el Pozo Emilio del Valle de la empresa Hullera Vasco-Leonesa. Acompañado por los vicarios de Asuntos Sociales, Pedro Puente, y de Relaciones Públicas, Antonio Trobajo, así como por diez sacerdotes del Arciprestazgo Bernesga-Torío y en medio de un ambiente de gran emoción, el prelado legionense presidió un celebración exequial marcada por el “dolor inmenso que representan estas seis vidas brutalmente rotas”.

Mons. Julián López inició su homilía con un mensaje dirigido “especialmente a las familias afectadas: quiero deciros que desde el primer momento os hemos tenido en nuestro pensamiento y corazón; en nombre de la Diócesis de León y de varios Obispos que me han hecho llegar su testimonio de condolencia deseo expresar a los familiares y allegados de los fallecidos, a sus compañeros de trabajo, al personal de la empresa  y al esforzado mundo de la minería del carbón, nuestra cercanía afectuosa junto con el consuelo de la fe, a la vez que hacemos votos por la completa recuperación de los heridos y por el futuro de la minería, que no queremos que se vea afectado por el drama que estamos viviendo”.

En su homilía el prelado legionense ha recordado que “este accidente ha hecho revivir la tragedia que golpeó a esta misma zona minera en el ya lejano mayo de 1952 cuando el grisú se llevó por delante a 9 trabajadores. La vida humana, nuestro mayor tesoro, es un bien demasiado frágil”.

“La muerte de estos mineros nos ha sobrecogido a todos a la vez que nos ha recordado la fragilidad del ser humano frente a las fuerzas aún no domeñadas de la naturaleza pese a la tecnología y a los medios de hoy”, aseguró el Obispo de León quien subrayó que “no es fácil en estas dolorosas circunstancias vivir en la fe y en la esperanza un hecho así después del daño irreparable que ha truncado la vida de unos hombres en su mayoría jóvenes, llenos de proyecto e ilusiones y que nos ha sumergido a todos en
aflicción y amargura”.

Sin embargo, ante esta situación Mons. Julián López indicó que “aun en medio de la tristeza que nos embarga el mismo profeta Jeremías nos invitaba a la esperanza; que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión“. En su homilía el Obispo se refirió directamente a la actitud “del profeta que se aferra a la fe y busca en ella otros signos que le proporcionen un mensaje confortante y lo encuentra en la certeza que le da el saber que pese a todo Dios es fiel y es bueno para con los que le
esperan y lo buscan” para concluir afirmando “cómo desearía que esta certeza pudiera ser compartida y experimentada por cada uno de vosotros, que es bueno esperar en silencio la salvación del Señor”.

En la parte final de la celebración, dos familiares de los fallecidos agradecieron el acompañamiento y reclamaron mejore condiciones de seguridad en el trabajo. En medio de una gran emoción, y mientras todos los asistentes entonaban el himno minero de ‘Santa Bárbara’, el Obispo de León, acompañado
por el párroco de La Pola de Gordón, Joaquín García, ha cumplimentado un saludo a los familiares de los cinco minero fallecidos cuyos cadáveres ocupaban la parte central del Polideportivo, frente al altar, a los que ha trasladado el pésame de toda la Iglesia de León.

Fuente:: SIC

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