El día de la Diócesis

El día de la Diócesis

El día de la DiócesisMons. Alfonso Milián    El próximo domingo celebraremos el “Día de la Iglesia Diocesana”. Es el día de nuestra Iglesia, la que peregrina en todos los pueblos que constituyen el territorio de la diócesis de Barbastro-Monzón. Esta jornada nos recuerda que formamos parte de una familia espiritual más amplia que la parroquia, y que, a través de la Diócesis, nos abrimos a la Iglesia universal extendida por todo el mundo y servida por tantos obispos y sacerdotes bajo la guía del papa Francisco.

La Iglesia nos manifiesta el amor que Dios nos regala por medio de Jesucristo su Hijo. Él dio su vida por nosotros y nos manda amarnos unos a otros como él nos ha amado. Nos habla de misericordia, de perdón, de compartir, de comunicar la Buena Noticia y de ver su rostro en el de los necesitados: porque tuve hambre, estuve desnudo, en la cárcel, enfermo…, estuve solo, ignorado, despreciado…, perdí la esperanza, el amor y hasta la fe…, y vinisteis a verme, a socorrerme, a acompañarme, a devolverme la dignidad que nace de la fe, de la esperanza y del amor.

La Iglesia diocesana y sus parroquias son lugares donde la vida se acoge y se acompaña, donde samaritanamente se vendan las heridas del camino y se anuncia sin tregua la reconciliación, el perdón y la paz. Formar personas cristianas, encauzar sus nobles sueños, bendecir su amor, recomponer sus caminos maltrechos, perdonar sus errores y pecados, encender luz para sus pasos y acercarles la gracia de Dios, es la tarea de nuestra Iglesia. De todo esto se ocupa cuando atiende a los niños, a los jóvenes, a las familias, a los ancianos; cuando acompaña a los pueblos asediados o deprimidos, en catástrofes y pandemias. Ahí está la Iglesia en las mil necesidades, hablando a los hombres de Dios y a Dios, de los hombres.

Nuestra Iglesia diocesana tiene también unas necesidades, que quienes formamos parte de ella hemos de afrontar corresponsablemente. Son las obras para el mantenimiento de los templos y casas parroquiales, la retribución de los sacerdotes y su seguridad social, los desplazamientos para el servicio de las parroquias, la formación de los seminaristas, además de las numerosas obras de evangelización, caridad y atención a
los necesitados…

En nuestra Diócesis ?vosotros lo sabéis mejor que nadie?, las fuentes de financiación son muy limitadas y las necesidades son grandes. Por eso os ruego que, con ocasión de esta jornada, cada uno mire qué puede hacer y sea generoso en la ayuda a la Diócesis. Comprendo que algunos, afectados por la crisis, podréis aportar poco,
pero hay ofrendas pequeñas que valen mucho a los ojos de Dios. Os recuerdo la alabanza que Jesús hizo de aquella pobre viuda que echó dos cuadrantes, la moneda de menos valor, en el cepillo del templo. Jesús la alabó porque, con gran generosidad, dio todo lo que pudo.

Agradezco a todos vuestra generosidad: a los que suscribís una cuota fija, a los que marcáis la casilla a favor de la Iglesia en vuestra declaración de la renta, a los que aumentáis vuestros donativos en las colectas que se hacen en el templo… A todos os bendigo de corazón.

+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón

Fuente:: Mons. Alfonso Milián Sorribas

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