Dios es un artesano que nos construyó y no nos abandona, afirma el Papa

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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 13-11-2013, Gaudium Press) «Entreguémonos a Dios así como un niño confía en su padre», este fue el pedido del Papa Francisco a los presentes en la Santa Misa celebrada en la Casa Santa Marta, este martes 12.

Para el Santo Padre el Señor nunca nos abandona e incluso cuando nos reprende, no nos da bofetadas, sino cariño.

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Desarrollando su homilía con base en la Primera Lectura, en el Libro de la Sabiduría (Sb 2,23 – 3,9), el Pontífice afirmó que «fue la envidia del diablo que provocó la guerra, este camino que termina con la muerte».

Durante su discurso, el Santo Padre afirmó que todos nosotros debemos pasar por la muerte, «pero una cosa es atravesar esta experiencia perteneciendo al diablo y otra es pasar por ella por las manos de Dios», pues desde el inicio, estamos en las manos de Dios, que «era un artesano, que nos construyó y no nos abandonó».

«Nuestro Padre, como un Padre con su Hijo, nos enseña a caminar, nos enseña a adentrarnos la estrada de la vida y la salvación. Son las manos de Dios que nos acarician en los momentos de dolor y nos confortan. Y en este cariño, muchas veces, existe el perdón», explicó.

El Papa además dijo que muchas veces se oyen personas diciendo «Me entrego en las manos de Dios», pues «allá estamos seguros, porque nuestro Padre nos quiere, y sus manos nos curan también de las enfermedades espirituales».

«Pensemos en las manos de Jesús cuando tocaba a los enfermos y los curaba. Él nos reprende cuando es preciso, pero jamás nos hiere. Él es Padre y las almas de los justos están en sus manos. Él nos creó y nos dio la salud eterna; sus manos nos acompañan en los caminos de la vida. Confiémonos a las manos de Dios como un niño se entrega a las manos de su padre. ¡Es una mano segura!», concluyó. (LMI)

Fuente:: Gaudium Press

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