Adviento, tiempo de espera expectante

Mons. Carlos Escribano

Mons. Carlos EscribanoMons. Carlos Escribano      El Adviento es un tiempo de gracia y de esperanza, de vigilancia y espera. Algo grande va a ocurrir: el Señor viene, se hace uno de nosotros y debemos prepararnos. Jesucristo se va a manifestar, a desvelar la grandeza de un misterio que ha cambiado la historia de los hombres y que sigue iluminado hoy el camino de la toda humanidad.

Estamos ante la gran misión de Cristo de traer vida al mundo, de mostrar el amor del Padre a la humanidad. El Hijo de Dios salió de su condición divina y vino a nuestro encuentro. Esa grandeza de Dios, comunicada a los hombres y expresada en la pequeñez de un Niño nacido en un pesebre, debe generar en nosotros, a nivel individual, como familia cristiana o como comunidad de creyentes, una respuesta, una actitud. El Papa Francisco, siendo todavía arzobispo de Buenos Aires, definía esa actitud como de vigilancia expectante, que va más allá de un simple estar atentos y que termina transformándose en una esperanza expectante (Cfr. Card. Bergoglio, Mente abierta corazón despierto, Ed. Claretianas p. 99).

El tiempo del Adviento debe suscitar en nuestro corazón de Iglesia diocesana esa esperanza expectante de profundas raíces bíblicas. El Adviento nos sitúa ante el rostro amoroso de Dios que muestra también una ilusión expectante de trasmitirnos su mensaje de salvación y de amor, convirtiéndose en auténtica esperanza. El Papa Francisco nos recordaba en su discurso al Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización (14-10-2013) que “nadie está excluido de la esperanza de la vida, del amor de Dios. La Iglesia está invitada a despertar por todas partes esta esperanza, especialmente donde está sofocada por condiciones existenciales difíciles, algunas veces inhumanas. Donde la esperanza no respira, se sofoca. Se necesita el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo Resucitado, que vuelva a encenderla en los corazones. La Iglesia es la casa en la cual las puertas están siempre abiertas no sólo para que cada uno pueda encontrar allí acogida y respirar amor y esperanza, sino también para que nosotros podamos salir a llevar este amor y esta esperanza. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nuestro recinto y nos guía hasta las periferias de la humanidad”.

La esperanza que el Adviento engendra en cada cristiano y en toda la Iglesia, debe movernos a ir al encuentro de los demás. “La nueva evangelización es un movimiento renovado hacia quien ha perdido la fe y el sentido profundo de la vida. La Iglesia está dentro de este movimiento, cada cristiano está llamado a ir al encuentro de los demás, a dialogar con quienes no piensan como nosotros, con quienes tienen otra fe, o no tienen fe. Encontrar a todos, porque todos tenemos en común el ser creados a imagen y semejanza de Dios. Podemos ir al encuentro de todos, sin miedo y sin renunciar a nuestra pertenencia”. (ibid)

Estamos ante la invitación de vivir de un modo nuevo el Adviento. No se trata tan sólo de prepararnos nosotros ante la inminente venida de nuestro Salvador, que celebraremos solemnemente en la Nochebuena. Esto es muy importante naturalmente, pero también lo es el hecho de que pidamos a Dios la gracia de engendrar en nosotros el deseo de imitar esa ilusión expectante que Dios mismo posee de trasmitir su mensaje de salvación, y vivamos nuestro adviento con corazón de iglesia misionera.

El Señor viene a nuestro encuentro, para que nos encontremos con Él. Y para que a través nuestro, muchos le conozcan y le amen de verdad. ¡Feliz Adviento misionero!

+ Carlos Escribano Subías,
Obispo de Teruel y de Albarracín

Fuente:: Mons. Carlos Escribano Subías

Leer mas http://www.agenciasic.com/2013/12/04/adviento-tiempo-de-espera-expectante/