A mis amigos, los jóvenes

El día de la Diócesis

Mons. Alfonso MilianMons. Alfonso Milián    Cada vez que me encuentro con vosotros siento una especial alegría; y son muchas las veces que nos encontramos: en la preparación para la Confirmación, el día de la Confirmación, ¡un día extraordinario!, y el día del Encuentro de los jóvenes con el Obispo. Espero esta jornada con ilusión por lo que significa, porque acudís un buen grupo de vosotros, y porque participáis activamente y os comportáis muy bien, cosa que yo valoro mucho. Gracias por estas alegrías que me dais.

¡Qué acierto han tenido los organizadores con el lema del Encuentro!: «¡Hola! ¿Cómo estás? Te presento a un amigo». Me ha gustado porque refleja vuestro lenguaje, muestra interés por cada uno de vosotros y, sobre todo, os quiere presentar a un amigo.

De este amigo quiero hablaros. No es un amigo cualquiera; es un amigo de lo mejor, de lo mejor que uno puede pensar; un amigo que no falla, que siempre está con nosotros: en los momentos buenos y en los malos, cuando nos encontramos geniales y cuando nos encontramos hundidos. ¡Da gusto tener un amigo así!

Seguro que ya habéis adivinado que este amigo es Jesús, ¡Jesús de Nazaret, Hijo de Dios y hermano nuestro! He podido comprobar muchas veces que Jesús es vuestro amigo. Hace pocos días celebré la Confirmación en Binéfar. ¡Qué celebración más bonita, bien preparada y participada! Una gozada. Nos ayudaron mucho los niños de Primera Comunión que estuvieron geniales y muy acertados en sus intervenciones.

Pero el amigo Jesús me hizo un regalo: en el ofertorio los confirmados hicieron las ofrendas y ¡sorpresa! Cada uno había escrito una carta personal, muy personal, a Jesús. No estaba previsto que la leyera nadie. Era sólo para el amigo Jesús. Pero él me quiso dar una gran alegría. Al tener las cartas en mis manos, pensé: estas cartas deben ser preciosas; seguro que contienen unas oraciones que estos chicos han escrito al amigo
Jesús desde sus mejores sentimientos. Y les pedí permiso para leerlas. ¡Cómo he gozado leyéndolas! ¡Qué confianza tienen en Jesús! ¡Cuánto lo quieren! ¡Y cómo se sienten queridos por Él!

Os doy las gracias por permitirme leer vuestras cartas, tan sinceras, que habéis escrito a Jesús. No se imaginan, ni siquiera vuestros padres, lo que significa Jesús para vosotros. ¡Enhorabuena! También habláis de participar, de ahora en adelante, más en la Misa y en los grupos de la Parroquia. Os felicito.

Os confieso, queridos jóvenes, que para mí Jesús es el tesoro más grande de mi vida. Por él, por su llamada, he dejado muchas cosas, pero le estoy muy agradecido por haber querido contar conmigo, sin méritos por mi parte, para darlo a conocer, para ofrecerlo al mundo como el mayor bien que se puede ofrecer.

La gente hoy necesita sentirse querida con un amor gratuito, como el de Jesús.

Su vida y su doctrina, narradas en el Evangelio, hablan de servicio a los demás, especialmente a los pobres, enfermos, marginados. Nunca buscó nada para sí; solo buscó el bien de los demás. Nos dejó un mandamiento: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».

En el Encuentro hablaremos de este Amigo y hablaremos con él. Os invito y espero a todos.

Vuestro amigo el Obispo.
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón

Fuente:: Mons. Alfonso Milián Sorribas

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