Los mártires siguen inspirando la vida de la Iglesia en Corea del Sur

Seúl (Sábado, 21-09-2013, Gaudium Press) La Iglesia en Corea del Sur celebró el pasado 20 de septiembre la fiesta de San Andrés Kim Taegon y sus compañeros mártires, conmemoración de gran importancia espiritual para el país. 103 mártires fueron canonizados por el Beato Juan Pablo II en 1984, y son parte de más de 10 mil coreanos que perdieron su vida en la intensa persecución en el siglo XIX. «Hemos orado para que su testimonio dé lugar a un continuo caminar hacia el bien, de forma que la Iglesia contemporánea pueda seguir su ejemplo», expresó el Obispo de Daejeon, Mons, Lazzaro You Heung-sik en su homilía.

De los mártires llevados a los altares, apenas diez nacieron fuera de Corea (tres Obispos y siete sacerdotes) y en los miles de creyentes martirizados se encontraban muchos catequistas, ya que el país fue evangelizado primordialmente por seglares. La cruenta represión de la dinastía Joseon forjó una Iglesia de gran fortaleza en la fe, según explicó Mons. You Heung-sik. «Esta ferocidad ha empujado a nuestro pueblo a responder más vigorosamente», enseñó. «Hemos enfrentado guerras y dictaduras a la a luz de esta gracia extraordinaria. Debemos ser dignos de ella».

Esta vitalidad se expresa en el crecimiento progresivo de la Iglesia en Corea del Sur, que alcanza un 10 por ciento de la población. Según explicó a Asia News el sacerdote Stephen Kim, de la Arquidiócesis de Seúl, la memoria de los mártires sobre los cuales se cimentó la Iglesia es todavía una inspiración para los fieles. La memoria litúrgica celebrada «es siempre una gran fiesta para los católicos coreanos. Estamos muy orgullosos de su testimonio de fe», comentó. «El particular nacimiento de la Iglesia de Coream fundada por el laicaido, nos hace estar aún más conectados a la memoria de nuestros mártires».

La primera evangelización de Corea, en 1784, se produjo cuando Yi Seung-hun, un seglar que recibió el bautismo en China, regresó a su patria con varios textos religiosos y comenzó a bautizar a sus conciudadanos. La primera comunidad católica sobrevivió sin sacerdotes hasta la llegada de los primeros misioneros franceses en 1836.

Con información de Asia News.

 

Fuente:: Gaudium Press

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